SOCIEDAD

La caída del reclutador

 Por Emilio Ruchansky

Las cosas que habrá visto esa virgencita empotrada en el hall de La Casita Azul, un histórico prostíbulo marplatense. Por allí pasaron muchas víctimas de la trata de personas, proxenetas y miles de clientes; también, tal como confirmó a este diario el fiscal de instrucción Gustavo Rodríguez, pronto será la Justicia la que pase. Luego de apresar a dos prófugos, entre ellos el reclutador de las mujeres que allí eran explotadas, la causa se elevaría antes de fin de año a juicio oral, que podría realizarse el año que viene. Ya hay cinco personas detenidas, entre ellas un marino, y “la idea es que comparezcan todos juntos”, dijo Rodríguez. Según versiones, pese a que la fiscalía pidió la clausura, La Casita Azul seguiría funcionando.

El reclutador fue detenido en Semana Santa en lo que el fiscal describió como una operación “impecable” de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. El sospechoso, que tenía pedido de captura desde hacía año y medio, fue contactado a través de la red social Facebook, una agente encubierta lo citó en un lugar y allí mismo lo detuvieron. El hombre seguía contactando mujeres de origen paraguayo que tenían problemas económicos y les prometía un trabajo de niñeras o de servicio doméstico.

Al segundo lo arrestaron el pasado seis de agosto y también sería una especie de “proveedor” de mujeres para La Casita Azul, ubicada en 20 de Septiembre 57, en el barrio La Perla. Además, hay tres personas con prisión domiciliaria esperando el juicio, que podría realizarse el año que viene, si los tiempos procesales acompañan. Se trata de Graciela Carabajal (supuesta madama), su hijo Cristian Nazar y el marino, quien brindaba protección y es músico de una orquesta de la Armada.

Este lugar fue allanado siete veces y está denunciado por la cooperativa La Alameda, al igual que otros 90 prostíbulos marplatenses, en febrero de este año. Comenzaron a investigarlo en 2008, gracias al trabajo conjunto de la Fiscalía de la Cámara Federal marplatense y la Dirección de Migraciones. Como todavía no existía la ley contra la trata de personas, se los acusó de “facilitar la permanencia de inmigrantes ilegales, con ánimo de explotación sexual y lucro”, delitos previstos en la ley 25.871.

Ahora, la carátula es “trata de personas agravada, explotación económica de la prostitución y administración de casa de prostitución”, lo que prevé penas más duras, de hasta 10 años de prisión. “La diferencia con la nueva ley es que agrega la afectación a la libertad de la víctima”, explicó Rodríguez, quien comentó que la causa está cerrada en “un 90 por ciento” para cuatro de los detenidos. El último ya fue indagado y procesado, y aunque aún puede apelar ante la Cámara, habría suficientes pruebas para que quede involucrado en la causa a fin de elevarla a juicio oral.

La Casita Azul no es un cabaret ni una whiskería. Es “un privado”, como dicen en el ambiente, y allí las mujeres son obligadas a vivir y prostituirse a toda hora. Una buena definición de estos lugares aparece en uno de los videos con cámara oculta obtenidos por La Alameda en la whiskería Friends. “En un privado entrás, te acercás... señalás: ‘Ella o ella’. Es como cuando vas al supermercado y te metés en la carnicería y querés comprar un kilo de milanesas”, contó una víctima de la trata en esa whiskería.

Según comentó a Página/12 Patricia Gordon, intregante de La Alameda en Mar del Plata, hay informaciones y rumores de que La Casita Azul sigue funcionando. Si es así, explicó, es porque no se reglamentaron aún las ordenanzas propuestas por la concejal kirchnerista Verónica Beresiante y aprobadas en junio pasado por el Concejo Deliberante local. Una de ellas plantea la implementación de un protocolo de asistencia integral a la víctima en el ámbito de la Dirección General de la Mujer. La otra, que los inspectores puedan revocar, sin necesidad de recurrir a la policía, todas las habilitaciones a “locales nocturnos”, “whiskerías” y “bares nocturnos” que promuevan la prostitución.

Cuando termina la temporada en Mar del Plata las víctimas, que reciben a cambio el 40 por ciento de lo que ganan, como para enviar plata a sus familias y no despertar sospechas, suelen ser trasladadas a otros lugares.

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Versiones aseguran que La Casita Azul sigue funcionando pese a la clausura.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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