SOCIEDAD › UNA VIOLENTA LLUVIA DE GRANIZO AZOTó A BARRIOS DEL SUR Y EL CENTRO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Como un bombardeo de hielo sobre la Ciudad

El fenómeno meteorológico produjo daños en vehículos y viviendas y caída de árboles, pero no víctimas. El tránsito colapsó de inmediato porque muchos automovilistas buscaron refugio bajo puentes, autopistas y hasta debajo de los árboles.

 Por Carlos Rodríguez

Pasadas las 18 de ayer, cuando comenzaba el éxodo cotidiano de personas que retornan a sus hogares luego de la jornada laboral, la avenida 9 de Julio quedó bajo un manto negro, con detalles en blanco. Las nubes se cerraron anticipando la noche y el granizo –el tamaño de las piedras fue creciendo hasta llegar a tamaños que llenaban “la palma de una mano”– empezó a ensañarse con el metal de los vehículos, los techos más precarios y con el cuerpo de los que osaban cruzar por calles y veredas sin tomar ningún recaudo. Autos particulares y taxis –con o sin pasajeros– se salieron de sus rutas para guarecerse debajo de la copa de un árbol, bajo el ala protectora de una estación de servicio o en cocheras que no les correspondían, pero aptas ante la emergencia. La plaza Garay, al 1600 de la avenida del mismo nombre, se transformó en estacionamiento improvisado, cubierto por las ramas y hojas de su frondosa arboleda. El Servicio Meteorológico Nacional había advertido dos horas antes sobre lluvias fuertes y una posible granizada, pero el tamaño de las piedras y la intensidad del agua caída en menos de una hora, superaron las expectativas. La presidenta Cristina Kirchner tuvo que suspender un viaje en helicóptero con destino a Ezeiza, donde iba a participar de la inauguración de un hotel.

Lo curioso del fenómeno es que se notó con mucha mayor intensidad en los barrios ubicados en la zona céntrica de la ciudad (San Nicolás, Monserrat, Constitución, Retiro, La Boca, San Cristóbal, Recoleta, Balvanera, algunas zonas de Palermo), mientras que en otros barrios como Saavedra, Núñez o Parque Chas, por ejemplo, la lluvia se hizo sentir, pero no cayó granizo. Lo mismo sucedió en el sur del conurbano, en localidades como Lanús, Avellaneda, Lomas de Zamora y Vicente López. La tormenta produjo un fuerte descenso de la temperatura, que de rondar los 30 grados, bajó a 19.

El fenómeno climático también ocasionó la paralización del servicio de la línea H de la red de subterráneos y del Premetro, al igual que demoras en la ex línea Roca de la red ferroviaria. Las calles se anegaron, lo que complicó el tránsito en la autopista Buenos Aires-La Plata, en el Acceso Oeste y también en el Acceso Norte. Hubo anegamientos y caídas de árboles en Palermo, Constitución, La Boca y en la zona de Liniers.

Vecinos de Boedo, Flores, Floresta, Parque Chacabuco y Pompeya, entre otros barrios capitalinos, reportaron a través de las redes sociales y de los canales de televisión que en esos lugares el granizo también provocó roturas en ventanas y techos.

La descripción de las piedras fue de lo más variada: “Tenían el tamaño de una pelota de golf”, “levanté una piedra con la mano y me ocupaba toda la palma”, “Me destrozaron las flores que tenía en los maceteros de la ventana. Eran piedras enormes, parecían cubitos” o “me cayó una piedra en la cabeza y se me hizo un chichón. Fue como si me pegaran un martillazo”.

La intensa lluvia obligó a la presidenta Cristina Kirchner a suspender su participación en un acto en la localidad bonaerense de Ezeiza, donde iba a participar de la inauguración del hotel Holliday Inn. El helicóptero en el que viajaba tuvo que regresar a la Casa Rosada, de donde había partido. En Buenos Aires no se daba una tormenta con granizo desde el 12 de agosto del año pasado, cuando hubo caídas de árboles y roturas de techos, con piedras de entre tres y cinco centímetros de diámetro.

Los problemas en el tránsito se agudizaron porque los automovilistas, en muchos casos, detuvieron la marcha debajo de los puentes de las autopistas, para evitar abolladuras. Eso se advirtió en la avenida 9 de Julio, a la altura de San Juan, y también en Juan Bautista Alberdi, en General Paz, en la avenida Entre Ríos y en otros lugares de la ciudad.

El gobierno porteño informó que en la ciudad se reportó la caída de unos 18 árboles como consecuencia de la tormenta, que comenzó con vientos que provocaban remolinos en las aguas que se acumularon en forma instantánea en la mayoría de las calles.

En las redes sociales, durante la tormenta, se produjeron algunos diálogos graciosos, que denotaban el diferente nivel de virulencia que tuvo el temporal en la ciudad. “Che, no es para tanto, es una lluvia fuerte y nada más”, escribía en twitter un vecino de Saavedra llamado José. Su amigo Martín, le replicaba casi en simultáneo: “José, es insostenible lo que estás diciendo. Están cayendo unos cascotes tremendos. Y vos decís que no pasa nada. ¿Qué te pasa?”. La última apreciación era refrendada de inmediato por Susana, desde Caballito: “Las piedras son de consideración, bastante grandes”.

Antes de las 19, aunque seguía lloviendo, las piedras ya habían dejado de caer y la ciudad fue recuperando su actividad normal, aunque continuaban las quejas de los automovilistas afectados por el fenómeno y empezaba la dulce espera en los talleres de chapa y pintura.

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Algunas piedras, del tamaño de la palma de una mano, se ensañaron con los transeúntes osados o la chapa de los autos.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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