SOCIEDAD › OPINION

El dolor, la crispación y el voto

Por Mario Wainfeld

Un llamativo fenómeno mediático, propio de los grandes centros urbanos argentinos, es el estado de crispación del público. La radio, acaso el medio más cálido y cercano a “la gente”, suele revelarlo. Las críticas son durísimas y casi universales. Los espectadores se expresan con una radicalidad sorprendente, que (parafraseando a Tulio Halperin Donghi) podría bautizarse como revolucionarismo mediático. Las posiciones dominantes –en los teléfonos de las radios o aun en los más empinados sites de los diarios– respecto del imperialismo, de los atentados en Londres, de cualquier lucha política local, de temas ambientalistas son muy radicalizadas. Lo parecen aún más si se las coteja con las opciones políticas que prevalecen cuando se vota.
La bronca y la sospecha irrigan por doquier, lo que podría autorizar la hipótesis de parentesco con el movimiento “que se vayan todos”. La diferencia de esta etapa es que “la calle” ya no convoca asambleas de modo masivo. Mayoritariamente no le pone el cuerpo a su rabia, no procura organizarse y confina su rebeldía al momento en que la expresa, en la compu, en el teléfono o ante el encuestador.
Esa irritación es registrada y realimentada por muchos medios, especialmente los electrónicos. “La gente” quiere dejar constancia de su disconformidad. La intensidad de esa disconformidad y su correspondencia con opciones políticas son peliagudas de desentrañar, cometido que excede las pertinencias posibles de esta nota y quizá las de su autor.
El punto viene a cuento si se piensa en lo que puede ocurrir respecto del pedido de juicio político a Aníbal Ibarra. La disputa en la Legislatura, las posiciones de los candidatos porteños se irán determinando tomando en cuenta la presencia de los familiares de las víctimas y los vaivenes de la opinión pública. Dos factores que tienen vasos comunicantes, pero no son idénticos.
Hasta ahora, los principales protagonistas políticos, incluida la cúspide del gobierno nacional, han sido muy sensibles a los reclamos y los enojos de los familiares. Ningún candidato ha cuestionado sus movidas, incluidas las menos edificantes. Sin ir más lejos, la Casa Rosada en tropel ajó sus laureles garantistas reprochando desmedidamente a los camaristas que excarcelaron a Omar Chabán, desatando una tarde de furia.
Las apariciones públicas de los familiares en circunstancias dolorosas o movilizadoras suscitan intensa adhesión mediática, con la consiguiente crispación y reclamos de máxima. Pero no es tan seguro que su agenda política para la Capital, que incluye la destitución del jefe de Gobierno, tenga similares niveles de consenso. Los candidatos del distrito, en especial Bielsa, Carrió y Macri, deberán ponderar esas dos variables para decidir sus movidas futuras, que urdirán con un pressing importante, de fuerte carga emocional de los familiares, pero (seguramente) sin dejar de pensar en el conjunto del padrón electoral.
Los familiares, en tanto, no son un conjunto unido. Como suele ocurrir con las agrupaciones que luchan por verdad y justicia, han venido teniendo divisiones. El grupo acaso más grande es el representado en la querella judicial por el abogado José Iglesias, que patrocina a 38 familias de víctimas fatales. Su praxis es la más moderada y es el que tiene mejor relación con el gobierno nacional, en especial con el ministro del Interior, Aníbal Fernández. Este grupo no participó en varias acciones directas de otros sectores, los escraches, el asedio domiciliario y la agresión física a Chabán, alguna escena violenta con el padre del cantante Pato Fontanet. Este colectivo es muy activo en la búsqueda de apoyos políticos para la destitución de Ibarra. Algunos de sus integrantes se han reunido ya con Elisa Carrió y Mauricio Macri para pedirles respaldo a la aprobación del trámite y luego a la condena. Carrió y Macri prometieron instar el duro dictamen conocido anteayer aunque ambos se reservaron la decisión a tomar en instancias parlamentarias ulteriores. Rafael Bielsa seguramente recibirá a esos familiares hoy (con polera de candidato) antes de salir de viaje, con traje de canciller.
El jefe de Gabinete respaldó anteayer fuertemente a Ibarra, calcando su discurso descalificatorio de la comisión investigadora. Bielsa hasta ahora habló poco. Cuando salga a esa palestra, deberá sopesar los dichos del jefe de Gabinete, que encolerizaron a los familiares. Para su mayor dificultad, la Rosada también alberga al Presidente, cuya presencia en una misa por las víctimas fue traducida por los familiares como un compromiso político.
El martes 2, ese grupo de familiares dará una conferencia de prensa, posiblemente exigiendo un compromiso definido de los candidatos. Muchos protagonistas de primer nivel de la política estarán pendientes de ese reclamo legitimado por el dolor y de la sensación térmica mediática ulterior. También sus convicciones morales e institucionales incidirán (deberían incidir) en sus pasos futuros. Desde luego, los candidatos y el gobierno nacional también accionarán tratando de descifrar el pensamiento político-electoral del ciudadano medio que (ya se dijo) no es necesariamente igual a su voz colérica que trasiega los micrófonos o los sites.

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