SOCIEDAD › DOS MUERTOS AL CAER UN AVION MILITAR EN UN BALDIO DE LOS POLVORINES

Tragedia a la hora de las compras

La nave cayó frente a un supermercado. No se conoce la causa del accidente. Para el Ejército, los pilotos que fallecieron no se eyectaron para evitar que el aparato provocara un desastre mayor.

Fue un ruido de motor descompuesto, un temblor de unos segundos, antes de que los vecinos de Villa de Mayo comprobaran que la explosión era real: un avión se había estrellado en un terreno muy próximo. Fue en el baldío conocido como “Campo Rossi”, en las calles Wilson y Perdriel de Los Polvorines, a las 8.10. La mañana se nubló al tiempo que los peritos, los médicos, los funcionarios y por fin los familiares comprobaron que en el accidente murieron los dos tripulantes. El Ejército, a través de sus voceros, sugirió ayer la idea de que al no haber usado los eyectores para abandonar la nave y librarla a su suerte, el capitán Gonzalo Francisco de la Cruz y el sargento ayudante Roberto Antonio Quesada decidieron arriesgarse a un aterrizaje de emergencia que salvara la vida de los civiles que hubieran sido arrasados. “Sólo lograron volar unos minutos porque habían salido de la pista central de Campo de Mayo, a dos kilómetros del lugar del accidente”, le dijo una fuente del Ejército a Página/12. El jefe de la fuerza, teniente general Roberto Bendini, aseguró ante el Grumman OV-01 Mohawk, el avión caído, que éstos “tienen un buen estado de mantenimiento”.

Los Mohawk, fabricados en la década del sesenta, no son cualquier aparato. Se trata de una tanda de 25 máquinas compradas entre 1993 y 1994 por la administración de Carlos Menem al ejército norteamericano. Eran excedentes de los Estados Unidos que los vendieron con repuestos incluidos. El sitio de Internet Aeromilitaria.com, dedicado a la aviación militar, explica que la partida fue de 25 aviones, pero sólo llegaron 23 completos al país, mientras que los otros dos fueron convertidos en chatarra y sus partes más valiosas reutilizadas. Según la revista, tras registrarse “fisuras en los alerones, vencimiento y falta de cartuchos para asientos eyectables y una fuerte reducción de recursos presupuestarios para soportar la operación llevaron a la paralización de la flota entre 1998 y 1999”. Aunque en el Ejército se negaron a confirmarlo oficialmente, una fuente reconoció que sólo quedaban diez aviones de este tipo en funcionamiento.

“El capitán Gonzalo Francisco de la Cruz –que tenía 36 años– y el sargento Roberto Quesada –de 38– decidieron al parecer no eyectarse para evitar la caída sobre un área habitada”, dijo otra fuente de la fuerza al explicar el accidente que sorprendió a los vecinos del popular barrio Villa de Mayo, en Los Polvorines, al noroeste del conurbano bonaerense. Los testigos describían ayer no sólo el sonido sino el calor que la explosión en la que murieron en el instante los pilotos produjo en un radio de cien metros. La ola expansiva se sintió en el supermercado ubicado a cincuenta metros del accidente y en una escuela primaria cercana que apenas comenzaba la jornada cuando sintió la caída. “Se notaba que fue una maniobra de los pilotos caer en el descampado. Si no las consecuencias hubieran sido terribles para la gente”, dijo un hombre, que aseguró que el aparato estalló “a cinco metros” de su cabeza.

Al lugar llegaron los expertos de la Junta de Investigaciones de Accidentes de la Fuerza Aérea para relevar material que permita determinar el motivo del accidente. Desde el baldío, donde los cuerpos calcinados de los tripulantes fueron separados con dificultad de la chatarra en que quedó convertida la aeronave, Bendini reconoció que los aviones Mohawk, a pesar de ser viejos, “tienen un buen estado de mantenimiento”.

Según testimonios de los habitantes de Villa de Mayo, el avión “venía con fallas y tambaleando” antes de caer a tierra e incendiarse. Susana, una vecina que presenció el accidente, relató: “Se escucharon ruidos raros desde el avión y después lo vi que cayó en el campo, pero fue justo ahí porque el piloto quiso, ya que podría haber caído en otro lado y eso hubiera sido una tragedia”, dijo también otro testigo. Luego personal de la Brigada de Explosivos de la policía llegó para hacer detonar los asientos eyectores, cuyas cargas “no representaban peligro alguno para la gente de la zona”, según fuentes de ese grupo de expertos.

Consultado por Página/12, un vocero del Ejército reiteró los argumentos de Bendini al negarse a hacer comentarios sobre las posibles causas del accidente. “En esto nosotros somos muy prudentes, esperamos un informe de la Junta y que las autoridades sean las que se refieran a esto.” El director de Defensa Civil del partido de Malvinas Argentinas, Mariano Aguilar, contó que el piloto de la avioneta había “declarado en emergencia” a la máquina ante los problemas con uno de sus motores.

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La caída se produjo a las 8.10 de la mañana, a metros de un local y las casas de Villa de Mayo.
 
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