SOCIEDAD › LA DISCIPLINA QUE PRACTICABAN LOS JOVENES AHOGADOS

Un juego hacia la fatalidad

Los tres jóvenes atrapados en un túnel por el agua del diluvio practicaban el “parkour”, una disciplina que busca concretar trayectos poniendo al límite el cuerpo. Hay otro desaparecido.

Los equipos de rescate reanudaron ayer la búsqueda del cuarto joven que el sábado pasado fue sorprendido por la correntada de agua en el túnel del arroyo Vega, a la altura del barrio porteño de Belgrano, cuando hacía “exploraciones nocturnas” en los canales de la ciudad. Sólo se sabe que se llama Joaquín y que tendría menos de 18 años, lo que lo convierte en el más chico del grupo de amigos. El, junto a las otras tres víctimas de la tragedia, integraba la agrupación Los exploradores de la noche, que se dedicaba a recorrer la vida subterránea en busca de aventuras. El juego de expedición del grupo se emparienta con la práctica del llamado “parkour”, una actividad que crece en el país y que consiste en concretar recorridos que impliquen llevar al límite las posibilidades del cuerpo.

Luego de un día de trabajo, los bomberos de la Policía Federal y personal de Defensa Civil no pudieron dar con el joven que desapareció, al igual que sus compañeros de expedición el sábado del diluvio. Aunque a la mañana se vieron dificultadas las tareas de búsqueda por el crecimiento del Río de la Plata, que hizo subir el nivel de las aguas en los entubamientos, cerca del mediodía se retomaron los rastrillajes, pero el resultado al terminar la jornada fue negativo.

Fue Julián del Campo, integrante de la agrupación Los Exploradores de la Noche, a la que pertenecían las víctimas, quien confirmó la desaparición del cuarto joven. Puntualmente, dijo que “es un amigo y menor de edad”, por lo cual se negó a proporcionar mayor información sobre su identidad.

Joaquín, acompañado por las otras tres víctimas, ingresaron cerca de las 23 en la alcantarilla ubicada en Olázabal y Superí, a la altura de Belgrano, para “explorar” la zona subterránea. Allí se iniciaba el recorrido que, frecuentemente, finalizaba en la desembocadura del arroyo Vega. Pero en ese momento se desató el temporal, con lo cual los desagües empezaron a recolectar el agua que luego pasó al Vega y a su aliviador, formando una muy fuerte correntada. Sorprendidos y sin salida, los jóvenes fueron arrastrados por el agua hacia el lado del río.

“Empezaron a caminar para inspeccionar la zona y cuando se largó la tormenta directamente los tapó el agua. Evidentemente, la tormenta de lluvia sorprendió a los jóvenes, fue demasiada agua la que cayó en pocos minutos y jamás pensaron que no tendrían tiempo de escapar”, señaló el jefe de la circunscripción V de la Policía Federal, Ricardo Pedace.

Así, serían cuatro las víctimas de esta aventura que terminó en tragedia. Uno de los padres de los chicos reconoció que era una práctica habitual recorrer la ciudad a través de los túneles subterráneos. Desde el Ministerio de Espacio Público porteño señalaron que no es una tarea sencilla ingresar por las alcantarillas, ya que requiere desajustar los tornillos que impiden retirar las tapas de acceso al subsuelo. “Además es algo que únicamente se puede hacer de noche, ya que durante el día, como lleva mucho tiempo levantar la tapa, llamaría la atención tanto de la policía como de los vecinos, que habrían realizado la denuncia”, explicaron.

Este juego de expedición está vinculado con la práctica conocida como “parkour”. Se trata de un deporte de destreza que nació en 1980 en Francia. David Belle creó esta disciplina que consiste en “tratar de ir desde un punto A a un punto B usando solamente el cuerpo”. En los últimos años sumó seguidores en todo el mundo. En la Argentina, adolescentes y jóvenes de distintos puntos del país practican esta actividad que busca sortear obstáculos interpuestos en un determinado trayecto. Saltar paredes o edificios, sortear molinetes o fuentes de agua son algunas de las hazañas más simples que emprenden los jóvenes pertenecientes a estas tribus urbanas.

El fundador de la asociación Argentina de Parkour, Walter Bongard, se mostró consternado por la suerte de los jóvenes de Belgrano. “Jamás en mi vida hubiese imaginado la tragedia”, aseguró en referencia a la muerte de este grupo de jóvenes de entre 25 y 27 años. Bongard definió esta actividad como “una filosofía, un estilo de vida” que exige “mucha extremidad, mucha preparación mental, pero no hay violencia”.

De todos modos, para Artur Logunov, estudiante de 17 años que practica esta destreza desde hace un par de meses, el parkour está muy alejado de las exploraciones emprendidas por este grupo de amigos. “Esto pasa por la rapidez y la agilidad para sortear obstáculos. Con llevar una vida sana a partir de actividades al aire libre, ya sea en la ciudad o en los bosques. No tiene nada que ver con las alcantarillas”, sostuvo.

Las plazas, escaleras y las construcciones urbanas de Parque Chacabuco, Palermo y Ramos Mejía son los lugares elegidos por chicas y chicos de diferentes edades que se encuentran allí para superar sus propios límites. Ezequiel, un joven estudiante de Belgrano, reconoce los riesgos que tiene el deporte. “Es un deporte arriesgado. Vuelvo a veces con moretones, golpes y siempre cansado, porque es una actividad que te exige mucho.” En este momento suspendió el entrenamiento porque tiene que dar exámenes en la escuela, pero prometió reanudar las prácticas durante las vacaciones de verano. “Es una forma de ver la vida, derribar los obstáculos que uno se encuentra en el camino”, explicó.

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La policía y Defensa Civil buscaron ayer infructuosamente a la cuarta víctima del juego fatal.
 
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