SOCIEDAD › EL 90 % DE LAS HELADERAS NO DAÑA LA CAPA DE OZONO

Logro en la emisión de gases

Hay un rubro en el que ya no es tan difícil conjugar comodidad con ecología. Según datos oficiales y de organizaciones ambientalistas, en la actualidad nueve de cada diez heladeras y equipos de aire acondicionado fabricados en Argentina no utilizan gases que afectan la capa de ozono –internacionalmente conocidos como SAO–, luego de que por años la emisión de ese tipo de sustancias fuera una de las principales preocupaciones de los movimientos conservacionistas. Por este tema, la Argentina fue premiada esta semana en Montreal, donde se celebran los veinte años del Protocolo de Montreal.

La drástica disminución en el uso de estos elementos para fines de refrigeración, el ámbito en el que más se los utilizaba, es una consecuencia de la entrada de Argentina en el Protocolo de Montreal, firmado en 1987. Ese tratado ordenó la progresiva reducción de esos gases en las naciones firmantes, con inspecciones periódicas en cada lugar y con programas de apoyo económico para el reemplazo de los SAO.

“Claramente se trata de un caso exitoso en lo que a cuidado del medio ambiente se refiere. Según estudios científicos, el agujero de ozono por lo menos se estabilizó”, destacaron desde la Fundación Vida Silvestre. No obstante, también advirtieron que “todavía falta que le llegue más información sobre el tema al consumidor, para que pueda elegir mejor”.

En el ámbito oficial, la que se encarga de estos temas es la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Para este caso en particular hay un espacio específico: el Programa Ozono. Su coordinadora, Silvia Berón, relató que Argentina “empezó a trabajar en el tema en 1994, cuando se comenzó a identificar a los fabricantes de heladeras y equipos de aire para consensuar proyectos con ellos, a fin de que reemplazaran en su producción a los CFC (son los SAO cuyo uso siempre fue el más difundido) y el resto de los SAO, por sustancias más inocuas para la capa de ozono”. SAO significa Sustancia que Agota la capa de Ozono, y son aquellos gases que al ser liberados van a la atmósfera y al encontrarse con las moléculas de ozono, las rompen. La consecuencia de ese proceso es el adelgazamiento progresivo de la capa, que de esa forma pierde eficacia en su tarea de filtrar las radiaciones solares nocivas.

El director de Participación Ciudadana de la Federación Argentina de Recursos Naturales (FARN), Andrés Nápoli, vislumbró que la disminución en la utilización de los SAO servirá como puntal para el futuro de la ecología. “El gran problema que existe para el desarrollo de los temas ambientales es la controversia científica. Cuando se comenzó a trabajar en el protocolo de Montreal, los expertos discutían si la reducción de los CFC se verificaría en el plano concreto o no tendría demasiada influencia. Con el tiempo quedó demostrado que sí, y ahora podemos presentar resultados como argumento a la hora de pedir decisiones políticas.”

Informe: E.M.R.

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