SOCIEDAD › COMO SE GESTO LA COOPERATIVA

El tejido de una organización

 Por Emilio Ruchansky

“Tenemos tres funciones: la promoción y desarrollo del cooperativismo y el mutualismo, el registro y otorgamiento de matrículas a quienes adhieren a esta forma de organización laboral y la fiscalización y control de sus actividades”, enumera Patricio Griffin, director del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social. Desde el Inaes partieron los 200 mil pesos destinados a comprar el lugar donde funcionará, a partir de abril, la cooperativa Echazú. “En el 2004 se reelaboró nuestra normativa y empezamos a darles prioridad a las entidades y sectores más vulnerables de la sociedad, por eso decidimos apoyar este proyecto”, explica Griffin, quien recuerda que la votación para aprobar este subsidio, hecha a fines del año pasado, fue unánime.

Las máquinas de coser de las tejedoras, que de momento están guardadas en la casa de un pastor amigo, fueron donadas por el Ministerio de Desarrollo Social, liderado por Alicia Kirchner. “Fue una compra asistida como parte del plan Manos a la Obra en el 2004”, detalla Lohana Berkins. Ese mismo Ministerio le otorgó el monotributo social a la cooperativa, por el cual podrá emitir facturas, acceder a una obra social y al sistema jubilatorio pagando el 50 por ciento del componente social que tributan todos los aportantes. Además, el Ministerio de Trabajo, por medio del secretario de Empleo, Enrique David, se hará cargo de la capacitación de las integrantes, que a su vez, capacitarán a sus futuras compañeras.

“Por eso, esta cooperativa también es un taller-escuela que va a buscar incentivar otros proyectos parecidos”, comenta Berkins. La capacitación incluye cursos de corte y costuras básicas, armado de página web para difundir la marca, venta y comercialización, administración contable y la formación de personal operativo, que será dictado por el Inaes, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) y el Centro de Estudios Técnicos para la Industria de la Confección (Cetic).

Como parte de la estrategia de posicionamiento, habrá una campaña de difusión con afiches y volantes, y alguna que otra figura del mundo del espectáculo promoviendo los productos de la cooperativa Echazú. “Vamos a decirle a Roberto Piazza que nos ayude, él siempre apoya estas causas”, adelantó la secretaria de Alitt, Norma Gilardi. Por ahora, el proyecto cuenta con el aval del conocido diseñador Martín Churba.

La triangulación entre los ministerios de Trabajo, Desarrollo Social y el Inaes fue decisiva para que, como afirma Griffin, “el proyecto tenga posibilidades reales de funcionar y sostenerse”. Desde su Instituto suelen salir los subsidios a las fábricas recuperadas, conseguidos a través del aporte de todas las cooperativas y mutuales inscriptas en el Inaes. La entidad fue vaciada durante el menemismo y el gobierno de la Alianza, que utilizó el dinero recaudado para pagar, por ejemplo, parte del megacanje. “Cuando entró Alicia Kirchner al Ministerio de Desarrollo hubo un cambio de normativa y el Inaes comenzó a tener pautas y criterios más transparentes para evaluación de proyectos y el otorgamiento de subsidios y préstamos”, recuerda Griffin, quien asegura que desde su instituto tratan de garantizar la continuidad en el tiempo de los emprendimientos que apoyan. “Además de las sábanas, esta cooperativa podría fabricar y vender guardapolvos al Estado, por ejemplo”, propone.

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