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Viernes, 27 de noviembre de 2009

CULTURA / ESPECTáCULOS › MIRKO BUCHíN PRESENTA DOS OBRAS EN TEATRO NACIONAL ROSARIO

El placer que nace del texto

El cadáver del señor García y Modelos de madre para recortar y armar son las puestas que podrán verse este fin de semana, bajo dirección del inagotable artista. Trabaja con actores a los que conoce bien, y que comparten su pasión por los textos.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Hace exactamente un año, Mirko Buchín recibía la distinción de Ciudadano Ilustre de Rosario. Lejos de anclarse en logros o reconocimientos, el director continuó con su incansable labor teatral, ésa que este fin de semana lo encontrará al frente de tres proyectos. Dos de ellos tienen que ver con la labor que viene desarrollando al frente del grupo Teatro de Texto, con el que mañana y el domingo se presentará en el Nacional Rosario.

"Teatro de Texto está conformado por gente que conozco hace mucho tiempo, que han estudiado conmigo, con los que hemos trabajado --explica Buchín a Rosario/12--. Y el nombre se me ocurrió porque últimamente uno siente que el texto está tan desvalorizado. La gente confunde y cree que por un lado va el texto y por el otro la acción, y para mí el texto es la base sobre la cual se ciñe la acción. Para mí son inseparables. Además porque supongo que lo lindo es encontrar buenos textos con los cuales pueda accionar, o hacer accionar a los actores".

El grupo inició su trabajo con El cadáver del Señor García, de Enrique Jardiel Poncela, obra que mañana repondrán en la sala de Córdoba 1331, la misma en la que el domingo, a las 20, estrenarán su segundo trabajo: Modelos de madre para recortar y armar, de Hugo Saccoccia. "Es una obra de un autor contemporáneo al que conozco, porque nos encontramos una vez en Buenos Aires y otra en Tucumán. El vive en Zapala, en la provincia de Neuquén, y esta es una obra muy linda a la que le hice un montaje especial, donde se presentan distintos modelos de madre que hacen reír y que emocionan --anticipa el director--. Y en donde los actores simultáneamente hacen de distintos personajes, asumen distintos roles, hacen de muebles. En mis obras el capital más importante es el capital de los actores, entonces uso el mínimo escénico posible. Eso además es un desafío".

-Esta separación que apunta entre el texto y la acción, ¿tiene que ver con una falta de buenos autores o por una tendencia teatral que desvirtúa la búsqueda de textos?

-Lo que pienso es que, para los actores, para nosotros, es mucho más difícil trabajar el texto que la acción. El texto requiere mucho más entrenamiento. Los textos no quieren decir nada hasta que un actor los haga decir. El actor puede cambiar el sentido de un texto con una pausa, con una inflexión, con una mirada, con un guiño. Por éso es tan difícil manejarlo. Siempre digo que los textos son monederos vacíos: un monedero vale por lo que tiene adentro. El texto vale por lo que vos le hacés decir a ese texto. Trabajar el texto, la voz, requiere toda la vida. Además, para mí, poner una obra en escena es resolver las situaciones que esa obra te plantea y encontrar la manera de que el cuerpo diga lo que dice el texto.

Con esos preceptos, Buchín convocó a viejos conocidos: "Es mejor trabajar con un grupo que con un elenco, porque en un elenco vos no sabés de dónde vienen, no los conocés, entonces uno gasta mucho tiempo hasta que establece los mismos códigos".

En ese sentido, Buchín suele lograr sus hallazgos en obras creadas en un pasado no tan cercano: "Modelos de madre... debe tener por lo menos 35, 40 años, y El cadáver del Señor García tiene 80. Yo soy un convencido de que nada envejece más rápido que la vanguardia, y la retaguardia sigue vigente. A tal punto que ya estamos trabajando una obra que está casi lista para el estreno, y que estrenaremos a principio de año, que es Mandinga en la sierra, una vieja obra argentina que me fascina, con 19 personajes. Es una obra escrita en la década del 30. En general siempre me gusta el teatro escrito en lenguas españolas o argentinas, porque las traducciones son muy difíciles, porque muchas veces son literarias. Incluso cuando he hecho a autores extranjeros, como Pirandello, prácticamente he retraducido las obras, porque hay frases que están muy bien traducidas para leerlas, pero que no las puede decir un actor en escena, porque suenan literarias".

Inagotable, Buchín ya piensa en nuevos proyectos, sin descuidar a las tres obras que dirige por estos días --a las ya mencionadas se suma La gran diva y su valet, que se pondrá en escena en Caras y Caretas--. De hecho, el director se reconoce como un lector constante: "Leo muchísimo, y encuentro cosas que me gustarían hacer, pero a veces no puedo. Porque no tengo ningún productor atrás ni ningún subsidio oficial. No porque me los hayan negado, sino porque nunca los pido. Siempre digo que no quiero que el ciudadano pague con sus impuestos las locuras que a nosotros se nos ocurren hacer".

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Mirko Buchín elige obras que tienen sus años. Para él, las vanguardias se agotan rápidamente.
 
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