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Jueves, 28 de septiembre de 2006

CIUDAD › 7/08/2005

"Ahora somos una familia"

 Por Sonia Tessa

"No somos un ejemplo ni bandera de nadie", dice cortés pero cortante P., una de las mamás de un bebe que nació hace dos meses en una pequeña ciudad del centro de la provincia. "Sé que tendríamos que ser las primeras en luchar por nuestros derechos, pero hay una personita que depende de nosotras de por medio, y queremos preservarlo", agrega V., la otra mamá, quien gestó al niño. El bebe fue concebido por inseminación artificial en la clínica Halitus de Buenos Aires, y es hijo de una pareja de lesbianas, de 32 y 39 años, que conviven desde hace más de una década. Las identidades y el lugar de residencia se reservan para preservar a la familia de los prejuicios y los perjuicios que acarrea la exposición pública. Antes de llegar a la clínica porteña, las dos mujeres intentaron hacerlo en Rosario, pero el especialista Carlos Morente se negó a realizar el tratamiento por "una cuestión de protocolo". No se amedrentaron: después de doce años de convivencia, el deseo de tener un hijo en común fue más fuerte. Un hijo deseado y cuidado, mucho más de lo que vivieron otros chicos.

Por el semen pagaron 380 pesos y 460 más por cada inseminación. Según V., el médico Sergio Pasqualini, de Halitus, trató el pedido "como es". ¿Cómo es? "Somos una pareja y queremos tener una familia, un hijo", dice con sencillez y sin entrar en la polémica entre las formas tradicionales de familia y las que se abren en estas épocas en las que el matrimonio se pacta entre dos personas que se aman, en lugar de hacerse de acuerdo a compromisos familiares o económicos, como era en la antigüedad.

Las mujeres autorizaron a contar esta historia en el diario, enojadas por "la cantidad de pavadas" que se dijeron en los medios de comunicación a partir de la misma decisión en una pareja de mujeres cordobesas. "Tiene que producirse un cambio en la mentalidad de la gente y en la legislación, porque somos una familia", dice V. Su hijo tiene una familia ampliada en la que no faltan abuelos, tíos y primos. Fue bautizado la semana pasada, porque el obispo de la zona consideró que todos los niños son hijos de Dios.

Para estas mujeres, que conviven en una ciudad de apenas 20.000 habitantes, está claro que esa sociedad pequeña "es más abierta que el resto de la Argentina". Las espantó la forma en que se desarrolló el debate sobre la decisión de la pareja cordobesa. "Somos una familia, y no se puede generalizar continuamente que porque sos homosexual sos un degenerado. ¿Por qué siempre nosotros? Los violadores son heterosexuales. Cuando hay una madre soltera también falta una figura paterna. En cambio, nuestro hijo tiene abuelos, tíos y toda una familia. Si un chico es criado con amor no tiene por qué tener problemas en su crecimiento", argumenta V. Para la periodista y activista lesbiana Irene Ocampo, las voces de condena seguirán presentes durante mucho tiempo. "Es una forma de poner distancia contra eso que se desconoce y se considera pecaminoso, desde un lugar completamente dogmático de la Iglesia Católica y otras religiones", afirmó.

Uno de los argumentos que se oponen a las nuevas familias hablan de la herencia de la identidad sexual. "Es que la mujer gestante de estos niños no es para ellos una dulce futura mamá, sino una pecaminosa y degenerada, que encima quiere tener un hijo y encima le va a pasar toda su degeneración", ironizó Ocampo, pero puntualizó: "La herencia en la cuestión de la identidad sexual no está justificada científicamente. La mayoría de quienes somos lesbianas u homosexuales hemos sido hijas o hijos de parejas heterosexuales. Es imposible pensar que le va a pasar la homosexualidad a ese chico o niña. Estas argumentaciones nacen del prejuicio que dice que somos degeneradas, que estamos obrando en el pecado, que estamos afuera de la ley".


El debate público en el país se debía al pedido de una pareja de lesbianas en Córdoba para realizar un tratamiento de inseminación artificial que les permitiera concebir un hijo en conjunto. En la provincia de Santa Fe ya era un hecho y Rosario/12 contó la historia que tuvo repercusión nacional. (S.T.)

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