Para los 150 integrantes de los consejos de niños que funcionan en los seis distritos de la ciudad fue una fiesta. Ser escuchados nada menos que por el intendente cumplió con sus enunciadas expectativas de ser tenidos en cuenta. Al final, le pidieron autógrafos y se sacaron fotos con él. La cita fue ayer a la mañana, en la sede de La Ciudad de los Niños, donde Miguel Lifschitz se acercó a escuchar las propuestas elaboradas por los chicos durante dos años. La basura en el distrito oeste, las diferencias entre las personas en el centro y el sudoeste, las plazas en el sur, la seguridad -con una propuesta concreta- en el norte y los sueños compartidos en el noroeste fueron los temas de trabajo elegidos por ellos, que los relataron ayer, con algo de nerviosismo y mucha intensidad. "¿Qué temas lo preocupaban cuando era chico?", le preguntó una nena después de que cada consejo hubiera dado a conocer sus proyectos. "Los mismos que a ustedes ahora. El crecimiento, queríamos ser grandes y faltaba un montón. Y también los problemas de los otros, porque yo fui a una escuela donde había chicos de familias distintas, como planteaban ustedes, que vivían en un asentamiento cercano", respondió distendido Lifschitz, a quien también le preguntaron si dedica tiempo a escuchar las preocupaciones de sus hijos y si recibió los anteojos que le envió el Consejo el Distrito Sur para el Día del Niño.

La presencia del intendente es también una confirmación del elogio del propio Francesco Tonucci. El italiano que propuso consultar a los niños para construir ciudades mejores ponderó el compromiso político de Rosario con el proyecto. Aunque comenzó en 1998, a mediados de 2003 tomó un nuevo impulso, al crear los Consejos de Niños en todos los distritos. Allí se reúnen semanalmente chicos elegidos en distintas instituciones para debatir sobre los problemas que los preocupan y pensar en soluciones. "Son propuestas con ojos de niño, interesantes sin duda. Algunas se podrán concretar como las de los bancos en las veredas, o la del Monumento en el bosque de la memoria, otras son expresiones de deseo, anhelos de los chicos que compartimos, pero que seguramente va a ser más difícil poder resolver", dijo el intendente una vez que terminó la parte más formal del encuentro, antes de comenzar con los autógrafos.

El consejo distrito norte propuso instalar bancos en las veredas para que haya adultos cuidándolos mientras juegan, de manera de sentirse seguros. Y una de las consejeras reclamó por la demora en la provisión de esos bancos. "Queremos que estén instalados este año", conminó. El del distrito centro quiere construir un monumento antes de fin de año, en el bosque de la Memoria, en el parque Scalabrini Ortiz. Pero también hubo una declaración de los chicos del distrito Sudoeste, que relevaron la Declaración Universal de los Derechos del Niño y elaboraron una propuesta para que se cumpla. "Es obligación del Estado garantizar una vida justa y saludable para todos los chicos", dice el proyecto que consta de seis puntos. "brindar condiciones para que los niños no deban salir a trabajar", es el 6° punto, donde también proponen "que los ricos compartan con los pobres". Pese a la disparidad en la posibilidad de concreción municipal, Lifschitz escuchó con atención. "Me parece importante para la ciudad que nuestros niños la piensen, la recorran, la conozcan, la imaginen y hagan propuestas. Y es importante para ellos porque es una linda experiencia que los hace crecer", dijo el intendente. De la nota posterior, participaron los adolescentes del grupo Cohiue, ex consejeros que quieren seguir participando del proyecto y tienen su propio programa de radio, que se emite los sábados, a las 20, por Radio Universidad.

Para los chicos, la presencia de Lifschitz fue "muy importante", como lo dijeron con sus propias palabras. "Puede escuchar todas nuestras propuestas y a lo mejor algunas las puede hacer realidad. Teníamos miedo de que no llegara, porque a mucha gente no le interesa lo que nosotros hacemos", dijo Micaela, del distrito oeste. En ese distrito -que se reúne en la Granja de la Infancia, el tema fue la basura. "En nuestra zona no se cuida la basura, la tiran en cualquier parte y eso es lo que nos preocupa porque trae enfermedades", dijo Silvina, quien se quejó porque los monstruos de basura que ellos construyeron durante dos años de trabajo "a la gente no le interesó". Esas construcciones están en exhibición en el distrito Oeste, pero ayer había fotos de todos en la vieja estación Desarmadero. Uno de ellos fue el "kiosco transero" que construyeron Ezequiel y Juan Manuel, para representar los lugares donde "se vende droga".

En el distrito centro el tema fueron las diferencias, pero también la memoria. "Antes pensábamos que sólo necesitaban ayuda las personas diferentes, o que tenían discapacidades, y terminamos dándonos cuenta de que todos necesitamos que nos ayuden", contó Micaela, del centro. En el sur, el tema son las plazas, que los chicos quieren recuperar para jugar. "Queremos que las plazas vuelva a ser un lugar de encuentro. También queremos que estén limpias, que sus juegos no estén rotos", dice la invitación para el festival que realizarán el viernes 18 de noviembre, a las 18, en la plazoleta Ayacucho (Ayacucho al 5000).

La jornada fue "altamente positiva" para la coordinadora del proyecto, Leandra Bonofiglio. "Esta actividad deja huella en la formación de los chicos, cuando ven que pueden escucharse, opinar, sostener una idea, mirar al otro. También deja una huella en la ciudad, aunque no tan grande como nosotros quisiéramos", expresó la funcionaria. Porque la idea es transformar la ciudad. Para Lifschitz, "una ciudad como Rosario tiene ciudadanos de más de 18 años pero también a chicos y jóvenes que tienen los mismos derechos, que no votan pero que tienen que ser escuchados, que tienen que opinar y tienen que participar".