18:40 › DECLARó POR LA PARTICIPACIóN BRITáNICA EN LA INVASIóN A IRAK

Blair no se arrepiente

El ex primer ministro británico defendió su decisión de involucrar al Reino Unido en la guerra de Irak en marzo de 2003, una decisión que siete años después dijo que "volvería a tomar". Blair declaró ante la comisión que investiga la participación británica en la invasión y sostuvo que "no se arrepentía" de haber derrocado a Saddam Hussein ante "la posibilidad de que pudiera desarrollar armas de destrucción masiva".

Al final de una comparecencia de seis horas ante la comisión que investiga la participación del Reino Unido en la invasión, Blair admitió que sentía "responsabilidad, pero no arrepentimiento" por haber contribuido al derrocamiento del presidente iraquí en el marco de una intervención que se estima dejó 100.000 muertos iraquíes y sigue dividiendo a los británicos.

Sus palabras fueron acogidas con gritos de "asesino" y "mentiroso" por dos miembros del público presentes en la sala, entre los que había familiares de algunos de los 179 soldados británicos muertos en Irak, donde Londres desplegó 45.000 de sus hombres.

Saddam Hussein "era un monstruo que amenazaba no sólo la región, sino también al mundo", que ahora es un lugar "más seguro", concluyó Blair tras haberse sometido al largo interrogatorio de los cinco miembros del panel presidido por John Chilcot.

Sin embargo, Blair insistió en que la razón que le llevó a apoyar la intervención liderada por Estados Unidos no fue su derrocamiento, sino sus continuos desafíos a las resoluciones de la ONU sobre armas de destrucción masiva.

"La decisión que tomé, y que francamente tomaría otra vez, fue que si hubiera alguna posibilidad de que pudiera desarrollar armas de destrucción masiva, deberíamos pararlo", declaró Blair, que iba vestido con traje azul marino, camisa blanca y corbata roja, los colores de la bandera británica.

El ex primer ministro argumentó que su "cálculo de riesgo" sobre Irak y otros países con posibles vínculos con las armas de destrucción masivao con el terrorismo cambió tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

"Si esa gente, inspirada por el fanatismo religioso pudiera haber matado a 30.000, lo hubiera hecho", agregó. "Esto cambió completamente nuestra evaluación de los riesgos" que representaban países como Irak, Libia, Corea del Norte, e Irán, agregó.

A pesar de esta amenaza, Blair negó haber hecho una promesa "encubierta" de apoyo militar a Bush si fracasaba la vía diplomática desde un año antes de la invasión, como sugirieron algunos de los testigos que desde noviembre desfilaron ante la comisión que investiga las circunstancias que llevaron a la participación británica en esta guerra.

El ex primer ministro, al que la prensa llegó a apodar "caniche" de Bush, admitió sin embargo haber discutido "opciones militares" con el presidente estadounidense en su rancho de Crawford, Texas, en abril de 2002.

"Hubo una discusión general sobre la posibilidad de ir por el camino militar, pero obviamente argumentábamos que era sólo en caso de que fracasara la vía de las Naciones Unidas", declaró.

Once meses después, el Premier británico respaldó a Bush en la invasión de Irak sin el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, después de haber obtenido la luz verde del parlamento en base a un controvertido informe sobre la amenaza inminente que representaban las armas de destrucción masiva de Irak.

Blair defendió el famoso informe, al alegar que los servicios de inteligencia habían establecido "sin lugar a dudas" que Saddam tenía las armas, aunque admitió que deberían haber "corregido" una afirmación de que podía desplegarlas en 45 minutos, porque no se refería a los misiles.

Cuando finalmente no se encontraron esas armas, el gobierno fue acusado de haber mentido al parlamento para que aprobara esta guerra que muchos consideran "ilegal", por no tener el aval de la ONU.

Blair, arrastrado por esta guerra a una salida prematura del gobierno en 2007, tras 10 años en el poder, admitió que un apoyo de las Naciones Unidas le hubiera hecho "la vida mucho más fácil".

Fuera de la sala de audiencias, situada en el centro de la capital, varios centenares de personas se manifestaron con pancartas en las que se podía leer "Bliar" (contracción de Blair y "liar", mentiroso en inglés).

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Fuera de la sala de audiencias, situada en el centro de Londres, varios centenares de personas se manifestaron contra el ex primer ministro.
 
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