17:32 › AGROQUíMICOS

En Europa no se consigue

Ante las resistencias de varios gobiernos y grupos ecologistas, la empresa estadounidense Monsanto anunció que no continuará "peleando para obtener licencias para el cultivo de transgénicos" en la Unión Europea (UE) y se dedicará a conseguir "el permiso para importar al bloque regional las cosechas de OGM (Organismos Genéticamente Modificados) desde Estados Unidos y Sudamérica, sobre todo en Brasil y Argentina". Francia, Alemania e Italia son algunos de los países que prohíben las semillas transgénicas.

Para que un transgénico sea autorizado en la UE, debe pasar una evaluación sobre los riesgos para la salud y el medio ambiente, y después recibir la autorización de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Bruselas ya ha autorizado medio centenar de OGM para ser utilizados en la alimentación animal y humana, mientras que sólo dos transgénicos pueden ser cultivados: el maíz MON810 y la patata Amflora del grupo alemán BASF.

El maíz MON810, el único cultivo transgénico de Monsanto que se cultiva actualmente en forma comercial en Europa, sobre todo en España, tiene como característica la resistencia a los insectos lepidópteros que ataca la planta del maíz, causando pérdidas estimadas en un 30 por ciento de la cosecha.

El rechazo a los OGM en Europa de los ciudadanos ha sido contundente y provocó que varios países, entre ellos Francia, Alemania e Italia, prohibieran a nivel nacional las semillas transgénicas. Después de una larga batalla para impedir que la UE permitiera la siembra de estos híbridos, los grupos ecologistas saludaron este jueves el anuncio.

"Esto es una gran noticia para la ciencia y la investigación europea", celebró Mark Breddy, de Greenpeace. "En las últimas décadas, las semillas transgénicas han demostrado ser ineficaces e impopulares, con un riesgo inaceptable para la salud y el medioambiente", añadió el activista, según informó AFP.

Ahora, Monsanto se concentrará en los mercados de los dos grandes del Mercosur. El principal negocio de la transnacional estadounidense en Argentina son las semillas de maíz, ya que el país es segundo exportador mundial. La firma norteamericana avanza en la construcción de un planta de producción de semillas en la localidad de Malvinas Argentinas, Córdoba, aunque enfrenta la resistencia de asambleas locales. Dentro de ese negocio, el glifosato para los cultivos constituye una parte de sus actividades.

En tanto, en Brasil, el gigante agroquímico ya tuvo sus problemas. Monsanto anunció en febrero que suspendía la percepción de derechos sobre la soja transgénica Roundup Ready en territorio brasileño a la espera de un fallo en el juicio que le iniciaron agricultores del país vecino hace más de cuatro años atrás, acusando a la compañía de "apropiarse de manera indebida" del 2 por ciento del producto de la venta de su cosecha anual.

El año pasado, un juez regional del estado de Río Grande do Sul falló en favor de los productores y ordenó a Monsanto que devolviera las regalías que percibió desde 2004, al menos 2 mil millones de dólares, pero Monsanto apeló esa decisión.

Brasil fue en 2011, por detrás de Estados Unidos, el segundo productor y exportador mundial de este grano utilizado para alimento de ganado, y fabricación de aceite y de biocombustibles. China es el principal comprador de la soja brasileña.

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