DEPORTES › VELEZ JUGO BIEN EN MONTEVIDEO, PERO IGUAL PERDIO ANTE PEÑAROL POR 1-0

Una caída que parece tropezón

El conjunto de Liniers dominó la mayor parte del trámite, pero se durmió en un tiro de esquina y, con un anticipo de cabeza, los uruguayos se quedaron con un triunfo que les permite soñar con una nueva final. El próximo jueves, la revancha en el Amalfitani.

El Burrito Martínez avanza ante la marca de Alejandro González.

Vélez jugó mejor que Peñarol, pero se descuidó en una jugada de pelota parada y terminó perdiendo su partido de ida por las semifinales de la Copa Libertadores. La revancha se disputará el próximo jueves en Liniers. Y para no ir a penales, deberá ganar por una diferencia de dos goles. El vencedor de la serie jugará la final con el ganador entre Santos y Cerro Porteño (1-0 en la ida, jugada en Brasil).

El marco espectacular del estadio Centenario, el peso de la rica historia del conjunto local en la Copa Libertadores y la decisión del conjunto que dirige Diego Aguirre de no dejar pasar la ventaja de la localía llevaron a Vélez a una cautela que rápidamente lo encontró retrasado en su campo. Peñarol jugaba bien y llegaba al arco de Barovero con facilidad, sobre todo por los laterales, más que nada a espaldas de Cubero. Pero no estaba fino en la definición, con excepción de un lindo remate con comba desde afuera del área de Mier, que obligó al arquero velezano a estirarse y con mano cambiada sacar la pelota al corner.

Cuando Vélez se asentó, comenzó a elaborar contraataques bravos, que se armaban desde el mediocampo con pelotazos largos para Silva, o con buenas combinaciones por la izquierda entre Alvarez, Martínez y Papa. Y así fue que el Burrito tuvo una gran chance, tras un centro atrás de Alvarez, que no fue gol porque su buen disparo encontró atento al arquero Sosa. Luego se lo perdió Papa, en lo que fue una muy buena combinación entre Alvarez, Martínez y el defensor. Y Silva tuvo dos oportunidades más o menos claras que no prosperaron. Una cosa estaba clara, promediando la primera parte, Vélez ya se parecía al gran equipo que es, con juego asociado, habilidad individual, sorpresa y convicción ofensiva.

Peñarol tuvo una tibia reacción ante la avanzada de Vélez, sin embargo, cuando el partido se iba al descanso, en jugada de tiro de esquina logró ponerse en ventaja con un cabezazo de su capitán, Darío Rodríguez, quien anticipó el envío de Mier sobre el primer palo.

Fue duro el golpe para el equipo que dirige Ricardo Gareca, que igual se las ingenió en la segunda parte para adueñarse de la pelota y buscar el descuento, el valioso gol de visitante. Casi lo grita Martínez, pero la pelota primero le rebotó en la mano, no tuvo intención de tocarla, y el árbitro Amarilla, a instancias del juez de línea, le anuló el gol.

Para el último cuarto de hora, Gareca sacó a Martínez y mandó a la cancha a Ramírez, el goleador de Vélez en el Clausura. Peñarol se limitaba a cuidar su arco, con cinco defensores en la cancha, y esperaba aumentar de contra. Vélez no ahorró en intentos, hasta que se le acabó el tiempo. “Demostramos que somos superiores”, sintetizó el capitán Cubero.

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