ECONOMíA › EL DESEMPLEO EN AMéRICA LATINA Y EL CARIBE CAYó AL 7,4 POR CIENTO

Tal como era antes de la crisis

Luego del retroceso de 2009, cuando la desocupación trepó a 8,1 por ciento, las políticas activas desplegadas por los diferentes gobiernos latinoamericanos permitieron generar 1,2 millón de puestos de trabajo, según informó la OIT.

 Por Tomás Lukin

El desempleo urbano en América latina y el Caribe cayó hasta 7,4 por ciento en 2010. Luego del retroceso registrado durante la recesión de 2009, cuando la desocupación trepó a 8,1 por ciento, el crecimiento regional y las políticas activas desplegadas por los diferentes gobiernos latinoamericanos permitieron generar 1,2 millón de puestos de trabajo. La región recuperó así los niveles de empleo previos a la crisis financiera global. A pesar de las mejoras registradas, el desempleo en las zonas urbanas de la región afecta a 16,9 millones de personas. El Panorama Laboral 2010 que publicó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que una porción significativa de los nuevos asalariados fueron a engrosar las filas del sector informal. La entidad tripartita que conforman gobierno, sindicatos y empresarios proyecta para 2011 que el desempleo continuará cayendo a un ritmo menor para alcanzar el 7,2 por ciento.

“En esta oportunidad no se recurrió a las recetas de políticas de ajuste recesivas contra el crecimiento económico, el empleo y los derechos laborales como en otras crisis”, explica el documento de la OIT publicado ayer. En ese sentido, el Panorama Laboral destaca el rol de las políticas activas de empleo y aquellas destinadas a sostener la demanda, así como la ampliación de la protección social, el aumento de los salarios mínimos y los programas de transferencias como fueron la Asignación Universal por Hijo, el subsidio del Programa de Recuperación Productiva (Repro) en Argentina y las moratorias previsionales. Por eso, el documento sostiene que “el nivel de desempleo dependerá del ritmo de recuperación de los componentes de la demanda agregada y del contenido y énfasis de las políticas económicas y de empleo que se adopten”, sostiene el documento difundido ayer.

Los quiebres con las políticas de ajuste y flexibilización permitieron que durante la crisis el desempleo no se dispare y garantizaron una pronta recuperación mientras que las economías centrales como España o Estados Unidos exhibieron fuertes alzas en la desocupación. En el país europeo el desempleo superó el 20 por ciento y en Estados Unidos llegó al 9,9 por ciento. En cambio, en América latina la desocupación trepó desde 7,3 por ciento en 2008 hasta 8,1 por ciento en 2009 y el año pasado regresó a los niveles previos al estallido de la crisis. En Argentina, el desempleo ascendió hasta 9,1 por ciento en su peor momento y retrocedió hasta 7,5 por ciento, según los datos oficiales correspondientes al tercer trimestre de 2010. “Países como Argentina y Perú que se vieron beneficiados por las alzas en el precio de sus principales exportaciones supieron también aprovechar sus amplios mercados internos. En el caso de Argentina, fue la política salarial expansiva la que estimuló la demanda interna y la expansión del gasto social dirigido hacia los grupos más vulnerables”, sostiene el informe.

Si bien en los últimos años se registraron avances significativos en materia de empleo y distribución del ingreso, los mercados de trabajo de América latina arrastran un conjunto de debilidades estructurales como las elevadas tasas de informalidad y precariedad laboral, marcada heterogeneidad sectorial y fragmentación, dificultades para la inserción de los jóvenes en puestos de trabajo de calidad, bajos salarios, una considerable brecha de género y escuetos niveles de cobertura sindical (excepto Argentina y Brasil).

El desempleo informal en Ecuador, Panamá, Colombia, México y Perú trepó en 2010 al 53,8 por ciento contra el 53,6 por ciento observado en 2009. El aumento de la ocupación informal en un período de recuperación económica no necesariamente implica un deterioro en las condiciones laborales sino que puede estar reflejando que esos empleos precarios son los primeros que se recuperan a la salida de una crisis. En Argentina, según datos correspondientes al tercer trimestre del año pasado, la informalidad laboral asciende al 35,8 por ciento. Por su parte, el desempleo femenino es 1,4 vez superior al registrado entre los hombres y la diferencia es mayor si la comparación se realiza a partir del nivel de ingresos promedio.

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La OIT pronostica que este año el desempleo podría caer al 7,2 por ciento.
Imagen: DyN
 
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