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Una ayudita del Tío Alan para apurar una salida más rápida del default

La Reserva Federal, banca central estadounidense, dispuso una nueva baja de la tasa de interés, llevándola al 1 por ciento anual. Esa medida beneficia a la Argentina en la reestructuración de la deuda.

Estados Unidos le dio una mano a la Argentina, de cara a la renegociación de la deuda pública. La Reserva Federal (banca central estadounidense), liderada por Alan Greenspan, redujo en un cuarto de punto la tasa de interés de corto plazo, ubicándola en tan sólo el 1 por ciento anual. Se trata del nivel más bajo de los últimos 45 años. Según los expertos, la tendencia bajista en la tasa internacional jugará a favor del Gobierno cuando proponga a los acreedores una quita de la deuda.
Los especialistas suponen que el nuevo relajamiento monetario en los Estados Unidos implicará un segundo efecto para la Argentina: la llegada de fondos especulativos desde el extranjero. Justamente, ayer se conoció que el Gobierno le pondrá trabas al ingreso de ese tipo de capitales a partir de la semana próxima (ver página 3).
Sobre la mejora en la posición argentina frente a la renegociación de la deuda, el economista Miguel Bein fue contundente: “Sin dudas, la decisión de la Reserva Federal aumentará la presión para que los inversores acepten tasas de interés más bajas, plazos más extensos o una quita de capital más importante”, dijo a Página/12 el ex secretario de Programación Económica. Según adelantó el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, la intención es presentar la propuesta a los poseedores de títulos públicos el próximo 23 de setiembre, en Dubai, durante la reunión anual del Fondo Monetario.
La rebaja de la tasa internacional también incentiva la demanda de activos de riesgo por parte de los inversores del exterior. “Se va a acentuar el efecto derrame hacia los mercados más riesgosos, como el argentino, que son los que ofrecen rentas más elevadas que en los mercados desarrollados”, explicó Bein. Y si bien la Argentina dejó de pagar su deuda, hay bonos, como las series de los flamantes Boden, por los que el Tesoro abona puntualmente los intereses y las amortizaciones de capital. “Cada vez se nota una mayor demanda de esos títulos, y no me caben dudas de que esa tendencia se profundizará tras la última decisión de la FED. La Argentina goza de un viento de cola internacional”, añadió el ex funcionario de Economía.
Para el experto, la barrera que el Gobierno le acaba de poner al ingreso de capitales golondrina tendrá un impacto limitado. “Así como es casi imposible frenar las fugas de capitales, lo mismo ocurre con la entrada de fondos especulativos. Podrá atemperarse ese ingreso, pero sólo marginalmente. Me parece que la decisión del Gobierno se parece a una declaración de principios, a favor de mantener un determinado tipo de cambio”, completó Miguel Bein.
El tercer punto que juega a favor de la administración Kirchner es la recuperación de los precios internacionales de los commodities.
En los últimos dos años y medio, Alan Greenspan –titular de la Reserva Federal– flexibilizó el costo del dinero en trece oportunidades. En enero de 2001, la tasa de corto plazo se ubicaba en el 6,5 por ciento anual. Desde entonces persiguió el objetivo de detener la desaceleración de la economía y evitar un ciclo recesivo. Se estima que, con suerte, la economía estadounidense se expandirá un 2,3 por ciento este año, un guarismo similar al de 2002. En el primer trimestre, el PIB aumentó sólo 1,9 por ciento y el desempleo llegó al elevado nivel del 6,1 por ciento.
Si bien Greenspan reconoció una recuperación, también consideró que “la economía todavía no muestra un crecimiento sostenible”. Los expertos también creen que la baja de la tasa obedeció a un intento por evitar la deflación. Esa tendencia bajista de los precios sería una consecuencia de la burbuja bursátil de los años ‘90. La fuerte caída de las acciones, en especial de las tecnológicas, dio lugar a un “efecto pobreza” entre los pequeños inversores de Wall Street. Y esa situación explica el retroceso en los niveles de los gastos por parte de los consumidores estadounidenses. Además de reducir al 1 por ciento anual la tasa interbancaria, la FED bajó del 2,25 al 2 por ciento anual el costo de los préstamos que el organismo otorga a los bancos comerciales.

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Guillermo Nielsen, secretario de Finanzas, ahora puede negociar con más margen tasas bajas.
 
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