ECONOMíA › CAE EL PESO DE ESTADOS UNIDOS Y EUROPA EN LA INVERSIóN EXTRANJERA

Potencias desinfladas y nuevos protagonistas

El flujo de inversión concretado por compañías multinacionales cuya sede se encuentra en economías periféricas alcanzó un nuevo record el año pasado: el 39 por ciento de la inversión extranjera directa (IED) global provino de estos países, cuando a comienzos de los 2000 su participación se ubicaba en el 12 por ciento. Los datos pertenecen al reporte anual sobre inversión en el mundo de la Unctad, organismo que depende de Naciones Unidas. El informe da cuenta de la creciente relevancia en la IED global de los países en desarrollo frente a las economías centrales, aquejadas todavía por la crisis que estalló en 2008. En relación con ese momento, Europa recibe un tercio de la inversión extranjera y emite sólo una cuarta parte. En el mismo sentido, el peso de los Estados Unidos y de Europa en forma conjunta en la inversión extranjera directa total bajó del 50 al 30 por ciento desde que comenzó la crisis global. El documento hace mención especial de las inversiones en gas no convencional.

La inversión extranjera directa (IED) en todo el mundo fue de 1,45 billón de dólares en 2013, una suba del 9 por ciento frente a 2012, año en el que se había producido una caída a raíz de la crisis global. La Unctad proyecta que en 2014 la IED llegaría a 1,6 billón de dólares y que ese monto continuará creciendo en los años próximos.

La evolución de la IED a escala global es una variable central para dimensionar la globalización de las cadenas de producción, cada vez más deslocalizadas en función de las ventajas comparativas que tienen las empresas para producir (y generar riqueza) en distintas partes del mundo. Hace veinte años, la IED mundial estaba en el orden de los 400 mil millones de dólares anuales, una tercera parte del flujo actual.

El 39 por ciento del flujo global de inversiones se dirigió a los países desarrollados, mientras que el 54 por ciento, a economías en desarrollo y el resto, hacia regímenes de transición. No sólo crece la participación de las economías subdesarrolladas en la recepción de inversión sino también en la emisión: la inversión extranjera de parte de estos países explicó el año pasado el 39 por ciento de la IED global, mientras que a principios de los 2000 su peso era de sólo un 12 por ciento. El único caso argentino entre las cien empresas de países en desarrollo con expansión hacia el exterior es la siderúrgica Techint. De la IED total, el 11 por ciento se explica por inversiones de empresas públicas de inserción global.

La Unctad también confecciona un ranking de las economías con mayor recepción de IED. Los Estados Unidos recibieron 188 mil millones de dólares el año pasado. China registró 124 mil millones, pero ese número llega a 201 mil millones si se le suma la inversión dirigida a Hong Kong, una región administrativa especial del gigante asiático. Le siguen Rusia (79 mil) y Brasil (64 mil). Entre los países de América latina están México en el décimo lugar y Chile y Colombia en los puestos 17 y 19.

Por el lado de los países emisores, se mantiene una estructura más clásica porque, salvo China y Rusia, el top 20 es protagonizado por Estados Unidos, Japón, Canadá, países europeos y los tigres asiáticos. Un caso destacable es el de China, que acumuló el año pasado, si se tiene en cuenta la inversión desde Hong Kong y Taiwan, otra región administrativa especial, 207 mil millones de dólares de inversión en el exterior, segundo detrás de EE.UU.

El informe de la Unctad hace mención, a nivel sectorial, de la inversión extranjera en los pozos no convencionales de gas. “La revolución del gas no convencional es visible en los patrones de IED. Las fusiones y adquisiciones en el sector de gas no convencional representaron más del 80 por ciento de esas operaciones en la industria de petróleo y gas”, indica. Esa tendencia está en línea con la expectativa del Gobierno y del mundo empresarial alrededor del yacimiento gasífero de Vaca Muerta, negocio concreto que incluso la menciona Unctad en el informe.

A nivel regional, el flujo de IED hacia América latina y el Caribe subió 5 por ciento frente a 2012, pero América del Sur recibió un 6 por ciento menos que el año anterior. El ingreso de inversiones directas a Brasil bajó un 2 por ciento, también se produjo una merma en el caso chileno (-29) y Perú (-17). En el caso argentino, la caída fue del 25 por ciento.

Otro aspecto interesante del informe es la evolución de las medidas de política pública en relación con la inversión extranjera. Al compás del paulatino aumento en el flujo de IED, los Estados incrementaron las medidas regulatorias. Según la Unctad, en el año 2000 el 94 por ciento de las políticas públicas eran de liberalización o promoción de la IED y el 6 por ciento restante, de restricción o regulación. El año pasado, esos valores pasaron a un 73 por ciento de promoción y 27 por ciento de regulación.

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