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Plan de rescate de YPF, el film que Solanas quiere que haga Kirchner

Horas después de la cumbre con Evo Morales, Hugo Chávez e Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner recibió de manos del ex legislador Fernando “Pino” Solanas un documento del Grupo Moreno que le sugiere crear una sólida empresa estatal de hidrocarburos sobre la base de Enarsa, sin descartar el rescate de YPF. El cineasta, titular de ese centro de estudios, fue acompañado por Hebe de Bonafini, quien hizo gestiones para que se pudiera concretar el encuentro, pedido desde el mismo momento en que asumió el actual Presidente. Los visitantes de la Rosada se fueron con el compromiso de que Julio De Vido, otro de los anfitriones, conformará la próxima semana una “mesa de trabajo” para analizar las audaces proposiciones.

El punto de partida para impulsar un modelo con fuerte presencia estatal es el diagnóstico de la crítica situación energética que atraviesa el país por el aumento de la demanda y la caída de la producción y reservas de gas y petróleo. “Para sostener el crecimiento es imprescindible solucionar esta cuestión: por cada punto que aumenta el PBI, es necesario elevar en poco más de uno la oferta energética, anticipándose con las decisiones”, comentaba ayer Solanas. En la conformación de ese cuadro crítico, mucho tuvo que ver la libertad para exportar hidrocarburos y combustibles de que disponen las empresas que no han invertido en la reposición de reservas.

Sobre este pronóstico de posible escasez de recursos críticos, el Moreno elaboró una propuesta que, a juicio de sus técnicos, requiere fundamentalmente “voluntad política” para ejecutarla. Al prometer considerarla en una mesa de trabajo, Kirchner y De Vido dieron un indicio de que podrían recoger al menos algunas de las varias ideas plasmadas en el texto:

- Recuperar las áreas concesionadas en condiciones que violan la Ley de Hidrocarburos vigente, por la prolongación excesiva de la adjudicación o porque una misma empresa tiene más de cinco, entre otras transgresiones.

- Convertir a Enarsa en una gran empresa nacional, adjudicándole las áreas rescatadas con el argumento señalado arriba. Esta empresa estatal debería ser integrada, es decir, dedicarse tanto a la producción como al transporte, la refinación y venta de combustible en estaciones de servicio.

- Derogar los decretos de desregulación petrolera de la gestión menemista y hacer una exhaustiva auditoría de reservas y de costos de explotación de los pozos, a semejanza de lo que está por hacer Bolivia.

- Suspender las exportaciones del sector, bajo la consigna constitucional de que las generaciones actuales no pueden dilapidar recursos imprescindibles para las futuras. Así, de paso, se evitaría que sigan disponiendo libremente de las divisas generadas por esta vía.

- Suspender todas las desgravaciones y beneficios fiscales de que disponen las petroleras. Esto incluiría retirar del Congreso el reciente proyecto del Poder Ejecutivo para eximir de gravámenes a las inversiones en exploración de la plataforma submarina.

- Diseñar una política para recuperar YPF. Para esto le serviría hacer uso de la acción de oro en manos del Estado y, más aún, el rescate de gran parte de las áreas concesionadas a Repsol. Según el Moreno, ese rescate recortaría drásticamente el valor de la compañía a reestatizar, quizás, a través de un plan de rescate gradual.

- Para concretar con éxito esta embestida antes habría que determinar “el precio real” que tuvieron las privatizaciones en petróleo y gas. Esto implica calcular cuánto pagó cada petrolera para operar un yacimiento, detrayéndole luego las utilidades obtenidas y, en algunos casos, giradas al exterior. Solanas da un ejemplo: el área Huemul, de Neuquén, fue concesionada por un valor equivalente a su producción de sólo nueve meses y sin inventario.

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