ECONOMíA › PROPONDRAN ALTERNATIVAS DE SALIDA AL CORRALITO POR SI FRACASAN LOS BONOS

Extenso menú de opciones pero sin efectivo

El Gobierno busca evitar tener que caer en la imposición de bonos compulsivos, pero a la vez conformar al FMI con una salida que no obligue a los bancos a devolver los depósitos reprogramados el año que viene. Plazos más largos, bonos y elevación de topes de extracción son parte del menú.

 Por Claudio Zlotnik

El Gobierno analiza extender los vencimientos de los depósitos que quedaron reprogramados en el corralito. El tema se encuentra bajo estudio debido a que en los propios despachos oficiales creen que el Plan Bonos terminará en fracaso. Pero ésa no es la única medida bajo estudio. También sería posible que los ahorristas se conviertan en dueños de los bancos que no devuelvan los depósitos. O bien recibir un bono en dólares garantizado por el Estado y por las propias entidades financieras. Respecto de las cuentas a la vista, se elevarían los topes de las extracciones. Todas estas alternativas forman parte del plan para terminar con el corralito, y es muy probable que el diseño final sea una mezcla de todas estas opciones. Los funcionarios buscan la forma de resolver el problema sin caer en la entrega forzosa de títulos públicos como ocurrió con el Bonex.
Tanto en Economía como en el Banco Central coinciden en que el levantamiento del corralito es la condición necesaria para reconstruir el sistema financiero. La solución al tema forma parte de los reclamos del Fondo Monetario para firmar un acuerdo con la Argentina. El fracaso seguro del Plan Bonos que termina el próximo martes –en la city sostienen que no más del 10 por ciento de los ahorristas optará por los Boden– obligó a los cuadros técnicos del Gobierno a idear distintas alternativas para levantar el corralito.
Pese a la presión del Fondo y del Banco Central, quedó descartada la posibilidad de un bono compulsivo. Frente a esta realidad, se barajan distintas posibilidades tanto para las cuentas a la vista como para los depósitos reprogramados.
- Reprogramados. Estudian extender los vencimientos. Por ahora, los reprogramados caducan entre el año que viene y el 2005. En el Gobierno sostienen que si esta situación no se modifica, las entidades financieras no estarán en condiciones de devolver los ahorros. La solución probable sería la extensión de esos certificados. O, directamente, la emisión de nuevos bonos optativos. En ambos casos, el alargamiento sería de entre cinco y diez años de plazo.
Estos títulos serían en dólares, y contarían con garantía del Estado y de los propios bancos. Mientras las entidades financieras responderían por los depósitos pesificados a 1,40 más el CER, el Estado se haría cargo de la diferencia entre este monto y el que surja del precio del dólar al momento del vencimiento del bono. Todavía no se estableció si los bonos serán emitidos por el Estado o por cada banco.
También falta definir si la re-reprogramación de los depósitos involucraría a todos los ahorros o sólo a los de las empresas. En total, el denominado “corralón” contiene 29.000 millones de pesos, y recién hoy se sabrá cuánto de este total corresponde a uno y otro segmento.
Una de las posibilidades en estudio es que, tras alargar los plazos de los reprogramados, éstos se puedan convertir en acciones en caso de que el banco incumpla con los pagos. Es decir, los ahorristas quedarían como socios en la entidad financiera. Como es muy probable que una entidad extranjera deje la Argentina en caso de no pagar, en el Gobierno prevén que los ahorristas se cobren de los activos del banco (préstamos y venta de sucursales, por ejemplo). En el caso de los bancos públicos y cooperativos, la intención oficial es que éstos puedan convertirse en sociedades anónimas en caso de incumplir con los vencimientos de los reprogramados.
- Cuentas a la vista. 1) Elevar los topes a las extracciones mensuales, de los 1200 pesos actuales a 2000 pesos. En forma gradual, este monto podría elevarse en los meses subsiguientes, hasta agotar el corralito. 2) Subir los topes, pero únicamente para las cuentas de los individuos. En esta opción quedarían excluidas las empresas. “Las compañías no necesitan dinero en efectivo para manejarse, y tenemos temor de que si les liberamos las restricciones, haya presión sobre el tipo de cambio”, explicó un funcionario en diálogo con Página/12. En los cálculos del Gobierno, la desaceleración en la salida de fondos de las cajas de ahorro y las cuentas corrientes –de 3000 millones de pesos en mayo cayó a 1500 millones el mes pasado– indicaría que la mayor parte de los 26.000 millones de pesos en esas cuentas corresponden a fondos transaccionales. Es decir, no existiría peligro de quitar las barreras ya que se trataría de dinero que la gente usa para vivir y las empresas para cubrir sus costos, y no de fondos para especular en el mercado cambiario. “Abrir el corralito sería una señal muy fuerte de confianza enviada a la gente”, razonó un funcionario en diálogo con este diario. De todas formas, si Economía y el BCRA no se ponen de acuerdo en este punto, el corralito quedaría desarmado antes de fin de año, por el propio drenaje actual.

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La bronca de los ahorristas sigue echando por tierra las alternativas que ofrece el Gobierno.
 
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