EL MUNDO › CON NUEVAS IDEAS, EL CENTROIZQUIERDA EUROPEO BUSCA RECUPERAR EL PROTAGONISMO PERDIDO EN LA DéCADA NEOLIBERAL

Llegó la hora de la “sociedad del cuidado”

Para recuperar terreno los socialistas franceses importaron un concepto del movimiento feminista de Estados Unidos, el “care” (cuidado, atención). Se trata de un modelo de sociedad en el cual se presta mayor atención por el individuo.

 Por Eduardo Febbro

Desde París

El centroizquierda europeo busca una nueva fórmula para romper la dinámica del fracaso que lo acecha desde hace varios años. El fiasco de las políticas conservadoras y neoliberales arrastró en su abismo a su rival ideológico, la socialdemocracia. La crisis financiera internacional que estalló en 2008 no validó el proyecto económico y social de la socialdemocracia sino que, por el contrario, se tradujo en un retroceso sustancial de esa corriente en los gobiernos y las instituciones políticas de la Unión Europea. Los electores de la Unión volvieron a legitimar con su voto el sistema político cuyos enunciados desencadenaron la crisis. El mapa político de la Europa socialdemócrata es un desierto. Apenas seis jefes de gobierno socialistas tienen un lugar en el Consejo Europeo cuando hace unos diez años contaban con una posición mayoritaria. La situación es similar en el Parlamento Europeo, donde la corriente socialista obtuvo en 2009 el resultado más bajo de la historia, y en la Comisión, donde los socialistas fueron superados por los liberales y quedaron relegados al tercer puesto. Esta situación ha llevado al centroizquierda a elaborar nuevos planteos para ganar los espacios perdidos. El más avanzado es el de los socialistas franceses y su concepto importado de Estados Unidos, el “care” (cuidado, atención).

Se trata de un modelo de sociedad en el cual se presta mayor atención por el individuo y que, hoy, constituye el pilar de la plataforma que está desarrollando la primera secretaria del PS, Martine Aubry. Esa “sociedad del cuidado” es la piedra angular del socialismo francés para iniciar la “reconquista ideológica” del país y contradecir la predicción del sociólogo anglo-alemán Ralf Dahrendorf, para quien “el fin de la socialdemocracia es algo cercano”. En esa exploración de nuevos terrenos para cosechar, Martine Aubry adaptó el concepto de “care” oriundo del movimiento feminista norteamericano y de su obra más sólida, In a Different Voice, de la filósofa y psicóloga Carol Galligan.

Martine Aubry opone dos modelos que juzga irreconciliables: “la sociedad del bienestar” contra “la sociedad de la posesión total” en donde “el frenesí del consumo empobrece a la mayoría, enriquece a la minoría y aliena a todo el mundo”. El socialismo francés se fija como horizonte la existencia de “una sociedad apaciguada”, en la cual sea posible “controlar su vida accediendo a la vivienda, a la educación y a un trabajo duradero”. Pese a que las ideas del conservadurismo llevaron al mundo a uno de los peores colapsos que se hayan conocido desde la Segunda Guerra Mundial, sus ideas se siguen imponiendo en las urnas frente a la socialdemocracia. El centroizquierda del Viejo Continente no sólo sufre un déficit de credibilidad sino que, además, le salieron competidores a la extrema izquierda y por el centro, con la emergencia de los movimientos ecologistas. Los dirigentes socialdemócratas de Europa han tomado conciencia de esos retos y están convencidos de que la cifra del éxito debe incluir que se tomen en cuenta tanto al individuo como su participación social. En este esquema, la líder socialista francesa, Martine Aubry explicó al diario Le Monde que se debe modelar “una sociedad en la que el Estado cuide a cada uno, lo que implica una revolución de los servicios públicos. Estos funcionaron hasta ahora según reglas generales, sin encargarse de cada uno”. Es lícito reconocer que el discurso dista de ser novedoso. No obstante, en momentos en que el famoso “Estado benefactor” europeo recibe golpes certeros, en que muchas de las conquistas y privilegios obtenidos con duras luchas en los años ’60 y ’70 están pasando por la guadaña de la crisis financiera, la introducción del “care” y su traducción política abre una brecha en la dictadura del consenso liberal. En abril pasado, cuando lanzó la idea, Martine Aubry dijo: “No queremos una sociedad de desprecio, esa que olvida a las personas de edad, la que humilla a los más débiles”.

Esta sociedad de “cuidado mutuo” ha sido objeto de varios análisis. Su origen postula una sociedad de “responsabilidad” y de “lazos humanos” como elaboración de un equilibrio entre la preocupación por “uno mismo” y por “los otros”. El analista francés Gilles Finchelstein, presidente de la Fundación Jean Jaures, señaló al semanario L’Express que “el ‘care’ es la preocupación por los otros contra la mera preocupación por uno mismo, es la sociedad de los iguales contra la locura de los egos. (...). En una sociedad individualista y mercantil, se trata de introducir lógicas colectivas. Es al mismo tiempo un enfoque moral y una práctica política”. La oposición conservadora denunció de inmediato lo que calificó como “el triunfo de los buenos sentimientos” y el “retorno a la asistencia social”. El psicólogo Pascal Moliner, coautor del libro ¿Qué es el care?, señala que esta alternativa constituye por esencia una idea de izquierda, porque “implica una crítica al liberalismo”. Por ahora, esta curiosa reinterpretación de una idea del movimiento feminista norteamericano y su posterior introducción en Francia no ha suscitado adhesiones masivas. El “care” socialista es, por ahora, un test lanzado en el espacio colectivo para medir su impacto de cara a las elecciones presidenciales del 2012. De forma global, los socialistas europeos admiten la crisis del discurso de la socialdemocracia. Antoine Quero, secretario de Organización del PSOE en Europa, asume el hecho de que “la socialdemocracia no tiene la respuesta adecuada, ni a nivel local ni global”. Esa ausencia de respuesta trajo consigo el descrédito de la socialdemocracia. En realidad, el “care” del PS francés no es más que la recuperación de una de las raíces del discurso igualitario, que siempre puso la dimensión humana en el centro. Pero cuando los socialdemócratas fueron gobierno, la mayor parte de las veces sacrificaron la dimensión humana en los mercados bursátiles.

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La “sociedad del cuidado” es el pilar fundamental de la plataforma de la primera secretaria del PS, Martine Aubry (centro).
Imagen: AFP
 
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