EL MUNDO › POR QUE SIGUEN LOS TEMBLORES EN ITALIA

Los sismos que no paran

El valle del Po, que en la actualidad está afectado por los sismos, no estaba entre las zonas más peligrosas. El nuevo “mapa de riesgo” que deberá hacerse en Italia.

 Por Elena Llorente

Desde Roma

Entre 2005 y 2012, el Instituto Nacional de Vulcanología de Italia registró 85.000 movimientos sísmicos a lo largo de la cadena montañosa de los Apeninos, que atraviesa la península de Norte a Sur. Algunos de mayor intensidad, muchos de poca intensidad. En los últimos años, incluso, hubo una actividad sísmica creciente en ciudades populosas como Milán o Turín. Pero nada de eso podía hacer prever que se producirían los terremotos del 20 y del 29 de mayo en la llanura del río Po, de 5,9 y 5,8 grados respectivamente, que provocaron más de 20 muertos y millones de euros en daños materiales, según los sismólogos del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) de Italia.

“Un terremoto depende de muchos factores que no son previsibles. Es lo mismo que si uno le preguntara a su médico ¿cuándo me resfriaré, doctor? Obviamente, el médico no puede decírselo, pero sí puede suponer que si sale de mangas cortas en pleno invierno, muy probablemente lo hará. En consecuencia, es posible decir, si en esta zona están dadas las condiciones para un terremoto en los próximos 10 o 20 años, pero no es posible precisar la fecha”, explicó el sismólogo Stefano Salvi, del INGV.

Mientras tanto, en la llanura del Po, los temblores no se detienen, sobre todo en una franja que va de la ciudad de Ferrara a la provincia de Reggio Emilia, a causa del acercamiento de las placas de los Apeninos y de los Alpes. “Cuando dos placas se enfrentan, el terreno se levanta. Y eso es lo que ha sucedido en algunas áreas de esta región donde la tierra se ha levantado unos 15 centímetros. Esos choques a lo largo de los siglos producen las montañas –explicó por su parte Alessandro Amato, otro sismólogo del mismo instituto–. Desde mayo se han registrado en esa zona más de 1800 movimientos sísmicos.” Al parecer, tampoco se puede determinar con precisión cuándo van a terminar.

La llanura del Po no es tradicionalmente una zona demasiado sísmica. “La zona de llanura tiene un bajo riesgo de terremotos, al contrario de las montañas –indicó Daniela Pantosti, también sismóloga del INGV–. Pero en este caso ha habido un movimiento generalizado. También influye la presión de la placa africana contra la europea, y eso hace que el territorio italiano se desplace tres milímetros cada año hacia el noroeste. La llanura Padana está en deformación.”

Pantosti explicó que la consecuencia más difundida de estos movimientos sísmicos ha sido la licuefacción, un fenómeno que se produce en zona de llanuras porque debajo de los primeros 10 metros, en general hay arena y napas de agua y al moverse las capas donde éstos están apoyados, la arena y el agua tratan de salir a la superficie por las fracturas que se producen en el terreno. En efecto, grandes zonas cultivadas en la llanura Padana y hasta enteros establecimientos agrícolas han sido invadidos por el lodo surgido de esta manera. Incluso un pueblo entero de la zona fue cubierto por el lodo; después se descubrió que la razón es que había sido construido sobre el lecho de un río seco.

Interrogados sobre si era necesario rehacer el “mapa de peligrosidad” de Italia que parecería haber perdido actualidad, Amato explicó que “no se trata de hacer el mapa de peligrosidad, sino de trabajar sobre el riesgo, que es la peligrosidad multiplicado por la vulnerabilidad de una región”.

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El terremoto del 20 de mayo llegó a los 5,9 grados.
Imagen: EFE
 
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