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“Mi conclusión es que el asesinato fue organizado por fuerzas de seguridad sirias y libanesas”, afirmó el fiscal alemán Detlev Mehlis, que entregó ayer el informe de su investigación sobre el asesinato del primer ministro libanés, Rafik Hariri, para el Consejo de Seguridad de la ONU. A partir de este informe, Estados Unidos y Francia impulsaron un proyecto de resolución, que está siendo debatido en el Consejo, en el que se pide que Siria arreste a los ciudadanos sospechosos de haber participado del asesinato de Hariri el 14 de febrero pasado, en Beirut. El embajador sirio ante la ONU, Fayssal Mekdad, se defendió asegurando que “algunos (países) se sirven de este crimen para encender un fuego contra Siria”. Asimismo, cuestionó los verdaderos móviles que habrían motorizado la investigación: “Esto no tiene nada que ver con la búsqueda de la verdad”. A pesar de la determinación de Washington de culpar directamente al gobierno de Damasco, Mehlis –que denunció haber recibido amenazas “creíbles”– declaró que se está enfocando en individuos y no en países del Cercano Oriente.