EL PAíS › EL FISCAL ALBERTO NISMAN TIENE FUERTES SOSPECHAS DE QUE JORGE PALACIOS Y CIRO JAMES ESPIABAN A LA MUTUAL JUDIA

Ni la AMIA se salva del espionaje del Fino

La sospecha está fundada en una secuencia de llamadas que el ex policía y empleado del gobierno porteño hizo a la institución judía y al ex jefe de la Policía Metropolitana. Se trata del mismo procedimiento que siguió antes de pincharle el teléfono a Sergio Burstein.

 Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann

El fiscal general Alberto Nisman tiene fuertes sospechas de que el comisario retirado Jorge “Fino” Palacios y el ex policía y empleado del gobierno porteño Ciro James también pincharon los teléfonos de la sede de la AMIA. Al analizar los listados de llamadas, Nisman detectó una secuencia de comunicaciones desde el celular de James hacia el conmutador de la entidad, comparable con la prueba que hizo –y confesó– el propio espía antes de concretar la intervención al teléfono de Sergio Burstein, integrante de la agrupación de Familiares de las víctimas del atentado. Esos llamados a la AMIA, que fueron siete al hilo, estuvieron precedidos y sucedidos por conversaciones con el Fino Palacios. El juez Norberto Oyarbide, a cargo de la causa del espionaje, recibió la información ayer y ya prepara medidas de prueba para verificar si, como todo hace pensar, también hubo escuchas ilegales a la mutual judía.

Para mayor coincidencia, los llamados de James a la AMIA datan del mismo día que el juez de Misiones José Luis Rey firmó una orden de escuchas sobre el teléfono de Burstein. Fue el 8 de septiembre, tres semanas después del acto por el aniversario del atentado, en el que Burstein –como orador– reclamó el desplazamiento de Palacios de la Policía Metropolitana, y unos días antes de que el Fino fuera procesado por encubrimiento en la investigación del ataque terrorista.

El primer llamado es de las 9.29 de la mañana, de James (15-5182-9607) a Palacios (15-6381-2713), y dura cerca de un minuto. Luego James llama seis veces al conmutador de la AMIA y después directamente al interno del Departamento de Cultura. Son contactos que duran entre treinta segundos y dos minutos cada uno. Los tres primeros llamados los realiza uno atrás del otro desde las 9.46. Los siguientes los hace de corrido desde las 10.32. A las 10.43 vuelve a hablar con Palacios por algo más de un minuto. Estos detalles surgen de los listados de comunicaciones de los imputados, que pidió Oyarbide. La lógica indica, por la duración de las comunicaciones, que James buscaba a personas o áreas específicas de la institución. Los investigadores creen que los diálogos previos y posteriores con Palacios eran para que éste le pasara números de teléfono y luego James reportara el resultado de su gestión.

James está preso desde principios de octubre y ya fue procesado por el espionaje. Según las pruebas que hay en la causa, se encargaba de introducir los nombres de las personas a las que quería espiar dentro de algún expediente judicial en trámite en Posadas, vinculándolas falsamente con robos y homicidios; luego un juez de allá –están imputados Rey y Horacio Gallardo– ordenaba las escuchas; y el propio James retiraba las grabaciones de oficinas de la SIDE. Hasta ahora se detectaron nueve casos distintos de escuchas. La de Burstein fue la que originó la pesquisa. Luego se sumaron, entre otras, la del empresario Carlos Avila y la de Daniel Leonardo, el cuñado de Mauricio Macri, que comenzó una semana antes de que James firmara contrato como supuesto asesor del Ministerio de Educación del gobierno porteño.

Palacios fue detenido la semana pasada por la escucha a Burstein y el juez resolvería en los próximos días su situación procesal. Según el fiscal Nisman, el ex jefe policial tenía un interés directo en escuchar lo que hablaba el dirigente de Familiares. De sus siete celulares, fue intervenido el único que usaba para hablar sobre la causa AMIA. Mientras fueron gestionadas y ejecutadas esas escuchas, Palacios habló cerca de 160 veces con James y lo hizo en horarios que revelan una relación de confianza (antes de las 8 y luego de las 22). Incluso se contactaron en momentos clave del trámite de la escucha.

James confesó que el 6 de agosto, cerca de las 11 de la mañana, llamó a Burstein para comprobar que la línea estuviera activa. Dijo que lo hizo a pedido de policías misiones e intentó dejar a salvo a Palacios, con quien se había comunicado tres horas antes. El Fino, argumentó, estaba gestionando su ingreso a la Metropolitana. Hubo una primera orden judicial el 10 de agosto y otra en septiembre. Palacios renunció a la Metropolitana el 25 de agosto. Luego fue procesado por el encubrimiento y desaparición de pruebas del atentado a la AMIA. La lista de sus llamados también reveló que hablaba asiduamente con otros imputados en ese caso (ver aparte).

Nisman sospecha que los llamados de James a la AMIA fueron preparatorios de una escucha ilegal. Sería el primer caso que aparece en la causa de Oyarbide de intervención a teléfonos fijos. Que se hayan pinchado celulares con una orden judicial y utilizando la SIDE tiene su explicación: reduce el costo del espionaje. Grabar horas de charlas de celular con una valija de escuchas requiere un seguimiento porque que los aparatos no llegan a cubrir un radio mayor a 400 metros y eso encarece el trabajo, explican los expertos. En el caso de la entidad judía, se habrían pinchado el conmutador y/o algunos internos. Para eso habría bastado con una conexión de cables a la caja telefónica del edificio, algo que suelen hacer empleados infieles de las compañías de teléfono. Pero esto, admiten allegados a la causa, podría ser más difícil de probar.

Oyarbide dispondrá el lunes varias medidas. Entre ellas, ordenará un nuevo estudio de la valija para realizar escuchas que fue secuestrada en un allanamiento en la casa de James; analizarán si él o Palacios se comunicaron con personas vinculadas a la empresa telefónica que brinda el servicio a la AMIA; y consultará a la institución si es que tiene grabaciones de las comunicaciones que se reciben y realizan en la sede. Mientras tanto, siguen intentando desentrañar si el Fino intervino en otras operaciones de espionaje con James; qué trabajos hacía con el otro ex jefe despedido de la Metropolitana Osvaldo Chamorro y quiénes fueron los clientes que encomendaron estos increíbles servicios.

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La AMIA recibió siete llamados de Ciro James que estuvieron precedidos y sucedidos por conversaciones con Jorge “Fino” Palacios.
 
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