EL PAíS › EL CASO DE PRESUNTOS SOBORNOS EN LA OPERACIóN PARA DESARROLLAR LANCHAS PATRULLERAS

La confesión que compromete a la Armada

La declaración de un testigo de identidad reservada en Alemania compromete a oficiales, funcionarios y un abogado de la Marina, además de empresarios, en las coimas que se habrían pagado en un contrato de 3,5 millones de euros con la empresa Ferrostaal.

 Por Irina Hauser

“El Sr. (Luis) Parrinella recibió un porcentaje de aproximadamente 6 por ciento del volumen de la compra. El dinero fue transferido a una cuenta de Gustavo Frers (ex presidente de Ferrostaal en Argentina) y entregado en efectivo a Parrinella. Este a su vez, después de descontar el porcentaje para él, entregó el dinero del soborno a otros funcionarios con poder de decisión en la Marina, como por ejemplo el almirante (Gustavo) Leprón y (Juan Carlos) Palma.” Parrinella es un abogado de la Marina. El contraalmirante Palma, director de Sistemas de Apoyo. Leprón es un marino retirado que fue director de Materiales. La cita que los incrimina en una trama de presuntas coimas es parte de la confesión ante los tribunales alemanes de un testigo de identidad reservada, un arrepentido de la firma Ferrostaal de ese país. El texto traducido está en manos del juez federal Ariel Lijo y promete convertirse en una evidencia clave en la causa que los investiga junto con otros miembros de la Armada y dos empresarios en la contratación para el desarrollo de lanchas patrulleras por 3,5 millones de euros.

El juez Lijo está a la espera de que el Banco Central le informe todas las cuentas de los marinos, funcionarios y abogados mencionados por el testigo secreto. También aguarda documentación de Defensa y la Armada sobre el proyecto para desarrollar cuatro patrulleros oceánicos, que comenzó en 2004 e iba a adjudicarse a Ferrostaal, una megafirma dedicada a proyectos industriales. También analiza papeles y correos electrónicos obtenidos en diversos allanamientos. Y gestiona copias del expediente alemán. Una vez que reúna mayor información, comenzaría a citar testigos e imputados.

La causa se inició en junio con una denuncia del Ministerio de Defensa, que tras la difusión de una investigación de la fiscalía de Munich sobre el posible pago de sobornos de la empresa Ferrostaal en distintos países, hizo su propio cotejo a través de la Dirección de Transparencia. La presentación de la cartera que conduce Nilda Garré señalaba los posibles delitos de “cohecho, tráfico de influencias y soborno internacional”, y apuntaba a Parrinella, Palma, Leprón y al contraalmirante retirado Alejandro Francisco Uberti. Como directivos de Ferrostaal surgían los nombres de Frers y Roberto Smiraglia.

El 25 de junio, Defensa entregó al juzgado la copia de un documento redactado en alemán que había llegado en forma anónima a sus investigadores internos. Lijo lo mandó a traducir y corroboró que era parte del expediente que tramita en Munich y que contenía la declaración del arrepentido de Ferrostaal. Allegados al juzgado aseguran que no hay ninguna duda de que son copias de las actuaciones originales de la Justicia alemana. La declaración del testigo es verosímil y los nombres, reales.

El relato del testigo que está en manos del juzgado y la cronología oficial de las tratativas coinciden en que lo que estaba en juego en relación con Ferrostaal era la contratación del diseño de las lanchas. Según el arrepentido, hubo un primer intermediario en las negociaciones con doble ciudadanía (argentina y alemana), Helmut Graf, con contactos en la Armada y Defensa. Este personaje habría sido apartado y entró en escena Parrinella, a quien mencionó con el apodo de Goldlocke (rizos de oro), una descripción que coincidiría con su apariencia y su afición a peinarse. También dijo que el contraalmirante Uberti, el vicealmirante Leprón y el contraalmirante Palma tenían conocimiento de todo. Una serie de e-mails de los hombres investigados que analiza el juzgado aluden al desplazamiento de Graf y mencionan a Uberti y a Leprón como sus socios.

El propio testigo, al parecer, mantenía contacto con Parrinella, aunque en su racconto le cedió el protagonismo a Gustavo Frers. El ejecutivo habría recibido en una cuenta entre “6 y 6,5 por ciento de los 3,5 millones de euros comisión”. Y el pago al abogado argentino habría sido en efectivo. Defensa informó que no se concretó ningún convenio con Ferrostaal, pero informó que se estaba avanzando en el proyecto para la construcción de las lanchas por un monto similar al que aparece en la denuncia. Todo indica que la fabricación quedará en manos de Tandanor.

Hasta hace dos semanas, el jefe de la Armada, Jorge Godoy, mantenía a los posibles implicados en sus cargos. Parrinella es un civil que revista como asesor legal de la Dirección de Material Naval. Palma es director de Sistemas de Apoyo, segundo en Materiales, el área más sospechada en la negociación con los alemanes. Uberti está retirado, pero se ocupa de algunos proyectos. Leprón sería el más alejado de la actividad: había sido pasado a retiro por otras irregularidades pero fue recontratado en la Agencia Logística de Defensa (centraliza las compras de las Fuerzas Armadas) y luego fue nombrado segundo en Tandanor, de donde debió irse cuando estalló el escándalo.

En el caso también interviene la Oficina Anticorrupción. El juzgado no quiso aceptar a la cartera de Defensa como querellante porque no está claro aún hasta dónde llegarían las responsabilidades.

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Godoy, jefe de la Armada, no anunció la remoción de los implicados.
Imagen: Gonzalo Martinez
 
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