EL PAíS › EL PROYECTO DE SERVICIO CíVICO VOLUNTARIO ES RECHAZADO EN DIPUTADOS

Cobos no junta la tropa

La iniciativa que el vicepresidente impulsó en el Senado no entusiasma ni a sus aliados de la Cámara baja. Los alfonsinistas la consideran “estigmatizadora”. El peronismo disidente está dividido y el resto de la oposición oscila entre la crítica y la indiferencia.

 Por Miguel Jorquera

El proyecto de servicio cívico voluntario (SCV) que fogoneó Julio Cleto Cobos y que encolumnó al conglomerado opositor en el Senado no correría la misma suerte en la Cámara baja. La iniciativa que propone abrir los cuarteles para “jóvenes en riesgo” con el objetivo de “capacitarlos laboralmente” y “complementar la educación básica” a cambio de una “beca mensual” equivalente a tres asignaciones universales por hijo, no recoge demasiadas adhesiones ni simpatías entre los diputados opositores. Divide en dos al bloque radical, donde los cobistas impulsan su tratamiento en lo que queda del año parlamentario mientras los alfonsinistas consideran la propuesta como “efectista” y “estigmatizadora”. También divide aguas en el peronismo disidente a pesar de que distintos referentes del PJ anti-K impulsaron el proyecto en la Cámara alta. No está entre las prioridades de la Coalición Cívica, y hasta el macrismo evitó pronunciarse a favor de la iniciativa. El socialismo, GEN, Nuevo Encuentro y Proyecto Sur criticaron duramente el proyecto. El kirchnerismo se abroquela en la vereda de enfrente, a pesar de que el texto original de la media sanción del Senado fue redactado por el senador José Pampuro.

El vicepresidente impulsó y asumió la defensa del proyecto para reeditar a nivel nacional la similar y cuestionada experiencia mendocina durante su gestión como gobernador. Su fiel espada parlamentaria, Laura Montero, se encargó de hilvanar el acuerdo opositor en el Senado. Una postura que intentarán replicar los diputados cobistas en la Cámara baja. El bonaerense Rubén Lanceta lo incluyó dentro del paquete de cinco proyectos que –a su criterio– deben ser las prioridades opositoras en el escaso tiempo que queda del año parlamentario. Una decisión que respaldan el jefe de bloque, el cordobés Oscar Aguad, y los también bonaerenses Gustavo Serebrinsky y Daniel Katz.

Pero no todos los diputados radicales se encolumnan con la idea, como lo hicieron sus correligionarios en el Senado. Las posturas encontradas dividen al bloque de la UCR en mitades casi iguales. A pesar de que Ricardo Alfonsín esquivó pronunciarse sobre el tema, para no provocar otro punto de conflicto con Cobos en la interna radical, los diputados alineados con él son menos conciliadores a la hora de fijar posición.

“Para ser sincero, me parece estigmatizante y una propuesta educativa para la resignación. Va en contra de otras banderas que históricamente ha levantado la UCR: educación popular, educación técnica, escuela de oficios. Hay que buscar otras fórmulas dentro del sistema educativo y considero, sin que esto signifique descalificar a los militares, que los cuarteles están para otra cosa”, dijo a Página/12 el diputado radical Juan Pedro Tunessi, quien calificó la propuesta como de “shock” y “efectista”.

El SCV también provoca fisuras entre los diputados del peronismo anti-K. “No hemos analizado el tema”, afirmaron los voceros de Felipe Solá despegándose de la polémica. Sin pronunciarse, otros legisladores del peronismo disidente admiten discrepancias desde el anonimato: “No siempre en Diputados se coincide con las propuestas que la oposición logra sancionar en el Senado”, sostuvieron algunos de ellos ante este diario.

Aunque el peronismo disidente aportaría la mayoría de sus votos en la Cámara de Diputados a favor del SCV, su estrategia legislativa pasa por favorecer los proyectos con mayor consenso opositor. No quieren aparecer fogoneando iniciativas que dividen al Grupo A y con escasas chances de prosperar.

“Todavía no hemos tratado el tema en el bloque ni el partido”, dicen puertas afuera desde la Coalición Cívica y justifican la abstención de su única senadora, María Eugenia Estenssoro –que favoreció la media sanción del Senado–, como “una resolución individual” frente al tratamiento del proyecto en la Cámara alta. Puertas adentro, el proyecto no sólo “no es prioridad” en el trabajo parlamentario de la fuerza que comanda Elisa Carrió, sino que provoca el rechazo mayoritario de los miembros de la bancada: “No queremos que se trate”, sentencian.

Los socialistas también intentan quitarle trascendencia a la ausencia de Rubén Giustiniani en el recinto del Senado a la hora de votar la iniciativa en un final ajustado: 33 votos a favor, 31 en contra y 2 abstenciones. Aunque sin una definición tajante, los diputados del PS se distancian del proyecto. “El desafío de la sociedad es integrar a los jóvenes a un proyecto de esperanza y esto se hace de múltiples maneras, nunca aislando, siempre integrando a la sociedad con solidaridad y en espacios múltiples. Si una sociedad cree que el camino es separar a los jóvenes, es la sociedad en su conjunto la que está en riesgo”, afirmó a Página/12 la jefa del bloque, Mónica Fein.

“El proyecto que mandó el Senado no es serio porque no se sabe para qué sirve ni a quién está dirigido”, dijo en cambio el diputado del GEN, Horacio Alcuaz. “No será legislando para estigmatizar a aquellos adolescentes y jóvenes más vulnerables como los diputados y senadores contribuyamos a terminar con la inequidad y la injusticia social”, afirmó el legislador encolumnado con Margarita Stolbizer, que definió el proyecto como “una colimba trucha”.

Desde el centroizquierda las críticas al proyecto cobista se profundizan. “No vamos a sacar a los chicos de la calle metiéndolos en un cuartel”, afirmó Victoria Donda, de Proyecto Sur. Y contrapuso la iniciativa con su proyecto de Ley Nacional de Juventud, que propone un programa de primer empleo y formación.

“El grave problema de la pobreza en los niños, niñas y adolescentes no puede ser abordado metiéndolos en cuarteles. Es un despropósito, casi una provocación, producto de una mirada que discrimina, que desprecia y que no se propone avanzar integralmente sobre las causas del problema”, dijo a Página/12 Martín Sabbatella. “Es una gran hipocresía que quienes proponen estas medidas que se dicen inclusivas sean los mismos que promueven políticas que excluyen a millones de familias de una distribución más justa de la riqueza”, concluyó el jefe del bloque de Nuevo Encuentro.

Los diputados kirchneristas también se ubican en la vereda de enfrente a la propuesta cobista, se alinean con las críticas vertidas por los funcionarios del Ejecutivo y le bajan el perfil a la participación de Pampuro –que evitó votar en el Senado– en la elaboración de la iniciativa que los senadores opositores reivindican como propia. Saben que la correlación de fuerzas no favorece al proyecto en la Cámara baja y que su debate generará más fisuras en el conglomerado opositor que sinsabores al Gobierno.

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Imagen: Sandra Cartasso
 
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