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Expectativas favorables que mejoran para este año

Un sondeo de Haime y Asociados refleja que un 42 por ciento piensa que al país le fue mejor en 2011 y confía en mejorar en 2012

 Por Raúl Kollmann

Cuatro de cada diez argentinos sostienen que la situación del país mejoró en 2011 y la misma proporción, cuatro de cada diez, afirma que mejoró su situación personal. Se trata del mayor porcentaje de visión positiva de los últimos cuatro años, incluso duplicando las opiniones positivas que existieron en 2008 o 2009. Lo más notable es que un porcentaje aún mayor es optimista respecto de 2012. Sólo una de cada cinco personas piensa que al país le va a ir peor y, todavía menos, uno de cada diez ciudadanos cree que a él, personalmente, le va a ir peor en 2012 que como le fue en 2011. También se trata de porcentajes record de optimismo.

Las conclusiones surgen de una amplia encuesta nacional realizada por la consultora Hugo Haime y Asociados que conduce el sociólogo Hugo Haime. En total se entrevistaron 1100 personas de todo el país, respetándose la proporción de ciudades con más de dos millones de habitantes; entre 500.000 y dos millones y localidades de menos de 500.000. También se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

Un 42 por ciento de los entrevistados dijo que al país le fue mejor en 2011 que en 2010. Y no sólo lo opinaron respecto del país en general, sino que un 40 por ciento afirmó que su situación personal mejoró respecto de la de un año atrás. Los más conformes fueron los jóvenes, las mujeres y los beneficiarios de planes sociales que, curiosamente, son los que están en situación más difícil.

Tal vez lo más impactante es lo que se percibe respecto de los disconformes. Sólo el 20 por ciento dijo que el país está peor y, todavía menos, un 17 por ciento afirmó que su situación se deterioró en estos últimos doce meses.

“Hay un cuadro general de optimismo –señala Haime– y es el mayor optimismo de los últimos años. Esas expectativas positivas se traducen en que la opinión sobre la gestión de la Presidenta son las mejores que registra desde que asumió en 2007. Por ejemplo, cuando se les pregunta a los encuestados si la Argentina va en el rumbo correcto, el 60 por ciento contesta que sí. A ese porcentaje se llegó en diciembre. En noviembre estaba en cuatro puntos menos. Igual, diría que el optimismo explica bastante el resultado electoral: no votaron a Cristina sólo por su gestión sino también por las expectativas.”

–¿Cómo influye en la opinión pública un anuncio como el de la enfermedad de la Presidenta? –le preguntó este diario a Haime.

–En un país presidencialista como éste y teniendo en cuenta que la gente percibe a Cristina como la persona que lidera el proceso, habrá una sensación de miedo y va a reforzar su figura. Pero, insisto, ya está en niveles de opinión positiva altísimos. No sé cómo podrá subir todavía más. Hay otro elemento a tener en cuenta: no es que la gente no perciba problemas.

–¿Cuáles serían esos problemas?

–Bueno, a la cabeza siempre figura el tema de la inseguridad. Antes, en la segunda ubicación estaba el desempleo, ahora aparecen los precios, aunque es algo bastante habitual porque en diciembre, con las fiestas, se sienten más aumentos. Pero hay dos cosas sobre la inflación. La primera es que se lo percibe como algo molesto, no como algo determinante ni que ellos mismos se consideren más pobres. Y eso es porque, en general, los aumentos de ingresos vienen acompañando. El otro factor importante es que la mayoría piensa que es la propia Presidenta la que puede mejorar esos dos temas, el de la inseguridad y el de los precios.

–¿Cómo pegó la cuestión de la quita de subsidios?

–El 55 por ciento se manifiesta de acuerdo, pero hay temor. Por ejemplo, cuatro de cada diez creen que les van a quitar el subsidio. Eso sí, no se percibe como una medida que va a ayudar a la equidad, sino como una dificultad que se produce por la crisis mundial. Y acá entra la consideración general sobre la situación: una amplia mayoría cree que la Argentina va a seguir creciendo y que no va a volver a las crisis cíclicas. Y eso, pese a que afirman que la crisis internacional les preocupa. Mirando lo global le doy otro dato: el 44 por ciento nos dijo que ve a sus vecinos contentos y esperanzados, un 29 por ciento afirma que los ve preocupados o con bronca y, en el medio, hay un 27 por ciento que cree que sus vecinos no están de un lado ni de otro. Respecto de la Presidenta los números son más categóricos: 61 por ciento aprueba su gestión y 33 por ciento la desaprueba. Le insisto, los porcentajes más positivos en toda su gestión. Y agregaría que eso crea una especie de compromiso: que la gente no se decepcione.

En el estudio de Haime se percibe que los más optimistas son los habitantes de las ciudades medianas y pequeñas del interior del país, algo radicalmente distinto a lo que ocurría en 2009, por ejemplo. También entre los más optimistas están los jóvenes y los beneficiarios de los planes sociales. Esto último es una constante: en los sectores más pobres hay mayores expectativas y también mayor adhesión a la gestión del Gobierno. El propio Haime justamente marca la contradicción de que en los sectores medios e incluso altos hay un enorme optimismo sobre su situación personal, pero menos optimismo respecto de la situación del país. O sea: a ellos les va bien, creen que les va a ir mejor aún en 2012, pero son relativamente críticos sobre la marcha del Gobierno.

Un dato que resume la situación es que sólo el 13 por ciento de todos los entrevistados cree que, personalmente, le va a ir peor en 2012; mientras que el 54 por ciento opina que tendrá un año mejor.

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