EL PAíS › LOS PARTIDOS DE CENTROIZQUIERDA TRATAN DE ALIARSE, PERO NO LOGRAN SUPERAR SUS DIFERENCIAS

Con acuerdos que generan desacuerdos

La idea es articular un frente “lo más amplio posible”, pero las alianzas que entre sí celebraron algunos espacios trajeron divisiones y amenazan con resquebrajar al Frente Amplio Progresista. La discusión se plantea en torno del perfil y los límites del armado electoral.

 Por Miguel Jorquera

Binner, Solanas, Carrió, Stolbizer, De Gennaro y Tumini, piezas de un rompecabezas difícil de armar.

Ya lanzados a la campaña electoral con la idea de construir un frente “lo más grande posible”, distintos partidos de la centroizquierda no kirchnerista terminaron por sellar “acuerdos más chicos” para posicionarse dentro de un amplio conglomerado de fuerzas en el que todos disputan un lugar de liderazgo y las principales candidaturas. El perfil y los límites que debe tener la alianza con la que competirán en las legislativas de octubre no sólo provoca discusiones, sino que amenaza con resquebrajar al Frente Amplio Progresista (FAP) en distritos claves.

La posibilidad de confluir con el radicalismo en territorio bonaerense divide aguas hacia el interior del frente que lidera el socialista Hermes Binner, donde no todos quieren cerrar una alianza electoral con la estructura de la UCR. El principio de acuerdo que Fernando “Pino” Solanas alcanzó con Elisa Carrió también echa por tierra la idea mayoritaria dentro del FAP porteño de ampliar el frente con Proyecto Sur, si Lilita es parte del paquete para cerrar el trato. La prédica de Solanas de ampliar su alianza electoral “por izquierda y el centro” tampoco cae bien entre sus aliados de Proyecto Sur, que temen que la apertura sólo alcance a la chaqueña.

A menos de dos meses y medio del vencimiento del plazo para presentar alianzas y candidatos para las primarias (PASO), una decena de partidos de centroizquierda no-K pujan por ser parte de un frente común, en medio de acuerdos parciales de distintos grupos, que mantienen entre sí viejas disputas y no logran –al menos por ahora– despejar el camino para confluir bajo un mismo cobijo. El FAP, que alcanzó un lejano segundo lugar en las presidenciales de 2011, se entusiasma con ser la cabeza de un frente mayor que realice una excelente elección legislativa que lo ubique de cara a 2015 como “alternativa de poder” al kirchnerismo a nivel nacional y al macrismo en la ciudad.

Luego de un año en el que se propusieron consolidar la estructura frentista en todo el país, el FAP lanzó el sábado 23 de marzo su campaña electoral desde Santa Fe. En la Universidad Nacional de Rosario, todas las fuerzas que lo componen –el Partido Socialista (PS), el GEN, la Unidad Popular (UP), Libres del Sur (LdS) y el cordobés Partido Nuevo (PN)– coincidieron en la idea de ampliar la alianza electoral y disimularon las diferencias internas, que lo llevaron incluso a votar de distintas maneras, y en no pocas oportunidades, un mismo proyecto en el Congreso nacional.

Desde la tribuna de la UNR, como líder del FAP y del PS, Binner reivindicó la composición del Frente Progresista que gobierna Santa Fe, donde la UCR es su principal socio político. Socialistas y radicales trabajan en un acuerdo para no ir divididos como en el 2011, y que Binner y el presidente del Comité Nacional de la UCR y ex intendente de Santa Fe, Mario Barletta, vayan en una misma boleta. Incluso, tratan de evitar el desgaste de competir entre ellos en las primarias.

En el FAP santafesino nadie cuestiona esa idea. Los socialistas la fogonean a nivel nacional, aunque reconocen que el diferente desarrollo territorial que tiene cada una de las fuerzas del FAP condicionará los acuerdos en cada distrito. Tampoco nadie pone en duda de que en Córdoba Luis Juez será quien definirá el perfil del acuerdo electoral, en el que no habrá cabida para el PJ ni la UCR, con los que el ex intendente cordobés está duramente enfrentado.

Mucho más complejo aparece el panorama en otros distritos claves, donde las posturas son distintas y las fuerzas partidarias más parejas. El GEN de Margarita Stolbizer corre con ventaja en territorio bonaerense, donde su estructura está más extendida y maneja algunas intendencias. Surgido como cisma del radicalismo, el GEN siempre fue reacio a acordar con la UCR, pero en los últimos tiempos primó una postura más pragmática. Stolbizer se reunió varias veces en busca de un acercamiento con el sector del radicalismo que encabeza Ricardo Alfonsín, que después de la dura derrota que significó su alianza con Francisco de Narváez ahora propicia un acuerdo con el FAP. El GEN y la UCR pactaron un encuentro formal para mediados de abril donde definirían la situación.

La inclusión de la UCR, y hasta de la Coalición Cívica provincial distanciada de Carrió, cuenta con el aval de socialistas y Libres del Sur. Pero la UP, que encabeza Víctor De Gennaro, se resiste a pactar con el radicalismo y tensó la relación dentro del FAP bonaerense.

Otoño porteño

En la ciudad de Buenos Aires, donde ninguno de los integrantes del FAP logra prevalecer sobre los otros, las alianzas empiezan a definirse con encuestas en mano. El PS, la UP y el GEN coincidían en ampliar el frente incluyendo a Solanas y Proyecto Sur. En tanto, LdS comenzó a tejer su propio acuerdo con los ex lilitos Alfonso Prat-Gay y María Eugenia Estenssoro, además de los radicales encolumnados con Ricardo Gil Lavedra.

Seducido por todos pero sin definiciones, Solanas pateó el tablero al sellar un acuerdo legislativo con Carrió, que avanzaría hacia lo electoral si no se logra conformar un frente mayor. En el lanzamiento de la candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires de Mario Mazzitelli –referente del Partido Socialista Auténtico (PSA), el sustento jurídico de Proyecto Sur–, Solanas lanzó algunas definiciones: sin nombrar a Lilita, dijo que “la base de la CC es progresista”, definió que “muchos radicales” que coinciden con su propuesta “podrían ser parte de un acuerdo mayor sin dificultades” y que hay “decisiones tácticas” que ni siquiera se pueden revelar a sus militantes. El murmullo desaprobador se escuchó entre los militantes del PSA. Dirigentes de MST –que integra Proyecto Sur–, como Vilma Ripoll, esquivaron opinar sobre el acuerdo con Carrió y siguen de cerca el proceso que no los entusiasma pero que tampoco desechan.

En el FAP, las reacciones fueron diversas. “Es una foto vieja”, dijo el líder de LdS, Humberto Tumini, sobre la alianza Solanas-Carrió, y propuso dirimir las candidaturas en internas abiertas con una fórmula en la que confluirían Victoria Donda y Prat Gay. Con la vista puesta en 2015, el socialismo porteño que dirige el diputado Roy Cortina promueve actividades y convive con todos los sectores del FAP y el abanico de aliados que cada uno de ellos teje por separado. En el PS, opinan que si no logran un buen resultado en las legislativas de este año, se diluyen las expectativas de pelear dos años después por el Gobierno de la Ciudad. Por eso insisten, mirando encuestas, en sumar a Solanas y hasta aceptar a Carrió si su exclusión se transforma en un obstáculo para alcanzar ese acuerdo.

La UP, que también apuesta a sumar a Proyecto Sur, se reunió para evaluar la situación con Carrió: “Le dimos todas las vueltas posibles, incluso en evitar una postura sectaria, pero todos coincidimos en que es imposible un acuerdo con Carrió”, admitió a Página/12 un participante del encuentro en el que también hubo ex miembros del ARI que rompieron con la chaqueña. “Si no logramos un acuerdo, no habrá boleta del FAP en la ciudad”, afirman desde la UP. La situación preocupa pero por ahora tampoco asusta a sus socios del FAP.

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