EL PAíS › MANIFESTACIóN DE AUTOCONVOCADOS EN EL CENTRO CULTURAL KIRCHNER

Un abrazo en defensa del derecho a la cultura

“Para todos y gratuito. No para Magnetto ni para el cumpleaños de Macri”, gritó Anabel en la entrada del Centro Cultural Kirchner, antes de bajar las escalinatas que la separaban de la asamblea espontánea de cientos de autoconvocados que ya ocupaba toda la vereda. “Nos quieren quebrar, nos van a sacar de todos lados, pero tenemos que poner el cuerpo, poner la cara y salir a decir lo que pensamos. Somos miles y no nos van a parar”, exclamó una mujer que sostenía una bandera argentina que servía para dibujar el círculo imaginario de la asamblea, alrededor de la cual se amontaban los manifestantes. “¡Vamos a cortar la calle!”, propuso otro. El abrazo alrededor del remodelado edificio del Correo comenzó tras la asamblea y rápidamente se formó una suerte de columna típica de manifestación que cortó la avenida Alem, frente al edificio. Allí se cantó el Himno Nacional, a capella y con los dedos en V apuntando al cielo.

“Vine el 9 de diciembre a despedir a Cristina y van varios días que estoy acá. Soy de Santa Cruz. No me puedo ir, estuve en todas las marchas. Hoy vine para defender el derecho de un pibe de barrio cualquiera a la cultura”, contó Carlos a Página/12, mientras seguía a la columna que ya doblaba por Corrientes para ocupar Alem en todo su ancho. Como él, cientos de personas hicieron correr la voz del abrazo al CCK por las redes sociales, luego de las declaraciones del secretario de medios públicos, Hernán Lombardi, quien avisó que el nuevo gobierno planeaba quitarle el apellido Kirchner al centro, y del ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido, que insinuó que dejaría de ser libre y gratuito.

“Cambiar el nombre es el primer paso para después privatizarlo. Porque el nuevo gobierno entiende que la cultura es para las minorías, ellos creen que el pobre no tiene derecho a educarse, a leer y pensar”, dijo Marcela, que había llegado con sus cuatro hijos y Juan, su marido, desde la isla Maciel. El paseo en familia incluyó un rato en los talleres para chicos, un encuentro cara a cara con Zamba en su “asombrosa fábrica de personajes” y la participación en otra marcha más de la “resistencia”, la tercera en diez días: estuvo en Plaza de Mayo para despedir a Cristina y en el Congreso para defender la ley de medios.

Muchos de los manifestantes se acercaron al Kirchner por primera vez. Mientras afuera se cantaba “¡El nombre no se cambia!” y “¡Procesado, procesado!”, algunos aprovechaban para conocer el edificio y participar de las visitas guiadas, que incluyen un recorrido por la sala Eva Perón, donde Evita tenía su despacho. Emocionadas, un grupo de trabajadoras que hicieron un alto en los recorridos salieron a ver el gentío que gritaba por la continuidad del centro y contaron a este diario que, si bien tienen firmados los contratos de continuidad para el año próximo, desde el cambio de gestión los rumores de cierre y la incertidumbre son permanentes. En principio, el centro volverá a abrir sus puertas el 14 de enero.

¿Qué pasaría si deja de ser gratuito? “Yo voy a ser la primera en venir a hacer quilombo y a entrar gratis como sea”, contestó Alba sobre el final del abrazo, con las últimas luces de la tarde.

Informe: Matías Ferrari.

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Los manifestantes cuestionaron la concepción PRO de la cultura.
 
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