EL PAíS › SAN LUIS, CON DOS INTENDENTES

Historia de dos ciudades

Del “que se vayan todos” a la duplicación de poderes: la capital puntana tiene dos jefes y dos concejos deliberantes, ambos electos. Unos cobran los impuestos y las tasas de las privatizadas, otros reciben dinero del gobierno provincial. La impasse llegó a la Corte Suprema, que sugirió volver a llamar a elecciones.

 Por Eduardo Tagliaferro

Desde San Luis

No es la Historia de Dos Ciudades. En todo caso es la historia de dos gobiernos en la misma ciudad. En teoría, dos gobiernos tendrían que poder lo que a veces uno no puede. Sin embargo, lejos de ser un alivio, para los vecinos de San Luis la persistencia de dos administraciones comunales se está convirtiendo en una verdadera pesadilla. El edificio comunal lo ocupa Daniel Pérsico, electo el 9 de noviembre del 2003, en comicios no reconocidos por la Justicia Electoral, que había convocado para el día 23 de noviembre. En esa elección se impuso Ana María Torrontegui. Desde esa fecha existen dos gobiernos. Uno recibe del gobierno provincial los aportes coparticipables, otro cobra las tasas y los impuestos municipales. Eso sí, de tener un Concejo Deliberante con 14 ediles, los puntanos ahora tienen dos Concejos, el doble de concejales, el doble de asesores y dos gabinetes de funcionarios. El colmo del “que se vayan todos”.
El pleito judicial llegó a las oficinas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pero ésta no avanzó sobre el fondo del conflicto. Se limitó a realizar una gestión de buenos oficios. Citó a los dos intendentes, los escuchó y deslizó que tal vez una nueva elección podría destrabar la disputa. Torrontegui estuvo de acuerdo con realizar nuevos comicios y hasta aventuró como posible la fecha del 18 de abril de este año. Pérsico estuvo de acuerdo con un referéndum entre los dos candidatos. Hoy por hoy las elecciones aparecen como una alternativa lejana. La última palabra la tendrá el Superior Tribunal de Justicia provincial, y el máximo tribunal nacional tiene en estudio un recurso de amparo.
Colores y camiones
Un camión desvencijado con tres colores sobre su chasis y un número tres pintado de manera apurada con un aerosol recoge bolsas negras de consorcio con los restos del barrido de la avenida Presidente Illia. El día recién comienza. Los empleados no tienen uniforme, apenas una pechera bordó. “Esos son camiones de la municipalidad de Torrontegui”, dice Daniel, el taxista que traslada a Página/12. “Supongo que los distingue porque el camión no tiene el logo oficial del municipio. ¿Pero cómo hacen para distinguir las obras que hace un gobierno de las que hace otro?”, pregunta con curiosidad este diario. “Los taxistas nos damos cuenta porque los vemos trabajar. Los de Pérsico usan los camiones oficiales. Los empleados de Torrontegui suelen llevar pecheras de color amarillo, o bien las bordó de los pico y pala”, responde el chofer.
Los pico y pala son los beneficiarios del Plan de Inclusión Social. Un plan considerado ejemplar por el gobierno provincial y denostado por la oposición, que lo ve como un mecanismo de coptación de voluntades. Los cuestionamientos llegaron a tal punto que el gobernador Alberto Rodríguez Saá envió a la Legislatura provincial un proyecto para realizar una consulta popular que decida la continuidad o no del plan social. Ayer las dos cámaras legislativas se aprestaban a dar su consentimiento a la iniciativa. Lo concreto es que entre algunos de los trabajos que llevan adelante los beneficiarios del Plan figura el apoyo a tareas comunales. Claro está que estamos hablando de aquellas que realiza el municipio de Torrontegui. El grueso de los 675 empleados municipales cumple funciones para Pérsico. Unos 35 empleados se acercaron al gobierno de Torrontegui.
“Pérsico suele decir que la verdadera Municipalidad es la de la calle Avellaneda. Torrontegui le dice a la gente que no pague los impuestos”, confía a este diario Celia, una vecina que camina por la avenida Illia. Por el momento no hubo enfrentamientos personales ni hechos de violencia de importancia. Cerca de la administración de Torrontegui, sin embargo, señalan que suele haber amenazas y otro tipo de aprietes a las firmas que llevan adelante algunas tareas públicas. En diciembre hubo algunas escaramuzas y fue precisamente la avenida Illia la testigo. Este boulevard suele ser el lugar donde se realizan las ornamentaciones navideñas. Sucedió que una administración puso sus luces, sus adornos y también su sello personal. Detrás venían los empleados de la otra gestión, con sus propios souvenirs y también con su propia impronta política. Hubo reproches y enojos y no hubo golpes porque muchos fueron los que intermediaron. “Este tema dividió a la sociedad”, confía Luis a este diario. “Esta discusión se nos metió en la cama”, comenta Clara, una vecina puntana que va más allá y lanza sus reproches hacia los Rodríguez Saá. Casi todos evitan dar sus nombres.
Tasas y dineros
Torrontegui, titular del PJ provincial y durante muchos años funcionaria del gobierno de Adolfo Rodríguez Saá, suele repetir que “el día que esto se solucione atenderá caso por caso la situación de cada contribuyente”. Por ello recomienda no pagar las tasas y los impuestos municipales. Estos pagos se concretan en el edificio municipal donde está el gobierno de Pérsico, y la gente de Torrontegui cuestiona que los tributos no están bancarizados y se preguntan en voz alta “a quién le rinde cuenta de lo que cobra y de lo que paga”. En la audiencia que los dos intendentes tuvieron con la Corte Suprema, Pérsico dijo que realizaba una rendición diaria de los gastos ante el Tribunal de Cuentas provincial.
Pérsico también recibe los pagos de las tasas de los taxistas y remiseros. Para colmo de males, los taxistas ahora están reclamando un aumento del 50 por ciento en sus tarifas. La recolección de basura está terciarizada en favor de la empresa 9 de Julio. Los cánones que paga la firma, así como los que realizan las firmas que prestan el servicio de transporte público, lo percibe el gobierno de Pérsico. “El problema vendrá cuando se tengan que renovar esos convenios”, confía Clara, la vecina que habla con este diario.
Todos admiten que la mayor parte de lo recaudado por Pérsico se va en el pago de sueldos. No son los sueldos de toda la plantilla municipal, sino del funcionariado. Es decir de su gabinete y de los 14 concejales que funcionan en el edificio municipal. Por su parte, el gobierno de Torrontegui recibe del gobierno provincial cerca de un millón doscientos mil pesos mensuales. Con ellos, entre otras cosas, tiene que hacer frente a los pagos de la totalidad de los empleados de la planta municipal. Así lo determinó un fallo judicial luego de un recurso de amparo. También hay una decisión expresa que le impide concretar nuevos contratos ni designaciones. Del millón doscientos mil que recibe, en los pagos de personal emplea 850 mil pesos. En ellos incluye a su gabinete, su funcionariado, los 13 concejales que integran su Concejo Deliberante y los respectivos asesores.
La historia de los dos gobiernos comenzó en las últimas elecciones. Pero eso es otro tema. Tan largo y con tantas anécdotas que bien podría formar parte de una novela de enredos. Las lluvias no llegaron a San Luis. Los memoriosos recuerdan que las inundaciones castigan duro a la ciudad. La avenida Illia, al igual que muchas calles puntanas, suele transformarse en un verdadero rápido. Ese día habrá dos gobiernos para mentar.

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