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Este fin de semana no se descorrerá el velo sobre el anuncio misterioso del Gobierno, una serie de medidas que Néstor Kirchner atesora con celo. A pesar de ello, el Presidente se prestó a crear ansiedades al cuchichearle a varios funcionarios y gobernadores que, si se concretaban tales medidas, serían tan prodigiosas que “van a colgar mi foto al lado de la San Martín”. El anuncio se realizará el jueves que viene, cuando arribe al país el presidente chino, Hu Jintao, ya que el “enigma K” está relacionado con el gigante asiático. En los pasillos de la Casa Rosada especularon que el secreto oculto sería una megainversión de 20 mil millones de dólares, que aportaría Beijing para realizar obra pública en el país: viviendas populares, redes ferroviarias y caminos. Nada de ello estaría relacionado con el pago de la deuda externa. Las fuentes consultadas por Página/12 no supieron definir en qué plazo se ejecutaría tamaña cifra.
Desde hace aproximadamente dos semanas, Kirchner comenzó a sembrar la intriga entre sus allegados. Fue diciendo que tenía un “as en la manga” que si le “salía” cambiaría la Argentina. Sus palabras fueron escuchadas por funcionarios de primera línea de la administración nacional y de algunas provincias. Diez días atrás, se lo repitió al gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner.
El Presidente parecía divertirse con el secreto y la intriga que creaba. Tanto que consiguió alterar los nervios de más de un colaborador. Varios de ellos imploraban que el anuncio de marras existiese y no fuese una cortina de humo: la expectativa creada por las versiones fue creciendo de tal manera que una decepción acarrearía un costo político aún no mensurable para el Gobierno.
El minué de hipótesis acerca de la materia del secreto recorrió el aerópago del poder y se propagó por todos lados. En la Casa Rosada afirmaron que los conocedores del secreto constituían el puñado de funcionario públicos más encumbrados del país: Kirchner, su mujer, Cristina Fernández; el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. A ellos se agregaría el titular de Planificación Federal, Julio De Vido.
Las especulaciones llegaron al paroxismo, pero nadie mostró las cartas; apenas las orejearon.
Este diario pudo conocer ayer las conjeturas de varios integrantes privilegiados del gabinete. Las más destacables, a los efectos de acercarse a la verdad de este galimatías, son las siguientes:
u El anuncio más mentado no se realizará este fin de semana. Será el jueves entrante, cuando llegue a Buenos Aires el presidente Hu Jintao. Un día antes lo hará el primer mandatario de Corea del Sur, Roh Moo Hyund –estará en el país entre el 14 y el 16 de noviembre–, quien traerá en carpeta también un volumen no desdeñable de millones de dólares para invertir en la Argentina.
u El as en la manga del Presidente –por citar sus palabras– sería una inversión china de veinte mil millones de dólares, dirigida a construir viviendas populares, caminos, redes ferroviarias, etc.
Mientras los confidentes de este diario discurrían sobre el hipotético anuncio, la Embajada de la República Popular de China en la Argentina cursó ayer las invitaciones a una conferencia de prensa que el próximo lunes al mediodía ofrecerá el director general de la Oficina de Información del Consejo de Estado de ese país, Yang Yang. Según adelantó la representación diplomática, en la ocasión se presentará el programa “China más cerca”, aunque la convocatoria no hizo otra cosa que alimentar las conjeturas sobre la fuerte inversión de China. Fiel a la tradición de secreto de los chinos, ningún misterio será develado en dicho encuentro.