EL PAíS › LA LEGISLATURA DISPUSO SEVERAS RESTRICCIONES AL CIGARRILLO EN LA CIUDAD

Para evitar el humo en los Buenos Aires

Quedó prohibido fumar en bares y restaurantes más chicos. Los más grandes podrán tener un espacio especial, al igual que shoppings y boliches. Habrá veda total en hospitales, escuelas y cibercafés. Y en todo espacio cerrado con acceso público. Para los infractores, habrá fuertes multas.

 Por Mariana Carbajal

Como nunca antes, los legisladores porteños se cuidaron ayer de fumar en el recinto de sesiones, donde habitualmente el aire se torna irrespirable por la gran humareda que dejan sus cigarrillos. Es que ninguno quiso quedar escrachado con un pucho en la mano, justo cuando estaban tratando la ley antitabáquica. La norma fue aprobada anoche por amplia mayoría (no hubo votos en contra y sólo tres abstenciones). Aunque su aplicación será gradual, impone fuertes restricciones para fumar en lugares cerrados de acceso público (como shoppings y boliches bailables) y prohíbe absolutamente el cigarrillo en bares y restaurantes de menos de 100 metros cuadrados, en cibercafés y en los establecimientos de salud y educación de la ciudad, entre otros sitios. Además, prevé multas para los que la incumplan e impide la publicidad de cigarrillos y su venta a menores de 18 años. Al mismo tiempo, ordena al gobierno porteño desarrollar campañas de prevención y concientización sobre las consecuencias del tabaco en la salud y obliga a las obras sociales a dar cobertura a los tratamientos para dejar de fumar. Los que no tendrán inconvenientes para prender un pucho serán los mismos diputados y los funcionarios públicos en sus despachos privados: la veda no llega a las oficinas que no sean de acceso público.
La ley fue aprobada en general con 49 votos a favor, ninguno en contra y tres abstenciones del bloque Del Sur. El proyecto que se debatió fue consensuado en los últimos días entre las distintas bancadas. Según explicó a este diario el kirchnerista Helio Rebot, “hubo una pequeña flexibilización con respecto al despacho de mayoría”, acordado semanas atrás, tras su paso por tres comisiones. En aquel texto quedaba completamente prohibido fumar en los shoppings, en todas las oficinas públicas y en salones de fiesta. La norma sancionada permite que en los paseos de compras cerrados se habiliten zonas destinadas para fumar, igual que en las discos, pero estos “fumaderos” deberán estar separados físicamente del resto del lugar, no podrán ser lugares de paso y tendrán que contar con una sistema de ventilación independiente. La prohibición de fumar no regirá en fiestas privadas por invitación, como casamientos, que se realicen en salones. Y quedarán exentas de la veda las dependencias públicas que no tengan acceso público, salvo en los casos de establecimientos de salud y de educación, donde la prohibición para prender un cigarrillo será total.
El otro cambio al proyecto que había trascendido días atrás beneficia a los bares y restaurantes de mayores dimensiones. Aquellos que tengan 100 metros cuadrados o más podrán destinar un sector para los clientes fumadores, aunque este espacio no podrá exceder el 30 por ciento de la superficie del local. Igual que en el caso de shoppings y boliches bailables, el área para fumadores tendrá que estar separada del resto del comercio por un vidrio u otro material y tener una ventilación independiente.
En las empresas privadas no se podrá fumar en los lugares de acceso público. La prohibición será total en cibercafés, salas de teatro, cine y otros espectáculos públicos que se realizan en espacios cerrados, centros culturales, locutorios, estaciones terminales de micros de mediana y larga distancia y de subterráneos. Donde sí se podrá prender un cigarrillo es en cárceles y centros de salud mental de la ciudad.
La implementación de las restricciones será gradual: en el sector público entrarán en vigencia a partir del 1º de marzo de 2006 y en el sector privado, siete meses después, el 1º de octubre.
Entre otros aspectos clave de la ley figuran:

- Se prohíbe la venta de cigarrillos a menores de 18 años. Hasta ahora la restricción alcanzaba a los menores de 16 años. Los comerciantes que violen este artículo serán sancionados con multas de 50 a 500 pesos.

- Queda prohibida la publicidad de productos elaborados con tabaco tanto en la vía pública como en el interior de los kioscos. “Este punto entrará en vigencia a partir del 1º de enero de 2007, porque las campañas publicitarias se acuerdan con mucho tiempo de anticipación”, fundamentó Rebot.

- No se podrán vender cigarrillos dentro de colegios primarios y secundarios ni en centros de salud.

- Está previsto un régimen de sanciones tanto para el fumador que no acate las restricciones (la multa será de 25 a 100 pesos) como para el propietario o responsable del lugar donde se produzca la infracción (la multa será de 500 a 2000 pesos, pero se duplicará en el caso de restaurantes y bares que tengan sitios para fumadores). Si un local registra tres multas consecutivas en el término de un año será castigado con una clausura por 30 días.

- Todas las obras sociales deberán cubrir los tratamientos antitabaco.

- La autoridad de aplicación, que será definida por el gobierno porteño, deberá instrumentar campañas de difusión de los alcances de la ley y también educativas, de prevención y de concientización sobre los efectos nocivos del tabaco en la salud.

- Se creará, además, un Comité Asesor Interdisciplinario que asesorará en el cumplimiento de la ley.

- Todos los lugares donde rija la prohibición de fumar deberán estar claramente señalizados.

- En los ámbitos públicos y privados de atención al público será obligatoria la existencia de un libro de quejas, reclamos y sugerencias a disposición del público. Además, el gobierno porteño deberá habilitar un 0-800 donde los ciudadanos puedan efectuar denuncias sobre el incumplimiento de la ley o recibir información sobre los programas de prevención y asistencia para dejar de fumar.
El tratamiento y la votación de la flamante norma se extendió durante casi cinco horas. La mayoría de los legisladores coincidió en que la ley significa “un gran avance” en materia de políticas públicas vinculadas a la salud y que apunta a “proteger” a los no fumadores del humo del cigarrillo y al mismo tiempo a “desalentar” el consumo de tabaco. “No queremos una guerra de fumadores contra no fumadores”, se encargó de aclarar la macrista Paula Bertol, una de las impulsoras de la iniciativa junto con el kirchnerista Rebot. En las gradas se podían ver dos carteles que destacaban: “Queremos aire no contaminado para todos”. Para estar a tono con el momento, ningún legislador se atrevió a prender un cigarrillo durante la sesión, una costumbre habitual en el recinto a pesar de que una reglamentación interna de la Legislatura impide que allí se fume. Y además, muchos de ellos lucieron una cinta verde, símbolo de la lucha antitabáquica (casualmente el mismo color elegido por las feministas para identificar la lucha por el derecho al aborto). Justo antes de dar inicio al debate, la kirchnerista Marta Talotti dio la última pitada a un cigarrillo.
Por momentos el recinto pareció un gran grupo de autoayuda en el que algunos legisladores hicieron especial hincapié en su relación con el cigarrillo. “Soy una adicta recuperada”, aclaró Alicia Bello, del Frente para la Victoria, durante su exposición. “Soy un adicto, por eso necesito la ayuda de la sociedad para salir de esta adicción”, afirmó, a su turno, Juan Manuel Velasco, del ARI. Aunque sólo los tres legisladores del bloque Del Sur se abstuvieron en la votación y no hubo votos en contra, algunos diputados alzaron la voz para expresar posiciones más extremas a las plasmadas en la ley. Como Mario Morando, de Juntos por Buenos Aires, que planteó que se debería votar directamente “la prohibición del tabaco” en la ciudad porque con la norma aprobada “el 40 por ciento de la población –que es fumadora– se va a seguir envenenando”. O el socialista Norberto La Porta (el primero en presentar un proyecto de ley antitabáquica en la Legislatura), que dijo ser partidario de la prohibición total en bares yrestaurantes y en todo el ámbito público, incluidas las oficinas de legisladores y funcionarios. También se escucharon posiciones en contra de imponer limitaciones para fumar como la de Silvia Majdalani. “No comparto la prohibición”, dijo después de aclarar que era fumadora.

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Aunque habitualmente el recinto está lleno de humo, ayer nadie se atrevió a fumar durante la discusión de la ley antitabaco.
 
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