EL PAíS › LA PRESIDENTA DESPIDIO A LOS FAMILIARES EN RIO GALLEGOS

“Es un enclave colonial”

Cristina Fernández de Kirchner reiteró que negociar viajes no implica renunciar a los derechos argentinos a las islas, que definió como un anacronismo británico.

 Por Martín Piqué

Desde Río Gallegos y Darwin

“Un día de este siglo un presidente argentino va a ir a rendirles homenaje a los caídos en nombre de los derechos irrenunciables que la Argentina tiene sobre las islas Malvinas.” La presidenta Cristina Fernández eligió una frase de impacto asegurado para despedir a los 170 familiares que ayer participaron de la inauguración definitiva del cementerio argentino en Darwin. “En nombre del derecho internacional, en nombre de la paz, (los británicos) deberán comprender que no pueden subsistir enclaves coloniales en el siglo XXI”, exigió. Acompañada por el canciller Jorge Taiana y varios de sus colaboradores más directos, CFK saludó a los padres, hermanos e hijos de los caídos en Malvinas. Lo hizo desde el salón de embarque del aeropuerto de Río Gallegos. El tono de las declaraciones de la Presidenta confirmó que el Gobierno seguirá negociando viajes humanitarios con Londres –como el de ayer, como el del próximo sábado– sin que eso pueda ser interpretado como una renuncia, aunque sea mínima, al reclamo de fondo de soberanía sobre las islas.

“Hay una posibilidad de hacer un tercer viaje. Si tenemos más familiares con disposición que finalmente puedan animarse o encontrarse en condiciones físicas de poder hacerlo”, dijo el canciller Taiana. El viaje sería en abril, pero en parte depende de quién gane las elecciones en el consejo de gobierno de las islas.

Varias horas después, ya en territorio bajo control británico, los periodistas argentinos obtuvieron algo parecido a una respuesta a los dichos de CFK. Bastó con escuchar al primer secretario de la gobernación de las islas, Paul Martínez. “Este es un momento difícil porque el gobierno argentino nos ha hecho difíciles los acuerdos de pesca y petróleo. Es un momento difícil de la relación”, dijo. Enseguida agregó que su administración añoraba los tiempos del canciller Guido Di Tella, durante el menemismo, cuando se creó aquella fórmula del “paraguas” que implicaba postergar el reclamo de la soberanía argentina sobre Malvinas para poder avanzar en negociaciones conjuntas con Londres y los kelpers en materia de pesca y extracción petrolera. La posición del virtual vicegobernador de las islas tiene una rápida explicación. En los últimos años, Londres y el gobierno del archipiélago han avanzado en la extracción de petróleo en la costa norte de la isla Gran Malvina.

Allí están trabajando dos empresas petroleras: Desire Petroleum, fundada en 1996 por capitales británicos con el objeto de extraer crudo en torno de las Malvinas, y la australiana BHP Billiton, una compañía más grande y experimentada que pretende asociarse a Desire y que ya hizo pública su decisión de enfrentar cualquier tipo de sanciones legales que intente el gobierno argentino. Para cualquier habitante de las islas, la suerte de los emprendimientos petroleros de la franja norte del archipiélago es casi una cuestión de Estado. Lo pudo comprobar Página/12 al conversar con el sacerdote anglicano Richard Hines, religioso que en los años ’60 llegó a dedicarse a su actividad profesional como ingeniero en la provincia de Salta. La nostalgia por los tiempos de Di Tella podía comprobarse en cada conversación que intentara avanzar un poco sobre el estado de la relación bilateral, tanto en lo político como en lo económico.

–¿Qué es lo que extrañan de la época de Di Tella? –preguntó Página/12 al primer secretario Martínez.

–Era una manera diferente de relacionarnos. En esa época se honraban los acuerdos, era un tiempo de cooperación y de hablar de cómo podíamos acordar, de cómo podíamos negociar los acuerdos de pesca.

A pesar de las leves críticas al gobierno de CFK y también al de Néstor Kirchner, los británicos se cuidaron en todos los gestos y no exhibieron nada de su poderío bélico. En la base aérea de Bahía Agradable no se pudo ver ningún avión de combate, salvo un caza de exhibición que fue utilizado durante el conflicto de 1982. Los famosos Typhoon, al menos al momento de la llegada de la comitiva humanitaria, estuvieron bien guardados en los hangares de Mount Pleasant.

Los británicos se mostraron muy amables en todo momento con los familiares, periodistas y voluntarios que viajaron por Cascos Blancos, el organismo de Cancillería que encabeza Gabriel Fuks y fue clave en la organización de los vuelos. La única nota de color que comentaron algunos visitantes fue una leyenda escrita en inglés que había colgado un vecino de Stanley en el frente de su casa particular. El cartel decía “Bienvenidos argentinos pero acepten que esta tierra es nuestra”. Para algunos miembros de la comitiva, el cartel pudo asimilarse como una respuesta al cartel electrónico del aeropuerto de Río Gallegos que indicaba el horario de partida del vuelo de LAN Chile: además de la hora, el letrero decía “Las Malvinas son argentinas”.

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La Presidenta y el canciller Taiana estuvieron en el aeropuerto despidiendo a los familiares.
Imagen: Télam
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