EL PAíS › LA VIDA EN EL CAMPING

Como un Woodstock

Al entrar en el predio del Camping Butaco, a mitad de camino entre la ciudad de Neuquén y Cipolletti, puede verse un grupo de unos veinte jóvenes sentados sobre el césped, en círculo y escuchando a un hombre con anteojos de sol, que parece estar predicando alguna fe. El hombre es Víctor De Gennaro, hombre fuerte de la CTA y una de las figuras más importantes detrás de la Constituyente Social: está coordinando al sector Comunicación. A un costado, cuatro muchachos con chalecos azules de la Central duermen la siesta a la sombra de un árbol. De atrás de una carpa llega el aroma de la carne asada. Por todas partes pululan militantes, se reparten papeles, se tocan tambores. Siguiendo un caminito de tierra y atravesando una reja, se llega a un antiguo campo de plantación de manzanas del que brotan, como champiñones gigantescos, 27 carpas blancas. Hay una para la cocina. Dos con stands en los que diversas organizaciones reparten folletería, libros, DVD. En las 24 restantes, grupos de varias decenas de personas debaten en orden el futuro del colectivo social más grande de la Argentina. Es como un Woodstock de la centroizquierda argentina. Y nadie quiere perdérselo. Hay muchísimas banderas. De cada una de las divisiones locales de la CTA, de varios sindicatos y agrupaciones políticas afines. De los anfitriones de UNE, de ATE Neuquén y de otras filiales de ATE a lo largo y ancho del país. De la agrupación jujeña Túpac Amaru, con los rostros del Inca que les dio el nombre, Evita y el Che formados en trinidad. Pero también algunas más llamativas, como la de Quebracho, la de la Federación de Juventudes Comunistas o la del Frente Transversal. Y hasta una, la que más comentarios despierta, que anuncia simplemente Montoneros. Y a la noche, tras la larga jornada de debates y un show musical con artistas locales, no podía faltar el asado. Según los organizadores, se tiraron a las brasas 1800 kilos de carne. Quinientas personas trabajaron para encargarse de que todo saliera tal como estaba planeado: salvo los encargados de la cocina, el resto eran militantes de ATE Neuquén y del UNE. “Es que –aclara uno de los organizadores– son cuatro mil desayunos, cuatro mil almuerzos, cuatro mil meriendas y cuatro mil cenas por día. Hay cosas que hay que dejar en manos de los profesionales.” Luego de la comilona llegó la hora de dormir: hoy temprano será el acto de cierre en el estadio Ruca Che, en donde se leerán las conclusiones alcanzadas tras los debates de ayer. Para descansar, se utilizaron las mismas carpas en las que se trabajó durante el día: en cada una durmieron alrededor de 150 personas, en sus bolsas de dormir o sobre colchonetas.

Informe: N. L.

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Gentileza La Mañana de Río Negro
 
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