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“No es una casualidad”

“A lo largo de mi vida estuve recopilando información y testimonios de distintas personas que relataban pequeños fragmentos de la historia”, contó ayer Emilio Guagnini al declarar como testigo en el juicio por los crímenes cometidos en El Vesubio. Emilio es hijo de María Isabel Valoy, secuestrada a fines de mayo de 1977 y llevada al centro clandestino Club Atlético, y de Diego Julio Guagnini, secuestrado un par de días después, llevado al Atlético y luego al Vesubio. Ambos siguen desaparecidos.

“Mi papá estaba conmigo. Fue a una esquina a la bajada de un puente de la General Paz. Los secuestradores arreglaron a mi mamá, la vistieron y la llevaron como para emboscar a mi papá. El se dio cuenta, pero se le abalanzaron unas personas vestidas de civil, me hizo a un lado y lo redujeron”, narró. Emilio también estuvo en el Atlético una semana. Luego lo dejaron en la casa de un tío abuelo materno que era militar, quien avisó a su familia. Mis padres eran militantes, no es fortuito que hayan sido víctimas del terrorismo de Estado. No es una casualidad”, dijo Emilio Guagnini.

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