EL PAíS › CONMOCIóN POR LA MUERTE DE NéSTOR KIRCHNER, VíCTIMA DE UN PARO CARDIORRESPIRATORIO

Un ataque al corazón que golpeó al país

El ex presidente falleció ayer a las 9.15. Cristina Fernández lo velaba anoche en su casa en El Calafate junto a su familia y su grupo más cercano. Condolencias en todo el mundo. Hoy llegan presidentes de la región.

 Por Fernando Cibeira

Militante político hasta las últimas, Néstor Kirchner no se permitió el reposo que evidentemente su cuerpo necesitaba. El ex presidente falleció ayer, a los 60 años, en El Calafate, como consecuencia de un “paro cardiorrespiratorio no traumático”, de acuerdo con el parte oficial. En una ceremonia íntima, la presidenta Cristina Fernández y su familia lo velaban anoche en su residencia en el sur y a partir de hoy a las 10 comenzará la ceremonia pública en el Salón de los Patriotas de la Casa de Gobierno. Kirchner será enterrado el sábado en el cementerio municipal de Río Gallegos y fueron decretados tres días de duelo nacional. La noticia recorrió el mundo como un relámpago y en pocas horas, desde Barack Obama hasta el secretario general de las Naciones Unidas hacían llegar sus condolencias a la Presidenta. Los mandatarios de la región llegarán durante esta mañana para participar de las exequias. Incluso se esperaba a Lula, en plena campaña electoral. Por la noche, una multitud copó la Plaza de Mayo para rendirle un emocionado homenaje al ex presidente.

Aunque la conmoción aquí y en el exterior fue inmensa, no se puede decir que el físico no le haya dado señales. Sólo este año, Kirchner había sido sometido a dos intervenciones quirúrgicas. El 7 de febrero debió ser operado de urgencia por una obstrucción en la carótida, mientras que el 11 de septiembre pasado le realizaron una angioplastía con la colocación de un “stent” en una arteria coronaria, luego de sufrir fuertes dolores en el pecho. Pese a eso, Kirchner no se dio respiro y un par de días después ya participaba de un acto de la JP en el Luna Park, tal como se había comprometido. Además, continuó abocado a las varias funciones que había acumulado en los últimos tiempos como secretario ejecutivo de la Unasur, presidente del Partido Justicialista y diputado nacional.

Fiel a un estilo hiperactivo y que gustaba de no descuidar ningún frente, por estos días se había mostrado siguiendo de cerca la causa por el esclarecimiento del asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. En su última aparición, el viernes pasado en Chivilcoy, se refirió a este caso y prometió “importantes novedades”. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, contaba que el martes había hablado varias veces por teléfono con él, que Kirchner le había anticipado sus planes de volver ayer a la noche a Buenos Aires para encabezar un acto previsto para esta tarde en Lomas de Zamora en el que se celebraría el primer aniversario de la Asignación Universal por Hijo, una de las medidas del Gobierno de la que más orgulloso se sentía.

Aunque todavía no había resolución al respecto, Kirchner era el principal candidato del oficialismo para las elecciones presidenciales de 2011. Todas las encuestas publicadas el domingo pasado por Página/12 lo ubicaban invariablemente en primer lugar en intención de voto, condición que sólo podía empardar la Presidenta. Ayer, en medio del estupor, la coincidencia general era que su fallecimiento marcaba un antes y un después en la política argentina.

El desenlace

Semejante trajín le pasó factura en la mañana de ayer. Los Kirchner habían llegado el viernes por la tarde a Río Gallegos, donde se los vio pasear, distendidos, durante el fin de semana por las calles del centro, sacándose fotos con quienes se le acercaban. Incluso, el ex presidente estuvo tomando café en su mesa favorita del bar del Hotel Santa Cruz junto al secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y saludando a algunos viejos amigos que se sorprendían de verlo allí. Luego fueron a El Calafate y se quedaron en la residencia “Los Sauces”: la Presidenta debía guardar reposo para reponerse de un cuadro gripal. Allí acordaron que esperarían a que pase el censista, estaban preocupados porque el operativo resultara un éxito luego de las maniobras de algunos medios de comunicación por infundir miedo ante las visitas hogareñas.

Pero el ex presidente sufrió en la mañana de ayer un infarto masivo. Cristina Fernández llamó a una ambulancia y a la autoridad policial del lugar, el subcomisario Antonio Luján. La ambulancia, escoltada, llevó de inmediato al ex presidente hasta el hospital municipal José Formenti donde se le practicaron las maniobras de resucitación, a las que no respondió. Cristina, contaron los testigos, no se apartó de su marido en ningún momento.

El parte oficial firmado por el vocero Alfredo Scoccimarro y los médicos presidenciales Luis Buonomo y Benito Alen González ubicaron la hora del deceso a las 9.15, que fue cuando dieron por cerrada toda posibilidad de sobrevida. En realidad, Kirchner habría muerto alrededor de una hora antes.

De a poco, la Presidenta fue congregando a sus familiares y a su núcleo más cercano en “Los Sauces”, el sitio que el matrimonio había elegido como su lugar para vivir desde 2007. Su hijo mayor, Máximo, partió de inmediato desde Río Gallegos vía terrestre y llegó a la casa a las 11.30. Florencia, la otra hija, aterrizó anoche en una avioneta Pipper procedente de Nueva York, donde estudia cine. En otro avión alquilado llegaron poco después del mediodía la madre de la Presidenta, Ofelia Wilheim; la hermana del ex presidente y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y funcionarios amigos del matrimonio desde los tiempos de Santa Cruz, como el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el jefe de la SIDE, Héctor Icazuriaga. También estuvieron Zannini, el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, y el de Entre Ríos, Sergio Urribarri, quien viajó por las suyas junto a sus hijos.

Otros funcionarios y legisladores se apresuraron a acercarse al Aeroparque Metropolitano para trasladarse hasta El Calafate pero hubo cambios sobre la marcha. La Presidenta informó que lo del sur sería una ceremonia íntima, por lo que se suspendieron los viajes y los funcionarios anticiparon que se quedarían para ir a la noche a la Plaza de Mayo.

Alrededor de la residencia en El Calafate, en Alem y Zupic, la policía formó un cerco de tres cuadras que sólo podían franquear quienes tuvieran autorización. Uno de quienes pasó a saludar a la Presidenta fue el cura párroco del pueblo, Carlos “Lito” Alvarez, quien aseguró haberla visto “muy fuerte y con mucho temple”. “Me dijo que iba a seguir luchando por todos los argentinos”, agregó. Por la noche, el sacerdote ofreció una misa en la parroquia Santa Teresita del Niño Jesús a la que asistieron el gobernador Peralta y la gente del pueblo. “Néstor descansa en paz, la historia sigue, estemos todos nosotros para continuar el camino que él comenzó. Que Dios le dé descanso eterno, que mantenga fuerte a su familia y nos mantenga unidos como país”, pidió el padre Lito desde el púlpito.

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El hospital José Formenti, en la localidad de El Calafate, donde murió el ex presidente Néstor Kirchner.
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