EL PAíS › TODO EL DOLOR DE DOS FAMILIARES QUE AGUARDABAN LA LLEGADA DEL VUELO EN COMODORO RIVADAVIA

Conmovedoras historias de una espera

No se conocían. Ambos fueron a esperar a sus familiares al aeropuerto de Comodoro Rivadavia. Uno era el esposo de la mujer que viajaba con su bebé enfermo. La otra, la novia de un gerente de Credicoop con quien tenían planeado casarse.

Poco antes de las 21.50 del miércoles pasado, horario previsto para el aterrizaje del vuelo 5428 de la compañía Sol, algunos parientes se acercaron al aeropuerto de Comodoro Rivadavia a esperar a los suyos. Sólo uno, Daniel Sloper, había escuchado algo en la radio sobre un accidente aéreo mientras manejaba su camioneta desde Pico Truncado para buscar a su esposa y su hijo. Cuando quiso saber más y se acercó a la confitería del aeropuerto, supo que había orden de apagar los televisores. Cerca de él estaba la futura esposa de Gustavo Basaldúa, sola y desesperada por noticias. Pasada la medianoche, se sumaron familiares y también una decena de psicólogos enviados por la municipalidad local. A las 2.26, apareció un tal “Augusto” de la empresa Sol. Se paró en medio del hall y confirmó los temores: “Hubo un accidente y no hay sobrevivientes”.

Sloper, de 32 años, todavía no se recuperaba del golpe cuando debió atender a María, una tía de su esposa, porque le subió la presión arterial. Había hablado con su esposa, Carina Soledad Mansilla, de veinte años, en una pausa de su viaje al aeropuerto, en Caleta Olivia. Fue unos minutos antes de que ella abordara el vuelo en Neuquén, hasta donde viajó dos semanas atrás para celebrar el cumpleaños de una amiga. Llegó a decirle “cuidate” antes de cortar y seguir camino al aeropuerto General Mosconi.

“Ella abordó el avión en Neuquén para apurar el regreso porque su bebé presentaba algún problema de salud por un estado gripal, por eso prefirió regresar a su hogar para asegurar la cura”, dijo María Mansilla, la tía, tras recuperarse. Sloper y su esposa habían vuelto a vivir en Pico Truncado, a 130 kilómetros de Comodoro Rivadavia, luego de que él dejara su cargo como subsecretario de Interior del gobierno de Santa Cruz, en Río Gallegos, y asumiera un cargo en la gabinete del municipio local.

Ayer, el hombre viajó junto a sus suegros hasta el lugar de la tragedia en el desolado paraje de Prahuaniyeu, a 45 kilómetros al sur de la localidad de Los Menucos, en Río Negro. “Estamos destrozados”, dijo Sloper antes de partir. Luego se estremeció al recordar: “Ella no iba a volar, pero se venía en avión porque Benja estaba con broncoespasmos”. Los familiares de ambos en Pico Truncado, un pueblo que vive de la actividad petrolera y tiene 15 mil habitantes, todavía no podían creer lo ocurrido.

A medida que pasaban las horas, la novia de Gustavo Basaldúa vio cómo llegaban los compañeros de la única filial del Banco Credicoop, donde él se desempeñaba como gerente. Planeaban casarse el próximo 7 de octubre. “Ella lo siguió a él hasta allá. Vivían en Banfield (al sur del conurbano bonaerense), pero se fueron a Comodoro hace más de dos años porque Gustavo quería desarrollarse más laboralmente y allá enseguida consiguió el cargo de gerente. Era un cuadro de primer nivel, un esclarecido en lo bancario y lo político”, comentó ayer a este diario una fuente del banco.

Parados en la puerta de su casa, en Banfield, los padres de Basaldúa recibieron a los medios. “La última vez que lo vimos fue el fin de semana pasado cuando vino a casa y armamos una reunión. Cada vez que volaba le pedía que me llamara cuando llegaba, porque no me gustan nada los aviones”, contó su padre. La madre resaltó que “tenía 35 años y a los 33 ya había logrado ser gerente de Credicoop. Era un luchador muy querido por sus compañeros”.

Basaldúa había ido a Buenos Aires por trabajo y luego se dirigió a Neuquén, adonde acompañó a un colega también por razones laborales. De paso por Banfield, les prometió a sus padres que en el próximo viaje iba a llevarlos de visita a Gualeguay para que conocieran a sus consuegros, antes del casamiento. “Parece mentira, pero ahora estamos esperando que se comuniquen de la línea aérea para viajar a Río Negro y que nos entreguen el cuerpo. Es la parte más dura de todo esto”, dijo el padre.

Era la primera vez que este joven gerente del Banco Creedicoop tomaba un vuelo charter y lo hizo para llegar a tiempo a una reunión que tenía agendada en la sucursal de Comodoro Rivadavia. “Nosotros estamos en contacto con la novia de él, que está un poco sola en Comodoro. Queremos decirle que prontamente iremos para allá”, prometió la madre de Baldasúa, que luego, entre lágrimas, reconoció: “Mi hijo ya había alquilado el salón y comprado los souvenirs para el casamiento”.

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Parientes y amigos de las víctimas ante los mostradores de la empresa Sol en el aeropuerto de Mendoza.
 
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