EL PAíS

Las Mil y una Noches

 Por Horacio Verbitsky

Otro intento de diseñar el poskircherismo se pondrá en evidencia el martes, durante un almuerzo en el Club Francés. Allí el académico cubano-estadounidense Jorge I. Domínguez, vicedecano para asuntos internacionales de la Universidad de Harvard, y el argentino Gustavo Herrero, director del Centro de Investigaciones sobre Latinoamérica de la Harvard Business School, compartirán la mesa con un grupo de políticos y hombres de negocios. Aceptaron la cita el gobernador de Salta y aspirante a más Juan Manuel Urtubey; la ex vicejefe de gobierno porteña, Gabriela Michetti; el ex candidato presidencial del Frepaso José Octavio Bordón; el rector de la Universidad Torcuato Di Tella, Ernesto Schargrodsky; el economista Orlando Ferreres; el ex presidente de Argencard y el Banco de Boston, Carlos Adamo, hoy en el Fondo de Inversión PCP; el gurú de la consultora Poliarquía Sergio Berensztein; el presidente del Banco Santander Río, Enrique Cristofani; el profesor de la Universidad de San Andrés y ex presidente de IDEA, Jorge Forteza; el presidente de Farmacity, Mario Quintana; el consultor uruguayo de origen húngaro pero con pasaporte estadounidense Gabriel Rozman, vicepresidente para mercados emergentes del Grupo Tata de la India y el presidente de la trader cerealera Chaguar SA, Andrés von Buch. En 2010, Von Buch pagó 80.000 dólares para celebrar su cumpleaños 65 con una fiesta de disfraces de las Mil y una Noches, en el Teatro General San Martín, con odaliscas y función privada de danza. El teatro fue cerrado al público gracias a una gestión de Eva Thesleff de Soldati ante el gobierno de Maurizio Macrì. El verdadero organizador no participará, porque está de vacaciones. Es el empresario Alan Clutterbuck, creador de la Red de Acción Política (RAP). Con apoyo de empresas de la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (Amcham) se propone “ocupar espacios de poder para transformar el país en función de valores y conductas compartidas”, según el documento fundacional firmado hace diez años. Entre el 5 y el 10 de junio de 2010 Stolbizer, los macristas Michetti, Emilio Monzó y Paula Bertol, el diputado salteño del FpV Fernando Yarade, la intendente socialista rosarina Mónica Fein y el diputado del Peornismo Opositor Walter Agosto visitaron Estados Unidos, en un viaje organizado por la Red de Acción Política que preside Clutterbuck, el Centro de Estudios Americanos y la Amcham. Al Departamento de Estado, el Congreso, la Cámara de Comercio y los tribunales asistieron acompañados por funcionarios de la embajada argentina. En cambio, los diplomáticos no fueron invitados a las audiencias en el Pentágono y en el Consejo de Seguridad Nacional. Según Bertol, en el Pentágono hablaron sobre “Políticas de Seguridad. Lucha contra el Terrorismo”. El encargado de la región andina y Cuba, Juan Pablo Cárdenas, les habló de los desafíos a la seguridad regional: “Tráfico de narcóticos, armas, personas y otras formas de crimen trasnacional; Espacios no gobernados; Terrorismo; Desastres naturales; Migración masiva, Erosión de la democracia, el armamento ruso que está comprando Venezuela, Lula e Irán”. Según el balance de 2012 la Fundación RAP obtuvo “un total de ingresos en efectivo del orden de los 5 millones de pesos y aportes en especies y en trabajo gratuito por otros 2,5 millones. Un componente central para este logro fue el compromiso de doce empresas donantes que se asociaron al Proyecto de Acuerdos Básicos, y comprometieron aportes significativos por tres años”, que culminarán en 2015. Antes de la elección presidencial, en la los RAPidos aspiran a incidir habrá que pasar el 2013. Al programar las actividades del año Clutterbuck lamentó el “clima de creciente crispación y confrontación política que se suma a una moderación del crecimiento”. Como invitación a la reflexión distribuyó una lista de los “Siete Pecados Sociales” atribuida al Mahatma Gandhi como origen de la violencia: política sin principios, economía sin moral, bienestar sin trabajo, educación sin carácter, ciencia sin humanidad, goce sin conciencia y culto sin sacrificio. Agregó un octavo pecado, atribuido al hijo del líder indio, Arun Gandhi: derechos sin responsabilidades.

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