EL PAíS › EXAMENES PARA INGRESAR A LAS DEFENSORIAS

Contra la lógica de la familia judicial

–Esta semana anunció que el ingreso a los cargos administrativos de las defensorías se hará a través de un examen abierto. ¿Por qué? ¿Cuál es el objetivo?

–Lo vengo pensando hace mucho tiempo. Pero teníamos que estar preparados para soportar una gran afluencia de concursantes. Imaginamos que va a venir un número grande de personas a dar el examen. En 2009 empezamos usando el sistema de examen para los cargos más altos.

–Antes ¿cómo era?

–Los magistrados, los defensores, tienen elección por concurso desde el año ’94, en realidad desde el ’98, que está la Ley del Ministerio Público. Antes, como a los fiscales, los nominaba el Ministerio de Justicia. Ahora hay un sistema de exámenes. En el Ministerio Público de la Defensa y en el Ministerio Público Fiscal es distinto del que tienen los jueces. Hay mucha menos injerencia política. La selección se hace mediante un jurado que está integrado exclusivamente por defensores con jerarquías de camaristas. Y una vez que se conforma la terna, se eleva al Poder Ejecutivo y ellos eligen uno de la terna. En 2009 yo establecí un sistema mediante el cual también para ser funcionario –secretario, prosecretario, secretario letrado– tienen que dar un examen. El resultado fue excelente, incorporamos mucha gente que de otra forma no habíamos sabido que existía. Se abrió el Ministerio Público de la Defensa para personas que son valiosas, pero que no tienen contactos. Ante esta experiencia, decidimos firmar una resolución por la cual también para los empleados que ingresan va a haber un examen similar, pero más facial.

–¿Y cuál es el objetivo?

–Primero aplicar a rajatabla lo que dice la Constitución sobre la idoneidad para ocupar cargos públicos. Creo que es democratizar el sistema de administración de Justicia. Lo que ocurría hasta hace muy poco, era que el ingreso estaba dado fundamentalmente por familiares de funcionarios y de magistrados: defensores, jueces, fiscales. También, como hay muchos funcionarios que son profesores en la facultad, por alumnos aventajados. Esto último era bueno, pero también había un número importante de personas que entraban por vínculos familiares. La posibilidad de que los hijos, los sobrinos, ingresaran al Poder Judicial era como un derecho adquirido

–Por algo se habla de la familia judicial...

–Claro. Con lo cual se logra un empleado joven, pero que es hijo del juez. En general no va a trabajar con su papá, aunque en algunos casos sí. Este chico, que venía sabiéndose el hijo de un juez, tenía todas las prácticas de su papá ya incorporadas y, a su vez, un concepto de que existe una especie de derecho real a tener un cargo en el Poder Judicial. Contra esto hay que luchar, hay que abrir y oxigenar. Esto no quiere decir que no deben entrar “los hijos de”. Si hay un hijo de un magistrado o de un empleado que es bueno, estudioso y aprueba el examen, por supuesto que va a ingresar. Pero teníamos muchos casos en los que lo único que querían era un trabajo para tener un sueldito a fin de mes, no tenían vocación de servicio, no asumían el trabajo como un servicio público y, luego, los mismos defensores que los habían nombrado porque no resistieron la presión del juez o del camarista, se quejaban porque operaban como tapón y los nuevos que entraban no podían ir ascendiendo. La Ley del Ministerio Público garantiza a los defensores que pueden elegir a sus funcionarios y a sus empleados, pero como poder administrador central tengo derecho a reclamar un mínimo de capacitación.

–¿Esto se podría extender a todo el sistema de Justicia?

–Creo que todo ingreso a un lugar público debe ser sometido a un examen. No es que esto nunca se haya hecho. La Cámara Laboral a veces realizaba este tipo de concursos. Es la primera vez que se impone como regla para toda la institución, pero algunas cámaras han hecho concursos de secretarios o concursos de empleados. Pero por una razón o por otra se dejaron.

–Si la Corte Suprema tomara una medida similar para todos los tribunales del país, ¿habría resistencia? ¿O no?

–Las resistencias tienen que ver con un error. Esto está ligado a qué somos. ¿Somos o no un servicio público? Si soy un servicio público, no tengo un derecho a disponer de las vacantes. tiene que ingresar la persona más capacitada. La idea es que seamos todos iguales, que el hijo del panadero o el hijo del ordenanza o el joven que no tiene ninguna vinculación con el Poder Judicial, pero tiene intención, está estudiando, lleva en el alma el fuego para luchar por la justicia, pueda venir a dar un examen y lo puedan ver, se pueda visibilizar.

–Implica romper un círculo vicioso, porque la entrada de gente sin vinculaciones también podría romper con algunas prácticas que hacen al funcionamiento de la Justicia. Porque el corporativismo no solo tiene que ver con ser colegas, sino con que mi familia conoce a la tuya, compartimos ciertos “valores”, etc.

–Es lo que decía, si nombramos sólo a los hijos de los jueces, van a heredar el comportamiento y la visión de los jueces. Puede ser bueno, pero también puede no ser bueno, porque no hay una oxigenación. Para mí, esto tiene mucho que ver con la democratización. Tenemos casos terribles. En una provincia, en la Justicia Federal hubo un caso que yo frené, pero la idea era que el defensor nombrara en su defensoría a la esposa del fiscal y que el fiscal nombrara a la esposa del defensor. Eso es como decir “todo esto es una farsa”. ¿Qué clase de confianza puede tener una persona que es defendida, cuando va a hablar con un funcionario del defensor y ese funcionario a la noche se acuesta con el fiscal? Es absurdo. No resiste el menor análisis. Sin embargo, estas prácticas son habituales. No puede haber una relación que contamine el rol que cada uno tiene que desempeñar. Por supuesto que dicen que no tiene nada que ver. Pero sí tiene que ver. Porque si no, nosotros mismos no sabemos lo que hacemos.

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