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- Tribunas: Desde el mediodía, un nutrido grupo de trabajadores del Smata, que responden al diputado y dirigente sindical Oscar Romero, ocuparon gran parte de la segunda bandeja de las gradas del recinto de la Cámara baja para apoyar al Gobierno. También estuvieron en lugares destacados los militantes de La Cámpora y la JP Descamisados. Afuera del Congreso, una columna de la agrupación Tupac Amaru llenaba una cuadra sobre la avenida Rivadavia con cánticos a favor del proyecto oficial.

- Chicanas: El radical Mario Negri fue el primero en quejarse por la presencia de los sindicalistas en las gradas, pero eligió una chicana para hacerlo. “¿De qué gremio son?”, preguntó cuando se quejaba por una cuestión reglamentaria. “Del Smata”, le contestó Domínguez. “Si vienen por las suspensiones, adelante”, continuó Negri en relación con la ley para prohibir despidos y suspensiones que la UCR apoyó en minoría.

- Internas: Los sindicalistas del Smata dejaron en claro las internas gremiales en medio del debate en el recinto. Abuchearon al diputado del FIT Nicolás del Caño, quien pidió una cuestión de privilegio para denunciar la intervención de la Gendarmería en el conflicto de la autopartistas Lear, cuya comisión interna no responde a la conducción del gremio. La esposa de Luis Barrionuevo, Graciela Camaño, estuvo entre las silbadas por los mecánicos.

- Pelea: Facundo Moyano inició su discurso haciendo centro en el “fracaso rotundo” del modelo K y el abucheo se hizo escuchar en todo el recinto, desde las gradas y las bancas. El hijo del camionero y pope cegetista, Hugo Moyano, retomaba la misma frase luego de cada interrupción y el oficialista Carlos Kunkel alentó las críticas que llegaban de las gradas. Al terminar su intervención, Moyano cruzó gran parte del recinto para increpar muy nervioso a Kunkel, que ninguneó su reclamo. La situación enardeció a Facundo, que no se fue a las manos por la intervención de otros diputados oficialistas, entre ellas la secretaria parlamentaria del FpV, Teresa García.

- Género: Alcira Argumedo, de Proyecto Sur, se entusiasmó con su discurso en contra de la propuesta oficial. “Vaya cerrando, diputada, que se acabó su tiempo”, le dijo la santiagueña Norma Abdala de Matarazzo, que presidía la sesión. “¿Cómo que se acabó? Vamos, dejame de joder”, soltó Argumedo. “Esto no son términos para referirse entre mujeres”, replicó Abdala de Matarazzo, que estimó el exabrupto como una “cuestión de género”, pero no dudó en cortarle el micrófono a la diputada.

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