A 48 horas del desquite entre Floyd Mayweather y Marcos Maidana, otro argentino, Jesús Cuellar, tratará de plantar esta noche en Las Vegas la primera bandera victoriosa para el boxeo nacional. El campeón interino de los plumas en la versión de la Asociación Mundial hará hoy, desde las 23, la segunda defensa de su título ante el puertorriqueño Juan Manuel López, en un explosivo duelo de zurdos y noqueadores a 12 asaltos que tendrá lugar en el Hard Rock Hotel y Casino de la capital del estado de Nevada y que será televisada sólo por cable a través de Fox Sports 2.

Viene bien decirlo una vez más: la condición de campeón interino para la Asociación es equivalente a la del primer clasificado en el ranking en las otras tres entidades. De hecho, en la misma división, la AMB ya reconoce un supercampeón (el sudafricano Simpiwe Veyteka) y, por si hiciera falta, un campeón regular (el jamaiquino Nicholas Walters). O sea que en el mejor de los casos, Cuellar estará exponiendo esta noche sólo un tercio (o menos) de un campeonato que la AMB subdivide con desprecio total por su valor deportivo.

Cuellar llega a la pelea con un record de 24 victorias (18 antes del límite) y 1 derrota y lleva 13 meses como campeón interino. El 2 de mayo pasado, en el mismo escenario de hoy, retuvo por primera vez su título venciendo ajustadamente por puntos en 12 asaltos al estadounidense Rico Ramos y, a los 27 años, todavía está buscando su identidad en el primer nivel del boxeo internacional. Nadie pone en duda el poder de su pegada. Pero en sus últimos dos combates comprobó que necesita algo más de boxeo para seguir creciendo.

Una victoria ante Juanma López a futuro potenciaría su carrera. El puertorriqueño fue campeón supergallo y pluma de la Organización, de sus 34 triunfos, 31 han sido por la vía rápida, pero a los 31 años su mejor momento sobre los rings parece haber pasado: de sus últimos tres combates, dos los perdió antes del límite, el último en julio pasado. López necesita imperiosamente de la victoria para reimpulsarse. Una derrota a manos del ascendente Cuellar casi le anticipará el retiro y, en paralelo, afirmará la aspiración del argentino de pisar cada vez más fuerte en el mundo de las 122 libras.