Jueves, 7 de enero de 2016 | Hoy
PSICOLOGíA › OPINION
Por Sergio Zabalza *
La efectiva aplicación de la ley de servicios audiovisuales se está haciendo extrañar. Días pasados un conocido comunicador –que también es psicólogo– restó toda importancia al consumo de pornografía infantil, en virtud de que no se trata de un delito tipificado. Su argumento consistía en que tal práctica estimula la fantasía sin consumar el hecho. A pesar de que sus colegas le advertían la gravedad de sus dichos y lo alertaban en cuanto a que la aberrante industria que produce esos videos vive de sus consumidores, una y otra vez el comunicador repetía: “¿Cuál es el problema, si no es un delito?” 1
Vale recordar que la Convención de los Derechos del Niño, de la cual nuestro país es signatario, insta a los Estados miembro a penar la producción, distribución, ofrecimiento, venta o posesión de material pornográfico en que participen niños. No es para menos, el cuerpo de un chico condensa el límite entre la barbarie y la conciencia moral que permite la vida en común. No de otra cosa trata la ley del incesto que funda el contrato social. Es que esa prohibición constituye el aparato psíquico. En efecto, para un niño la cama de los padres encierra el enigma que alimenta la dulce fantasía que late en sus sueños. Por algo Spinetta cantaba: “Plegaria para un niño dormido, que nadie despierte al niño, déjenlo que siga soñando felicidad”. Los que tienen que despertar, en cambio, son los comunicadores encargados de construir la conciencia social necesaria para detener este flagelo que somete a miles de criaturas en el mundo.
La pornografía infantil es un crimen que atenta contra la dignidad y el crecimiento de un chico. Naciones como España y Colombia han prohibido expresamente su tenencia. En nuestro país, la senadora Lucila Crexel presentó un anteproyecto de ley que sanciona con prisión de dos meses a un año a quien tuviere en su poder bajo cualquier soporte ese tipo de material. En el mismo, la legisladora sostiene que la vejación y utilización de la imagen del menor se sostiene en el tiempo en virtud de la mera posesión de estas imágenes.
Por favor: ¡un comunicador ahí!.
1 Ernesto Tenembaum. http://www.rosario3.com/noticias/La-pregunta-al-limite-de-Tenembaum-que-saco-a-sus-companeros-20160102-0034.html
* Psicoanalista. Equipo de Trastornos Graves
Infanto Juveniles del Hospital Alvarez.
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