REPORTAJES › REPORTAJE A ROBERTO LAVAGNA

“La diferencia fundamental es con el Gobierno”

El ex ministro de Economía y candidato a presidente por UNA esquiva definiciones sobre los otros dirigentes de la oposición y se presenta como “el peronismo de centro”. Defiende su gestión y habla de la crisis energética: “No es un problema de recursos, sino incapacidad de gestión”.

 Por Werner Pertot

Al entrar a la oficina de Roberto Lavagna sorprende al costado de su escritorio un retrato de sí mismo casi de tamaño real. Es una fotografía que lo muestra enfervorizado como pocas veces dando su discurso de lanzamiento como candidato a presidente por la concertación por Una Nación Avanzada. Más cerca de la mesa de reuniones, en una tabla sus propios diez mandamientos: las cifras ahorradas con la reestructuración de la deuda. Los números son uno de los pilares de su discurso. Si pudiera, los llevaría consigo como bandera a cada provincia que visitó en estos últimos meses. En diálogo con Página/12, despliega esa estrategia de campaña y repliega sus silencios en torno de los otros candidatos opositores.

Lavagna ingresó al Ministerio de Economía por primera vez en la gestión José Ber Gelbard, durante la tercera presidencia de Perón. Después de la dictadura, volvió a ser funcionario durante el gobierno de Raúl Alfonsín y se retiró en 1987, en disidencia con un acuerdo con el FMI. A esas lides con el Fondo volvió en plena crisis, cuando lo convocó Eduardo Duhalde en 2002. Acompañó a Néstor Kirchner, hasta que le pidió la renuncia a fines de 2005.

A la negociación con el FMI se refirió una vez más en su último viaje a París, en el que disertó en la apertura en el encuentro sobre “el impacto de la globalización sobre las sociedades”. “Señalé que el Fondo, el Banco Mundial y la OMC están operando en contra de una globalización más justa. Ese proceso no puede dejarse en manos de los burócratas”, dice.

–¿No hace una diferencia entre FMI y el Banco Mundial?

–No, el Banco Mundial le ha recomendado a Brasil, India e Indonesia que siguiera la política económica de Nueva Zelanda, que es más chica que La Matanza. Y la Argentina cambió el paradigma de funcionamiento del FMI: empezamos a pagar en forma neta en mayo de 2002 y a liberarnos del Fondo. Luego de eso el FMI se ha quedado sin papel.

–¿Considera que el gobierno de la ciudad de Buenos Aires puede endeudarse con esos organismos, como propone Macri?

–No sé lo que él plantea, así que no lo comento. La posición nuestra es que desde abril de 2002 era ur-gen-te el desendeudamiento. Y con la reestructuración de la deuda se ahorraron 62.300 millones de dólares. Fue la más grande que se haya hecho.

–Entonces, ¿es inteligente que el gobierno porteño vuelva a tomar deuda?

–Para cualquier gobierno la regla es el desendeudamiento.

–¿En qué consiste su proyecto para YPF?

–A partir de qué Repsol anunció que iba a desprenderse del 45 por ciento propuso el 20 por ciento en la Bolsa y el otro 25 por ciento con un inversor. La propuesta nuestra es que no sea un capitalista amigo designado a dedo por el Gobierno, sino que sea Enarsa. Con una doble ventaja: evitaría el capitalismo de amigos y haría de Enarsa algo útil.

–Usted le cuestiona al Gobierno que adquirió una parte minoritaria de Aerolíneas Argentinas, y de Aeropuertos Argentina 2000. ¿Cómo se explica que proponga ser socio minoritario de YPF?

–Estamos proponiendo recuperar la acción de oro. Es distinto.

–El Estado nunca perdió la acción de oro.

–Lea los discursos de Kirchner: si no me quiere creer a mí, creale a él.

–Los dos se equivocan: la acción de oro sigue en manos del Estado, que tiene un representante en el directorio de la empresa.

–La acción de oro ha quedado vaciada de contenido y quedó ligada al YPF residual. No ha quedado ligada a la operación Repsol-YPF.

–O sea, que usted propone volver a darle “contenido”.

–Bueno, pero es recuperarla. Porque lo otro es vacío.

–Cuando estaba en el Gobierno, ¿no vio venir esta crisis energética?

–La crisis energética se veía venir en el año 2002. Yo tomé decisiones en diciembre de 2002 y enero de 2003. Como hacer demagogia es siempre fácil, el defensor del Pueblo pidió un amparo y el juez se lo concedió. Estábamos apelando y se produjo el cambio de gobierno y el cambio de política. Y la política fue no hacer nada. Las consecuencias están a la vista: ni creó las condiciones para que invirtieran los privados, ni lo sustituyó sobre el Estado. El populismo tiene un momento de euforia inicial y después viene el momento de pagar los platos rotos. No era un problema de recursos, era incapacidad de gestión.

Gato blanco, gato negro

–¿Por qué eligió el lanzamiento de Tilcara a Ushuaia?

–Hay quienes pensamos que los signos importan: en Jujuy nos van a entregar una bandera hecha por población del lugar, que vamos a llevar a Tierra del Fuego. Es un abrazo simbólico a todo el país.

–¿Alfonsín va a tener una intervención importante en su campaña?

–(Arquea las cejas.) No la ha tenido... Puede ser.

–¿Cuáles son las diferencias entre su proyecto y el de Carrió o el de López Murphy?

–La diferencia fundamental es con el Gobierno. Es si vamos a ser capaces de no perder una gran oportunidad que construimos desde abril de 2002 en adelante. Los errores en 2006 en economía, en política institucional y en política internacional son tan grandes que nos van a hacer perder la oportunidad. Se trata de plantearle una alternativa al Gobierno.

–Por lo tanto, ¿usted coincide con López Murphy en su idea de hacer de la primera vuelta una interna entre opositores?

–No coincido en nada. No me haga coincidir, porque no coincido.

–Reformulo la pregunta: si alguien vota a la oposición, ¿por qué debería elegirlo a usted?

–Yo presenté un programa, recorrí el país y dialogué con la gente, que es la que sabrá lo que tiene que hacer. Y yo respetaré lo que el votante haga.

–¿Qué representa la corriente del PJ que nuclea a Puerta, Menem y Rodríguez Saá?

–Es un sector del peronismo. La situación hoy es como la que le permitió a Kirchner ser candidato en 2003: hay un ala más hacia la derecha, más ligada a los años noventa y la convertibilidad; hay otra populista, con tintes de izquierda trucha; y está el peronismo de centro, que tiene un compromiso fundamental, que es la política social. El peronismo recupera el compromiso con lo social –que ni la derecha, ni la izquierda se lo están dando– o pierde su esencia. Habrá tres candidatos de distintos sectores, como hubo en 2003.

–En el sector de derecha ¿lo ubica también a Macri?

–No me ocupo de esas cosas.

–Pero, ¿cómo lo califica?

–Si no me ocupo, no lo califico.

–Pero, sin embargo, decidió apoyarlo en el ballottage...

–Yo dije en la primera vuelta “o Telerman o Macri”, porque el candidato del Gobierno era una especie de Sancho de Santa Cruz traído a la Capital Federal. En la segunda vuelta, quedó uno. E iba de suyo a quién había que votar.

–¿Votarlo a Macri es contradictorio con un proyecto centroprogresista?

–¿De qué hablaron en la Capital? Este fue el fracaso del gobierno nacional: quiso plantear esto en términos ideológicos. Y nadie le dio bola. Porque la gente quería discutir un proyecto para la ciudad de Buenos Aires. ¿Cree que hay alguna ideología detrás de cuantos kilómetros de subte hay que hacer o si hay que plantar más árboles? Para tranquilidad de su diario, le cito al (ex secretario general del PC Chino) Deng Xiaoping: “A mí no me importa que los gatos sean blancos o negros, quiero que cacen ratones”. En este caso, había que cazar los ratones de la ciudad de Buenos Aires.

–Pero ahora Macri habla de recortes de presupuesto y despido de personal. ¿Eso no es ideológico?

–Problema de él.

–¿Usted lo comparte o no?

–No sé. Estuve ocupado en otras cosas. Tampoco tengo por qué creer todo lo que el Gobierno dice. En general, lo que el Gobierno dice hoy es todo mentira.

La bolsa y Greco

–Hablando de lo que dice el Gobierno, ¿qué le pareció el discurso de Cristina Fernández de Kirchner en el Congreso de Filosofía?

–Va a ser olvidado... (piensa). En realidad, cinco minutos después de dicho ya fue olvidado. Es la diferencia entre lo sublime y lo ridículo. Lo sublime es el discurso de Perón en Mendoza, que cincuenta años después se recuerda; lo otro, en el mismo momento que fue pronunciado, fue olvidado.

–¿Se imaginaba que la candidata podía ser ella y no él?

–Era una decisión que tenía que tomar otro.

–¿Cómo lo interpreta?

–Creo que las sucesivas derrotas del Gobierno, que perdió todas las elecciones de Misiones en adelante, debe haber llegado a esta conclusión.

–¿Cuenta entre esas “derrotas” las denuncias contra Picolotti y Miceli?

–¿Por qué se olvida de los gasoductos de Skanska?

–Bueno, “¿y de los gasoductos?”

–Aaah. ¿Sabe por qué? Porque la bolsa sirve para tapar el gasoducto, las contrataciones de aviones sirven para tapar la bolsa. Es obvio que hay una guerra interna desatada que hace emerger estas cosas. Vamos a organizar un Observatorio de la Transparencia, que va a hacer un seguimiento de estos temas: YPF, los gasoductos, porque esto se tiene que terminar. No puede ser que cada tema tape al anterior.

–¿También van a investigar el caso Greco?

–Sí, nosotros fuimos los primeros que nos ocupamos: hicimos la denuncia y impedimos el pago.

–Pero, ¿por qué no apeló el fallo cuando era ministro?

–Los papeles, los papeles, mire las firmas. Que no hagan discursos. Ellos fueron los que firmaron el pago.

–Miceli dice que usted no apeló el fallo que la obligó a pagar.

–Que no traten de distraer. Nosotros impedimos el pago. Después descubrimos una conexión mendocina...

–¿Qué conexión?

–No, la vamos a mirar con tranquilidad... Planteamos también la anulación de los superpoderes presupuestarios, como yo había hecho siendo ministro en diciembre de 2005. Luego el Presidente los reimplantó ampliados.

–Pero usted firmó antes dos presupuestos con superpoderes. ¿Cómo lo justifica?

–Pero, es obvio. ¿No sabe que la Argentina tuvo la peor crisis en cien años? El asunto es que, cuando uno sale de la crisis, empieza el mejoramiento institucional. De parte nuestra, hay compromisos muy firmes: la restitución del personal del Indec, la modificación del Consejo de la Magistratura, del régimen de DNU y de la unidad de información financiera. Me gustaría saber si la senadora-candidata, que apoyó todas estas cosas, está dispuesta a cambiar, como dice la propaganda, y a asumir estos compromisos.

Compartir: 

Twitter

Imagen: Pablo Añeli
SUBNOTAS
 

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.