SOCIEDAD › DOS EMPLEADOS DE UN CREMATORIO INVESTIGADOS POR LA DESAPARICIóN DE ERICA SORIANO

Tras la pista de los Six Feet Under

La familia de la pareja de la joven Erica Soriano, desaparecida luego de una pelea con el novio el 21 de agosto, es dueña de una cochería fúnebre. Investigan si ese día la chica fue asesinada y cremada. Los empleados entraron en contradicciones.

Dos empleados de un crematorio de Lanús fueron imputados por haber mentido al declarar en la causa por la desaparición de Erica Soriano. “Van a tener que explicar por qué mintieron”, dijo a este diario Ariel Urssino, el abogado que representa a la familia Soriano, al referirse a la contradicción en la que cayeron los empleados al responder primero de una manera y luego de otra una pregunta concreta: “¿Puede suceder que se creme a una persona por otra?”. Los empleados del crematorio, que en un primer momento habían asegurado que tal cosa era imposible, terminaron admitiendo que puede suceder perfectamente, porque “no saben ni controlan a quién creman”. Las imputaciones, que determinaron la apertura de una nueva causa por falso testimonio, no modifican hasta el momento la investigación, pero sí podrían determinar el fortalecimiento de una hipótesis acerca de la desaparición de Erica, cuyo paradero se desconoce desde el 21 de agosto.

Las imputaciones por falso testimonio fueron elevadas por Gerardo Loureiro, el fiscal de Lomas de Zamora a cargo de la investigación de Erica Soriano. La semana pasada, dos empleados de Crematorios del Sur, que funciona en el cementerio de Lanús, concurrieron a declarar. Ambos están encargados del funcionamiento del horno en que se creman los ataúdes en el cementerio de Lanús. Es con ese crematorio, además, que suele operar la cochería La Paz, propiedad del padre de Daniel Lagostena, el novio de Erica Soriano. El abogado Urssino explicó que “el mismo día que desapareció Erica se llevó gente al crematorio” en cuestión.

Días antes, la directora del crematorio había explicado el funcionamiento habitual de la empresa. “Tuvimos algunas dudas con lo que explicó –dijo a este diario Urssino–, por eso después nos informamos sobre cómo es el sistema, y estábamos más preparados cuando vinieron los empleados.” Durante la declaración, los hombres explicaron en qué consiste su tarea cotidiana. “Contaron un procedimiento que parecía modelo. Según lo que decían inicialmente, parecía que era difícil que pudieran confundir a una persona por otra. Pero después se les hicieron preguntas, se preguntó diferente, y entonces ellos reconocen que no es verdad todo lo que habían contado antes, sino que se crema de otra manera.”

En la provincia de Buenos Aires la actividad de los crematorios no está regulada por un marco legal. Cada empresa opera según su criterio y sus propias rutinas. Cuando, durante la declaración, a los empleados se les preguntó si era posible que no supieran efectivamente a quién cremaban porque los controles no eran parte de su tarea, confirmaron esa posibilidad. “Así como nos llega el ataúd, le sacamos los herrajes y lo metemos al horno. No sabemos quién es”, dijeron. Es decir que ellos no controlan. “Claro, al no haber ley, cada lugar dispone qué y cómo hacer”, contó el abogado Urssino. A la hora de las preguntas, los declarantes se contradijeron en sus propios relatos, y también entre ellos, al describir los procedimientos usuales en la cremación.

La desmentida que los hombres dieron de su propia declaración mientras la hacían en sede judicial es lo que les valió la imputación en una causa nueva. Pero aunque se trate de una investigación paralela, que será sustanciada por otra fiscalía y analizada por otro juzgado, el traspié de estos declarantes podría hacer avanzar la investigación sobre el paradero de la joven. En diálogo con Página/12, Urssino evaluó la situación desde dos perspectivas. “Es falso testimonio, no tenían que mentir. ¿Para qué lo hicieron? Estaban encubriendo. Estimamos que no quisieron contar de entrada cómo es el trabajo por dos cosas: o para encubrir algo relacionado con Erica, o para que no salgan a la luz –al margen del caso Erica– cosas que la gente habitualmente no sabe. Lo concreto es que ellos mienten. Resta ver si es para enturbiar o por una cuestión social, y eso es lo que se va a investigar en la nueva causa.”

De acuerdo con los investigadores del caso, algunas pistas sugieren que Erica Soriano, en caso de haber sido asesinada, podría haber sido cremada de manera clandestina. El hecho de que la familia de Daniel Lagostena, pareja de la joven, sea propietaria de una cochería refuerza la hipótesis.

Soriano, de 30 años, desapareció el 21 de agosto. Llevaba dos meses y medio de embarazo, y ya era madre de una niña de 12 años. De acuerdo con la denuncia familiar, iba hacia Villa Adelina, en San Isidro, para almorzar con su madre y su hija, pero nunca llegó al lugar. La última persona en ver viva a la mujer fue su pareja, Daniel Lagostena, quien prontamente se convirtió en sospechoso para la familia Soriano. Lagostena declaró que él y Erica habían discutido fuertemente el día en que desapareció, pero que luego ella había dejado la casa. Hasta ahora, la fiscalía no ha levantado imputaciones con Lagostena ni nadie de su familia, pero sí ha realizado operativos en la vivienda de sus padres y también en el cementerio.

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Erica Soriano desapareció el 21 de agosto, luego de una pelea con su pareja, Daniel Lagostena.
 
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