SOCIEDAD › EL FISCAL DE CASACION, MARTIN ROMERO VICTORICA, AMIGO DE LA FAMILIA GARCIA BELSUNCE, DECLARO EN EL JUICIO

Un testigo que casi es imputado

Antes de tomarle testimonio, el tribunal debió decidir si no estaba imputado por encubrimiento. Romero Victorica dijo ahora que, en el velorio, se dio cuenta de que la muerte de María Marta no había sido por accidente.

En una nueva jornada del segundo juicio por el crimen de María Marta García Belsunce, la atención recayó sobre Juan Martín Romero Victorica, el fiscal de la Cámara de Casación amigo de la familia de la víctima y quien, según declaró ayer ante el tribunal, desde el primer momento supo que lo sucedido “no era accidente, que había algo más”. A las novedades de sus palabras, que parecieron complicar la situación de familiares y amigos de la mujer asesinada, sumó las que aparejó su propia presencia. Antes de permitirle declarar, el Tribunal Oral 1 de San Isidro debió resolver si lo aceptaba o no en calidad de testigo, para lo cual exigió a la fiscalía que informara si Romero Victorica se encontraba imputado en la causa que investiga el homicidio, en la UFI 2 de Pilar. Tras el cuarto intermedio, por decisión de la mayoría del tribunal, Romero Victorica declaró. De todos modos, el juez Alberto Ortolani dejó sentado su descontento, al señalar que “mal puede traerse como testigo a quien pudo haber sido autor del delito de encubrimiento” y cuyo proceso no avanzó “por la calidad especial que reviste” como fiscal de Casación.

El funcionario había sido denunciado porque pesaron sobre él sospechas de encubrimiento, cuando se conoció que la muerte de María Marta no había sido accidental. Sin embargo, la Justicia archivó el expediente y la investigación no prosperó.

“Yo no defiendo a nadie. Los García Belsunce son todos unos mentirosos y el fiscal Molina Pico quiso cubrir sus errores, como hacer la autopsia un mes más tarde, a mis espaldas”, afirmó Romero Victorica una vez superado el escollo legal, a lo largo de una presentación durante la cual no dudó en definirse como “una especie de Serpico”.

Romero Victorica conoció la noticia de la muerte de María Marta por intermedio de su amigo Horacio García Belsunce, quien lo llamó para contarle, “entre llantos, angustia y voz acongojada”, que su hermana había tenido un accidente. El fiscal concurrió al country Carmel, en donde, dijo, a medida que le brindaban detalles del presunto accidente, no lograba entender cómo “con 50 kilos” y por una caída María Marta había llegado a sufrir “un traumatismo de cráneo con pérdida encefálica”. Su duda, según recordó, se acrecentó cuando supo que “habían encontrado un plomito”, con relación al famoso pituto. “Yo pensé en una bala, en una munición y pregunté qué hicieron con eso. Horacio me dijo ‘lo tiraron’, no ‘lo tiramos’. Le dije ‘cómo hicieron eso’ y me contestó: ‘no tiene explicación, Juan, qué querés que te diga’.”

“Yo fui como amigo, pero me ganó mi condición de fiscal. Los fiscales sospechamos”, y entonces, dijo, empezó “a caminar (por) el velatorio” para hablar con la concurrencia y “ser una especie de Serpico, como alguien dijo, cosa que a muchos no les cayó bien”. Entre los visiblemente incómodos por sus preguntas, dijo el fiscal, se encontraba el hermanastro de María Marta, John Hurtig, actualmente acusado del encubrimiento y quien, según surgió de declaraciones testimoniales previas, tuvo las primeras sospechas acerca de cómo había sucedido la muerte. Lo notó, dijo el fiscal, “fastidiado”. “Me dijo: ‘¿Sabés lo que vas a lograr? Que venga la policía y descubra que entró un villero, que María Marta lo descubrió robando y la mató. Yo perdí a mi hermana y no vamos a lograr nada con eso’”, aseguró el fiscal.

La familia, aseguró, se incomodó ante sus dudas porque “se aferraba a la idea del accidente”. Eso explicaba que hubiera “un ambiente tenso” en torno de él. “Ellos creían que yo sospechaba de ellos, pero yo sospechaba del hecho. Pero hubo un clima tan tenso que mi mujer me abandonó, se fue con el auto”, dijo.

Durante el velatorio, narró el fiscal, también conversó con el comisario Angel Casafús, a quien preguntó por la ausencia de la policía. “Usted sospecha de alguien, me dijo Casafús y me llamó mucho la atención. Yo le contesté: ‘No, Casafús, no sospecho de nadie en particular, yo sospecho del hecho’.” Dos horas más tarde, llegaron al lugar el fiscal Diego Molina Pico y el comisario Aníbal Degastaldi, quien “en toda la reunión no abrió la boca”, recordó, en relación al encuentro durante el cual se debatió si enterrarían o no el cuerpo de María Marta. “No tengo nada, sólo lo que vos me contás”, dijo Romero Victorica que le contestó Molina Pico, a quien el fiscal de Casación, en calidad de amigo de la familia, había guiado por el country.

En el alegato que hizo durante el juicio contra Carlos Carrascosa, Molina Pico pidió investigar por “encubrimiento agravado” al fiscal de Casación y a un guardia del country, Ramón Ortiz. Sin embargo, el pedido de investigación jamás prosperó: las copias del caso, reconoció la fiscalía, ni siquiera fueron remitidas a la Procuración General de la Nación.

Ayer fue la primera vez que el fiscal de Casación declaró como testigo en un juicio por este caso. Al juicio contra Carlos Carrascosa no quiso concurrir y se amparó en la ley orgánica del Ministerio Público, que le permite declarar por escrito, aunque finalmente nunca lo hizo. Romero Victorica sólo podría ser investigado penalmente si, antes, es sometido a un “antejuicio”, dada su investidura judicial. Ayer, al entrar en la sala, estrechó la mano de cada uno de los jueces y los fiscales.

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Romero Victorica había sido acusado de encubrimiento agravado por el fiscal Molina Pico.
 
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