SOCIEDAD › EL ABANDONO DEL HOGAR COMO UN RESULTADO DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Y LAS ESTRATEGIAS PARA AFRONTARLO

Qué va a ser de ti lejos de casa

De acuerdo con un informe del registro que depende del Ministerio de Justicia, la gran mayoría de los chicos extraviados son adolescentes que se fueron de su casa por situaciones de maltrato. Las mujeres duplican en cantidad a los varones.

 Por Eduardo Videla

Durante 2011, se registraron 3398 denuncias de chicos y chicas extraviados en todo el país. La gran mayoría son adolescentes y preadolescentes de 12 a 17 años que abandonaron voluntariamente su casa o el lugar donde se alojaban. Y la cantidad de niñas duplica a la de varones. Los datos corresponden al Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas (Rnipme). La intervención del Equipo Social del Registro, en 241 de esos casos permitió llegar a la conclusión de que la gran mayoría de los abandonos de hogar son consecuencia de maltrato intrafamiliar. “Nadie quiere vivir donde le pegan”, dijo a Página/12 Cristina Fernández, titular del registro que depende del Ministerio de Justicia de la Nación.

El Registro funciona desde el año 2009, y la cantidad de denuncias fue creciendo año tras año, a medida que se conoció el programa. De las 3398 denuncias, 241 casos fueron trabajados por el Equipo Social del registro, integrado por nueve operadores, entre psicólogos y trabajadores sociales, que cubren toda la extensión del país. Trabajan en coordinación con los Consejos de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y organismos similares de provincias y con las fuerzas de seguridad. “Uno de los objetivos del Registro es profundizar el conocimiento de las causas que originan el abandono de hogar”, explica Fernández. “El análisis sitematizado de las intervenciones permite conocer la alta incidencia de la violencia doméstica respecto del abandono de la convivencia del grupo familiar”, agrega.

“Sobre 241 casos, se verifica violencia física en 90 casos (37 por ciento), mientras que en 131 casos se detectó negligencia, abandono o rechazo (54 por ciento)”, sostiene el informe del Registro Nacional al que accedió Página/12. De acuerdo con esos datos, el 91 por ciento de los casos analizados tuvieron como detonante del abandono del hogar por parte de los jóvenes, situaciones de violencia intrafamiliar.

Los casos de abuso sexual registrados fueron 16, de los cuales 12 tuvieron como víctimas a mujeres de 11 a 17 años. De los cuatro varones abusados, uno sufre un padecimiento mental.

La gran mayoría de las denuncias son efectuadas por los padres u otros familiares directos de los chicos extraviados, que no siempre dan cuenta de que existieron casos de violencia previos al abandono del hogar. Esa certeza surge, casi siempre, cuando el adolescente es encontrado y refiere a los operadores sociales las situaciones que desencadenaron su actitud. En cada caso se le explica a los chicos y chicas que tienen derecho a ser escuchados”, aclara Fernández.

Entre los casos analizados, la mayor cantidad de denuncias por búsqueda de paradero corresponde a niñas y adolescentes mujeres; en total 149 (62 por ciento) sobre un total de 241, mientras que los varones son 92 (38 por ciento). La gran mayoría de las chicas pertenecen a la franja etaria de 12 a 17 años: 123 casos.

Las cifras que ilustran el alto índice de mujeres adolescentes y niñas que abandonan su domicilio encuentra explicación, entre otros factores, en “la sobrecarga de las tareas domésticas, el rechazo de sus amigos o novios, límites opresivos para el uso del tiempo libre, padecimiento de violencias y abusos”, de acuerdo con el informe. Estas situaciones contribuyen a lo que se caracteriza como “feminización del fenómeno de abandono de hogar”.

El estudio atribuye esta característica predominante a la “vigencia del modelo de familia patriarcal”, aun cuando en muchos casos las familias están conducidas por mujeres (ver nota aparte). De acuerdo con ese modelo, padres y madres “confunden límite y autoridad con ejercicio discrecional del poder, de manera que la autoridad debe ejercerse de cualquier modo, aun con castigos físicos”.

El informe del Registro de Menores Extraviados incluye la descripción de casos que ilustran las situaciones de maltrato que derivaron en abandonos de hogar. Como, por ejemplo, el caso de una niña de 14 años a la que la madre dejó de mandarla a la escuela “porque allí tiene malas compañías”. La nena, entrevistada por el equipo social después de haberse ausentado de su hogar, refirió: “Yo quiero ir a la escuela porque ahí están mis amigas y además porque me gusta escribir cuentos y poemas”.

En otro caso, una niña de 14 años le dejó a su madre una carta en la que explica por qué se fue con su padrastro, veinte años mayor que ella: “Papá está muy mal, por eso quiero ayudarlo y lo acompañaré para que no le pase nada”. La niña, que aún no fue encontrada, ha sido “engañada, víctima de un abuso psíquico por parte del adulto, en condiciones desiguales de poder”, explica Fernández a este diario.

¿Cómo se establece la revinculación de estos niños con sus familias? “Se privilegia el diálogo y se desestiman las acciones compulsivas de restitución”, dice Fernández. Esa tarea puede durar meses, pero es la única que puede garantizar el cumplimiento de los derechos del niño. “Si no hay garantías de que no va a volver a sufrir malos tratos, se busca alojamiento junto con su familia extendida.”

Violencias

El informe incluye entre las formas de violencia el rechazo u oposición que los padres ejercieron sobre la elección de pareja realizada por sus hijos. Fueron 34 casos sobre un total de 241. De esos, 33 correspondieron a mujeres adolescentes de entre 12 y 17 años y uno solo a un varón. “Todos estos adolescentes abandonaron sus domicilios en forma involuntaria por la incomprensión y el rechazo de sus padres y madres”, sostiene el informe.

Otras formas autoritarias y violentas aparecen respecto de la elección sexual de sus hijos o hijas, situación que se verificó en dos intervenciones: dos chicas de 17 años. “En ambos casos fueron las madres las que se opusieron, al punto de llegar a situaciones extremas de maltrato.”

De los 241 casos trabajados, solamente 11 refieren a la comisión de algún delito (5 por ciento de los casos). Diez de esos casos son delitos contra la propiedad, de lo cual se infiere que “el hurto es una de las formas que encuentran para sobrevivir”. Por esa razón, concluye el estudio, “cuanto más potentes sean las políticas de restitución de derechos, mucho menos serán los niños que roben para vivir”.

Otros once casos trabajados por el Equipo Social correspondieron a chicas con embarazo adolescente mientras que otras seis se encuadraron en situaciones de maternidad adolescente.

Denuncias ingresadas en 2011

  • El Registro Nacional de Personas Menores Extraviadas recibió en 2011 un total de 3398 denuncias.

  • De ellas, 171 (el 5 por ciento) corresponde a chicos que repitieron la conducta. El resto (3227) son nuevos casos.

  • 2248 casos (el 66 por ciento) corresponden a mujeres.

  • 1150 (el 34 por ciento) son varones.

  • La franja etaria de 12 a 17 años es la que presenta más casos: 2684

  • Se consideran abandonos voluntarios de domicilio 2947 casos: el 86,7 por ciento.

  • Del total de casos denunciados, 2233 fueron resueltos (el 66 por ciento), es decir, los chicos fueron ubicados.

  • Al 31 de diciembre de 2011, para el 34 por ciento restante continuaba vigente la búsqueda de paradero.

  • Los niños abandonados por parte de terceros suman ocho casos.

  • Los chicos perdidos en forma fortuita, por su corta edad o por tener algún padecimiento mental: 91 casos (2,7 por ciento)

  • Uno fue hallado sin vida.

  • En el 6,3 por ciento de los casos, los chicos fueron sustraídos por uno de sus padres: se da en casos de divorcio o separación y el otro progenitor desconoce su paradero. Son 213 casos.

  • Se registraron seis casos de vulneración de los derechos, ya sea por secuestro, trata de personas o muerte (0,2 por ciento).

Dos casos testigo

Uno de los casos testigo que menciona el informe del Equipo Social refiere el caso de C., una chica que se ausentaba de su hogar con frecuencia durante varios días, en una localidad del Gran Buenos Aires. Después de una serie de encuentros con su madre, regresó al hogar, pero luego volvió a escaparse. El Equipo Social determinó que el problema consistía en que la madre encontraba la forma de expresar afecto por su hija a través de la búsqueda, pero cuando ésta regresaba, le imponía tareas y obligaciones arbitrarias. “Como esos deberes no eran equitativos con el resto de la familia, eso incrementaba su desobediencia y las consiguientes ausencias del hogar, como forma de vincularse con la madre.” Entonces, el Equipo derivó a la madre para que comenzara a recibir asistencia terapéutica con el objetivo de fortalecerla y obtener mayores herramientas para contener a su hija.

Otro caso es el de E., una chica de 13 años que se fue a Villazón, Bolivia, con su tío paterno. Cuando fue hallada, la chica explicitó que existía una relación conflictiva con su madre, quien había dejado a sus hijas menores en Bolivia para trabajar en Buenos Aires en talleres de costura. La chica dijo que fue en busca de sus hermanas menores. A partir del trabajo del Equipo Social, la chica volvió a Buenos Aires con sus hermanas, de 5 y 7 años, con quienes vive y a quienes cuida mientras su madre trabaja. Además empezó a estudiar en la Escuela de Bellas Artes Lola Mora.

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Imagen: Ana D’Angelo
 
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