SOCIEDAD

Un estudio revela riesgos para los bebés de probeta

Según una investigación en Australia, los chicos concebidos por métodos de fertilización asistida corren más riesgos de nacer con defectos. Expertos argentinos cuestionan los resultados.

Un estudio publicado en una prestigiosa revista científica pone en grave cuestión la eficacia de la fertilización asistida: la frecuencia de defectos importantes en los chicos nacidos por estos métodos duplicaría la que se registra en los niños concebidos de manera natural. La investigación se efectuó en Australia, sobre 1138 niños, y la tasa de defectos llegó al 9 por ciento de los bebés, contra 4,2 por ciento en los concebidos sin asistencia artificial. Por su parte, especialistas en fertilización asistida sostienen que estos resultados “no condicen con investigaciones efectuadas sobre grandes cantidades de bebés a lo largo de muchos años”; observan, sí, que “en los casos de hombres con baja calidad de semen, es más probable que padezcan alteraciones genéticas, las cuales pueden ser trasmitidas a la descendencia” por la fecundación in vitro.
La investigación, que aparece en el número de hoy de la revista New England Journal of Medicine, fue efectuada por Michèle Hansen, Jennifer Kurinczuk, Carol Bower y Sandra Webb, del Telethon Institute for Child Health Research de la Universidad de Australia Occidental.
Los investigadores obtuvieron sus datos de tres registros de nacimientos en Australia Occidental sobre un total de 1138 bebés nacidos entre 1993 y 1997. Examinaron la proporción de defectos importantes de nacimiento diagnosticados durante el primer año de vida.
Según sus resultados, 26 de los 301 bebés concebidos con inyección intracitoplasmática de esperma tenían algún defecto importante de nacimiento, lo cual totaliza un 8,6 por ciento de los casos. En cuanto a los 837 nenes concebidos por fertilización in vitro, 75, es decir el 9 por ciento, padecían defectos importantes. En comparación y según los mismos registros, de 4000 bebés concebidos naturalmente, sólo 168 presentaron defectos de esa magnitud, lo cual no supera el 4,2 por ciento.
La inyección citoplasmática de esperma (ICSI es su sigla en inglés) es una variante de la fertilización asistida, que se aplica cuando el semen del hombre no es de calidad suficiente: se elige entonces un solo espermatozoide y se lo coloca en el interior del óvulo.
La conclusión de los investigadores es que “los niños concebidos por fertilización in vitro o mediante inyección intracitoplasmática de esperma tienen un riesgo de padecer defectos de nacimiento dos veces más alto que el de los bebés concebidos naturalmente”.
En la Argentina, Claudio Chillik, director del Centro de Estudios de Ginecología y Reproducción, manifestó su sorpresa ante los resultados de la investigación de los australianos: “La fecundación in vitro se utiliza desde 1978: desde entonces nacieron decenas de miles de chicos y se hicieron muchos seguimientos de grandes poblaciones de bebés, incluyendo nacidos por ICSI. Todos ellos enfatizaban que la incidencia de defectos de nacimiento es prácticamente igual a la que se registra en los concebidos naturalmente”. Respecto del estudio australiano, “habría que investigar qué circunstancias particulares se dieron en la población investigada”.
Chillik señaló que, “en cuanto al ICSI, sucede que en los hombres con problemas de calidad del semen son más probables las alteraciones genéticas, y hay riesgo de que esas anomalías se trasmitan a la descendencia. Esto no es causa de la técnica en sí, sino que el defecto procede del hombre que generó el espermatozoide. En todo caso, corresponde hacer estudios para descartar anomalías genéticas y, si las hay, poner al hombre sobre aviso de que hay un riesgo de trasmisión a la descendencia”.
Sergio Pasqualini, director del Instituto Hálitus, estimó que los resultados que se presentan hoy “no condicen con todos los trabajos que se hicieron con pacientes de fertilización asistida: no sólo se hicieron estudios inmediatos al nacimiento, en los que ni siquiera se hallaron malformaciones mínimas, sino seguimientos a lo largo de la infancia, y nunca se detectó nada”.

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El estudio dio que la tasa de defectos llegó al 9 por ciento, contra 4,2 en nacidos naturalmente.
 
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