SOCIEDAD › UNA LEY REGULA EL TATUAJE Y PIERCING EN LA CIUDAD

Para tatuarse bajo control

Los chicos menores de 18 años sólo podrán tatuarse o ponerse un arito en el cuerpo con autorización de los padres. La actividad quedó reglamentada por una ley de la Legislatura de la ciudad.

Desde ahora, y mediante una ley sancionada por la Legislatura porteña, se reglamentará la actividad de quienes hagan body piercings y tatuajes en la Capital Federal. Los menores de 18 años ya no podrán hacerse “dibujos” ni perforarse partes de su cuerpo –las preferidas: orejas, cejas y ombligo– a menos que tengan la autorización de sus padres, quienes deberán acompañarlos o entregarles a sus hijos un permiso por escrito, firmado por algún responsable de un CGP, o en el caso más extremo, por un escribano. Además, se creará un registro de los colocadores de piercing y tatuadores en la Ciudad de Buenos Aires.
El diputado Helio Rebot, uno de los impulsores del proyecto, explicó a Página/12 que la idea es “crear normas de bioseguridad por parte del Estado para brindar tranquilidad y seguridad a los jóvenes que deciden tatuarse o colocarse un piercing, a sus padres y a los propios tatuadores”. “A partir de esta ley, se puede prevenir el contagio de infecciones como hepatitis B o C, VIH-sida y otras situaciones de riesgo; se busca preservar la salud de las personas”, comentó.
“A no confundir, la idea no es prohibir este tipo de actividad, sino regularla”, aclaró, y agregó que “esto fue consensuado con la Asociación de Tatuadores y Perforadores de la República Argentina” (Atara). “Ellos también esperaban la sanción de esta ley”, afirmó el diputado.
Con la ley sancionada el martes, los locales “de decoración del cuerpo y perforación” –como indica la nueva denominación a lo que hasta ahora pertenecía al rubro de “servicios personales”– tendrán que informar mediante un letrero las precauciones que deberán tomar los jóvenes después de haberse tatuado o de haberse realizado un piercing.
Ignacio es tatuador y tiene su local dentro de una galería ubicada en Lavalle, a metros de Florida. “Los menores no vienen a tatuarse, sí vienen a hacerse algún piercing, pero les pedimos un documento o la firma de sus padres; sino, no lo hacemos”, remarca. En la entrada de su local se lucen todas las habilitaciones correspondientes de salubridad y locación. “Los carteles están a la vista. Además, siempre vienen a controlar y tengo todo en regla”, se ataja Nacho, como lo conocen en la galería.
Cerca, en otro local, un joven estaba en plena “sesión” de tattoo. Con una mayoría de edad notoria, dijo que la flamante ley “no le molesta”; en parte porque tiene 29 años, y porque “estas cosas siempre se hacen con la higiene que se necesita”.
Algunas provincias como Córdoba, Santa Cruz, Chaco, Chubut, y la ciudad de La Plata tienen proyectos o ya regulan la aplicación de los trabajos de los tatuadores. El diputado kirchnerista Helio Rebot adelantó que “se está revisando la posibilidad de que la ley se aplique a nivel nacional”. En varias ciudades europeas ya está legalizada la práctica del tattoo y del body piercing; también en los Estados Unidos, en Brasil y en Chile.
En la Argentina, según la norma, quienes no cumplan con los puntos estipulados por la ley podrán recibir multas que van desde 50 pesos hasta 2000 pesos.

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La ley prevé la creación de un registro de locales de tatuadores y colocadores de piercing.
 
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