SOCIEDAD › RELATO DE UNA AMIGA DE LA VíCTIMA

Una lluvia de piedras

“Eran las 3.30, cuando la escuché gritar a Lu y pensé que estaba soñando. Pero después, empecé a sentir piedras que caían sobre mi cabeza.” Así, Romina Campo relató la situación que terminó con la muerte de su amiga, Lucía Ramallo Sarlo. Ambas dormían junto a un guía peruano en una carpa del campamento de Wiñay Wayna, sobre el Camino del Inca. Desde una clínica privada de Cuzco, Romina describió la odisea para salir del santuario incaico y la pérdida de Lucía: “Era el tercer día, la última noche antes de llegar a Machu Picchu. Pero, en la mitad de la noche, se nos cayó un muro arriba”.

La tragedia ocurrió el martes a la madrugada. Después de tres días de caminata, Lucía y Romina estaban por terminar el recorrido del Camino del Inca con el objetivo de alcanzar, al día siguiente, las ruinas de Machu Picchu. “Era la última noche y paramos en Wiñay Wayna –explicó Romina–. Antes de irnos a dormir, los guías nos informaron de la situación (el temporal) en Aguas Calientes (un pequeño poblado ubicado a los pies del santuario), pero nos aseguraron que estaba todo controlado.”

Cerca de las 10 del lunes, las chicas hablaron por celular con sus familiares para “avisarles que estábamos bien”. Según Romina, “después nos fuimos a dormir”. Pero a las 3, mientras afuera diluviaba, la carpa en la que dormían las dos jóvenes y un guía peruano fue literalmente enterrada por un muro de piedras. “En Perú le dicen ‘terraza’, pero son pisos con paredes de piedra enorme”, explicó.

Según el relato de Romina, primero Lucía gritó y luego cayó una montaña de piedras sobre su cuerpo: “Tenía la cabeza atorada entre la bolsa de dormir y las piedras. Me empecé a ahogar. Fue desesperante”. Después, “alguien intentó sacarme de la carpa, me tiraba de las piernas, pero casi termino ahogada en mi propia bolsa de dormir”. Porque, para poder extraerla de su prisión de tela y piedra, “rompió con una navaja la bolsa y las plumas con la que está hecha entraron por mi nariz y boca”, contó Romina.

Mientras todavía estaba en la carpa, “intenté sacarla a Lu, pero fue imposible porque ya no reaccionaba”, explicó la amiga de Lucía con la voz quebrada. Después, comenzó la odisea para que Romina saliera del campamento de Wiñay Wayna y llegara hasta una clínica de Cuzco. “Hasta llegar a unas ruinas cercanas, me cargaron tres horas en camilla.”

Según la chica, oriunda de la provincia de La Pampa (es sobrina del vicegobernador local), “un médico me dio ocho puntos en la cabeza y, también en camilla, bajamos otras tres horas hasta Aguas Calientes”. En el lugar, los turistas y los pobladores estaban desbordados: “Cuando me subieron al helicóptero, las personas se tiraban encima. Fue una situación horrible”, describió Romina.

Una vez trasladada a la ciudad de Cuzco, “por mi cuenta, me interné en una clínica privada y me hicieron una tomografía”, dijo Romina. Y aclaró: “Todavía no sé si a Lucía la socorrieron adentro o afuera de la carpa, pero sé que un médico que estaba en el campamento, también de vacaciones, fue el primero en atenderla”.

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