SOCIEDAD › UN RELEVAMIENTO INTERNO SOBRE LOS PROBLEMAS DE GENERO

El acoso sexual de uniforme

 Por Mariana Carbajal

Casi el 14 por ciento del personal femenino de las fuerzas policiales y de seguridad ha pasado o atraviesa por situaciones de acoso sexual. Este es uno de los datos más preocupantes que surgieron de una encuesta que realizó el Ministerio de Seguridad sobre una muestra representativa de los integrantes de la Policía Federal, la Prefectura Naval, Gendarmería y la Policía de Seguridad Aeroportuaria entre agosto y noviembre de 2011. Entre el personal masculino, el 1,1 por ciento dijo haber sufrido o sufrir ese tipo de hostigamiento. El cuestionario fue anónimo e incluyó 72 preguntas vinculadas con la composición del grupo familiar, motivos de ingreso, factores que limitan su carrera, violencia laboral y acoso sexual, entre otros ejes temáticos.

En todas las fuerzas, y sin distinción, las mujeres son las que se encuentran más afectadas por el acoso sexual. En el caso de la Policía Federal, las mujeres acosadas representan el 16,4 por ciento del personal femenino; el 13,4 por ciento de la Gendarmería; el 10,8 por ciento de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el 7,5 por ciento de la Prefectura. Las situaciones van desde insinuaciones sexuales verbales o físicas (la más frecuente, 88,5 por ciento), hasta exhibición de pornografía, exigencias sexuales, verbales o de hecho (8,6 por ciento), y agresiones físicas de contenido sexual, manoseos o relaciones sexuales no consentidas (7,8 por ciento). Lo más grave, tal vez, es que apenas 8 de cada 100 personas que sufrieron acoso realizaron la denuncia.

Con este diagnóstico, en el Ministerio de Seguridad se promueve ahora que este tipo de situaciones, como las de violencia laboral, se denuncien en los centros integrales de género creados en cada una de las fuerzas y con referentes en el interior del país. Muchas veces, las denuncias por acoso sexual surgen cuando a una mujer le otorgan licencia psiquiátrica, explicó Natalia Federman, directora de Derechos Humanos. “Cuando no dan más, se animan a denunciar. Queremos que eso se revierta y vayan antes a los centros integrales”, apuntó. Desde ese ámbito se acompañó a una joven suboficial de Gendarmería, de 26 años, que contó su sufrimiento a partir de que le dieron una licencia psiquiátrica. Se trata del primer juicio que se lleva adelante por acoso sexual en la Gendarmería. Ahora está siendo juzgado por el Consejo de Disciplina. Si se prueba, le corresponde la destitución. Desde la entrada en vigencia del nuevo Código de Justicia militar (ley 26.394) que impulsó Nilda Garré a su paso por Defensa y que rige en forma provisoria en Gendarmería, se considera una falta grave. El imputado, detalló Federman, es un suboficial de alrededor de 60 años con más de 35 de antigüedad. La denunciante contó que hacía cinco años que la hostigaba sexualmente, desde que ella tenía 21 años. “La acompañamos en su declaración, incluso estuve yo misma. Y al instructor se le aportó jurisprudencia y asesoramiento sobre cómo interpretar los indicios”, contó Federman. Entre la prueba hay mensajes de texto que le envía por el celular que no se correspondían a una relación entre superior y subordinada.

“Hay algunos antecedentes de casos de abuso sexual que se castigaron en las fuerzas de seguridad y policiales, pero se los solía calificar como trato inadecuado con subordinada y se resolvía con un cambio de destino. Había mucha resistencia a iniciar la investigación directamente por acoso sexual. En Prefectura hubo algunos casos pero saltaron por el nivel escandaloso que tenían porque involucraban a muchas víctimas”, contó Federman.

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