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Domingo, 18 de noviembre de 2007

OPINIóN › PANORAMA POLITICO

Nuevos tiempos

 Por Pablo Feldman

La explicación que dio en el recinto de la Cámara de Diputados de la Nación la legisladora salteña Zulema Daer debió haber sido suficiente como para saldar una disputa entorno a una misérrima suba en el impuesto al gasoil, que el Presidente de la bancada de Frente para la Victoria pretendió transformar en un gesto de federalismo. Su compañera de bancada, militante del PJ como Agustín Rossi, fue breve y contundente. "Existen diferencias sustanciales entre el Area Metropolitana Buenos Aires (AMBA) y las provincias. En Buenos Aires se reciben 187 millones contra 33 millones para el interior, o sea dos tercios para Buenos Aires y un tercio para el interior. La proporción es incongruente con la proporción de ómnibus -continuó la diputada peronista- el AMBA cuenta con 16700 colectivos y en el interior hay 9175, es decir que por cada unidad se recibe en Buenos Aires 11 mil pesos mensuales y en el interior solo 3600", argumentó la legisladora norteña. Su prédica cayó en saco roto, un rato más tarde sus compañeros levantaron la mano y por 84 votos (del oficialismo) contra 43 de la oposición, entre ellos la bancada socialista, se aprobó el incremento de la alícuota del impuesto al gasoil del 20,2% al 21%.

De esta manera, Rossi daba sus primeros pasos como ratificado presidente de la bancada oficialista, y vaya si demostró "subordinación y valor". No sólo defendió un remiendo que ratifica los privilegios del AMBA sino que dobló la apuesta e intentó correr con la fusta del federalismo a los legisladores que lógicamente no votaron las migajas ya que prefieren disputar la torta.

El sistema de subsidios al transporte de Buenos Aires es una de las mayores afrentas a las provincias argentinas. Sin perjuicio de la concentración poblacional y de los bolsones de pobreza en el conurbano, la ecuación puesta de manifiesto en el primer párrafo de esta nota (aportada por una diputada del PJ en el debate de la semana pasada) es la marca en el orillo de la política de transporte de la administración K que por lo que se ha podido ver en estos días no va a cambiar ni un ápice. Hasta es probable que Ricardo "locomotora" Jaime continúe en su cargo, y siga hablando del "tren bala" Rosario/Buenos Aires, un delirio de grandeza sólo imaginable en el paraíso del subsidio. "Es extraño que un diputado de Santa Fe trabaje para mejorar el transporte de Buenos Aires", fue la respuesta de Hermes Binner -ausente en el debate- a la chicana de Rossi entorno a "la incongruencia de no votar el aumento que representa 10 o 12 millones para el transporte del interior". La bancada que preside el gobernador electo de Santa Fe votó el rechazo al incremento de la alícuota del gasoil, y propuso en cambio reformular el sistema de subsidios. Obviamente sin éxito.

"La de los socialistas es la postura de quien tiene un discurso simpático para la sociedad, pero al momento de votar y transformar esos reclamos en hechos concretos trasladan la responsabilidad sólo al oficialismo, esta norma merecía un consenso mayor"; se lamentó Rossi después de haber dicho que "los sectores de la oposición que históricamente reclamaron una distribución más justa votaron en contra". Para colmo, la discusión sobre el subsidio se dio en la misma semana en que la Municipalidad de Rosario puso en marcha una nueva flota de 95 colectivos con bajos estándares de contaminación, en un emprendimiento mixto, que recién comienza.

Ciertamente un contraste indisimulable entre el discurso y la acción, sobre todo en un tema tan árido y conflictivo. Sin dudas el transporte urbano de pasajeros es uno de los desvelos del Intendente Miguel Lifschitz, que hace muy bien en no dormirse en los laureles de una mayoría real (más del 50% de los votos y ganando en todas las seccionales) y sale a enfrentar un problema que aflije a una gran cantidad de rosarinos. Antes de asumir su segundo mandato o poco después, Lifschitz tendrá que afrontar el costo político de un nuevo aumento de boleto. Sin embargo no sólo no intentó convencer a sus camaradas diputados de que acepten las chirolas del aumento votado en la Cámara, sino que ratificó la necesidad de una nueva ecuación sobre los subsidios que deje de ralear el interior. Va a ser interesante ver cuál será la actitud del bloque del Frente para la Victoria a la hora del tratamiento del boleto, a partir de las demandas de aumentos salariales de la UTA. Sobre el fin del mandato de Néstor Kirchner aparece este caso -la problemática del transporte y los subsidios- que tal vez permita avizorar como será el futuro de las nuevas gestiones. Antes de partir al "café literario", el esposo le ofrendó a la Presidente electa un retoque en las retenciones agropecuarias (y luego también petroleras) que representan algo así como 5 millones de pesos más por cada día del año 2008 de lo que se había recaudado en este 2007 que se va. Una "uvita".

¿Que hará CFK con ese dinero? O con los excedentes presupuestarios por mayor recaudación. Por ahora, y desde que asuma, acumularlos. Luego, en una sesión probablemente extensa y plagada de acusaciones cruzadas, la misma bancada que votó el aumento que Rossi reprochó a los socialistas haber negado, vote los "superpoderes" para el Jefe de Gabinete Alberto Fernández -que fue ratificado en el cargo- y este disponga una "reasignación de partidas" que seguramente hará parecer un vuelto los "10 o 12 millones de pesos" del aumento de la alícuota del gasoil que se presentó desde el FPV como una patriada federal.

El 45,29% que obtuvo CFK no sólo ha llevado a la presidenta electa a ratificar casi la totalidad del gabinete de su marido, sino que la coloca en una posición de fuerza frente a una oposición que se va desgajando en sus propias contradicciones. No es un detalle menor la negativa al voto de la alícuota del gasoil, sobre todo teniendo en cuenta que las principales capitales de interior no fueron favorables al FPV. Más aún, si se advierte que hay posiciones comunes entre legisladores que en los últimos comicios fueron por diferentes rumbos -los socialistas sin ir más lejos- y se intenta recuperar un perfil opositor que vaya más allá de la crítica previsible, obvia y muchas veces desacreditada por quienes las formulan o "sus juntas". La implosión del ARI, que al igual que los socialistas tendrán su propio bloque y no tributarán a la Coalisión Cívica es un dato para tener en cuenta. El liderazgo que se arroga Elisa Carrió -y ella mismo lo hizo público la noche en que sacó la mitad de los votos de CFK- se erosiona entre las fotos de Patricia Bulrich, las declaraciones de Alfonso Prat Gay, o los "aportes" de dinero de los legisladores que mantienen a la ex diputada chaqueña. "Si en vez de ser Carrió, fuera un dirigente del PJ el que "vive" de lo que le dan sus colegas, a los que ella pone en las listas de diputados, estaría preso", dijo un connotado dirigente del PJ, con algo de razón, pero desatendiendo que la fundadora del ARI no ofrece precisamente ese flanco, el de haberse enriquecido con la política, como muchos de sus colegas. Sin embargo, el "sostén" de Carrió se asemeja más a los viejos conservadores y sus modos de hacer política. En Santa Fe, se abre una etapa en la que además de criticar al gobierno superior -como ocurre hace 15 años en Rosario-, se prodrán ofrecer alternativas de gestión que marquen las diferencias. Se cita más arriba el ejemplo del transporte en Rosario -un desafío definitivo para el segundo mandato del Intendente-. Se puede vislumbrar un cambio radical en el sistema de salud, y se abren -junto con las promesas de paritarias para el sector- grandes expectativas en el área educativa. El gabinete del futuro Gobernador ya esta trabajando. En teoría -y Binner les repartió un artículo del notable historiador marxista Eric Hobsbawm- están las condiciones dadas para que Santa Fe haga una nueva experiencia. "Buenos tiempos" rezaba el slogan de campaña de la dupla vencedora. Con que sean nuevos, realmente nuevos, podrá hablarse entonces de un comienzo alentador.

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