El testigo estuvo el 20 de octubre de 2010 en la manifestación en la estación Avellaneda y recordó que hubo un primer "enfrentamiento cuando los compañeros quisieron subir a las vías" para cortar el servicio y la patota de la UF lo impidió. "En ese primer enfrentamiento escuché algunas detonaciones, pensé que eran de la policía", recordó.

Luego de ese cruce, los tercirazados acompañados por militantes de agrupaciones de izquierda, entre los que estaba Ferreyra, se trasladaron a Barracas y tras una asamblea se resolvió desconcentrar. Miño recordó que fue entonces cuando escucho los gritos de "bajan, bajan", en relación al segundo ataque de la patota.

"La policía no hizo nada en ningún momento, los que bajaban por el terraplén pasan por entre dos patrulleros cruzados en la calle y se van a atacar. Era un malón que venía gritando y metía miedo, parecía que nos iban a pasar por encima por la forma en qué se comportaban. Nosotros éramos pocos, estábamos desconcentrando, todos venían de arriba de la vía", recordó el militante del PO.

Miño relató que en ese momento se acomadó para formar un cordón humano que "protegiera a mujeres y niños", pero, mientras corría, se encontró con "un individuo que disparaba a no más de 40 metros. Él se pone a manipular el arma agachado, mirando hacia nosotros y esquivando piedrazos que le tirábamos, retrocedió y se da a la fuga".

Sobre el tirador, dijo que tenía "barba candado", remera "azul" y un pantalón más claro y que luego de disparar corrió hasta un grupo de agresores que se abrió para recibirlo y lo "cubrió" para fugarse todos juntos.

Por el crimen de Ferreyra y las heridas sufridas por otros manifestantes son juzgados además los detenidos José Pedraza, titular de la Unión Ferroviaria; su segundo en el gremio, Juan Carlos "Gallego" Fernández; y el delegado Pablo Díaz.

También están sentados en el banquillo los jefes policiales del operativo acusados de abandono de persona: los comisarios Jorge Ferreyra, que pertenecía a la División Roca, y Luis Mansilla, de Control de Líneas; el comisario mayor Hugo Lompizano, el principal Gastón Conti y el subcomisario Luis Alberto Echavarría, y, por último, el subcomisario César Garay, de la comisaría 30. Mientras que el camarógrafo policial era David Villalba está acusado de omisión de deberes.